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El mundo crece, pero menos de lo esperado

Además de la suba de tasas y las peleas comerciales, hay factores estructurales que moderan la expansión de la economía global

24 enero de 2019

El Fondo Monetario pronostica que la economía global crecerá 3,5% en 2019, lo cual puede considerarse un porcentaje aceptable. El problema es que fue corregido a la baja en dos oportunidades en el último año. Esto marca que la tendencia mundial no es a que el crecimiento sea mayor, sino menor.

Está claro que la recuperación de la crisis de 2008 no tuvo la magnitud esperada en todos los países. Si se cumple la proyección del FMI, el crecimiento de la economía global entre 2010 y 2019 habrá sido de 3,8% mientras que el registrado entre 2000 y 2007 fue de 4,4%. De todas maneras, los ciclos para las distintas economías no fueron iguales porque las desarrolladas vienen moderando su crecimientos de manera constante desde mediados de los ´90. Mientras tanto los emergentes crecían a tasas más bajas en esos años pero dieron un salto a comienzos de siglo por la suba de los precios de las commodities pero en los últimos años moderaron su expansión.

La explicaciones de corto plazo son obvias sostiene el economista Greg Ip : la suba de tasas y la tensión comercial entre Estados Unidos y China.

Pero la tasa está en niveles históricamente bajos por lo cual no puede explicar este comportamiento. Los factores más estructurales a los que apuntan los analistas son: el menor crecimiento poblacional y el modesto incremento de la productividad.

En este contexto vuelven a tomar fuerza teorías como la del economista de la Universidad de Harvard, Larry Summers, que sostiene que hay un estancamiento secular como consecuencia de la baja tasa de inversión con relación al nivel de ahorro que conduce a un menor crecimiento.

De todas maneras, hay consenso en que la economía global no se encamina a una recesión y los mercados laborales siguen sólidos, porque como señala Ip, puede que las empresas inviertan poco, pero no dejan de contratar empleados. También llama la atención sobre las políticas de los bancos centrales porque en este contexto, pequeñas subas de la tasa de interés pueden producir grandes cambios.

En estos días, en Davos, se llama la atención sobre los riesgos políticos que generan incertidumbre y consecuentemente pueden afectar al crecimiento. Pero también preocupa que un menor crecimiento pueda favorecer el surgimiento de alternativas populistas que interpelan a los sectores sociales disconformes.

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