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Crecen los temores por una desaceleración global

La extensión del shut-down en Estados Unidos, la caída de las exportaciones de China, la retracción de la producción industrial en Europa, además de los asuntos no resueltos (Brexit y guerra comercial en el G2), presagian un 2019 más frío.

Alejandro Radonjic 15 enero de 2019

Por Alejandro Radonjic

Los temores a una desaceleración global son cada vez mayores y los que sostienen esa visión tuvieron ayer un día con varios datos que fortalecieron esos pronósticos. Hay algunos incluso, hablan de una posible recesión global. Por suerte, ese escenario parece más distante. Sin embargo, casi todos parecen creer que el crecimiento perderá vigor como, de hecho, ya lo está haciendo.

El cierre parcial del Gobierno federal de EE.UU. (el famoso shut-down), el más prolongado de la Historia, está afectando a la economía de ese país y son cada vez más los empleados públicos perjudicados. Asimismo, ya hay analistas que advierten que el número de empleados totales puede caer en enero por primera vez desde 2010 si 380.000 trabajadores del gobierno federal dejan de percibir ingresos. Ante esta situación, se intensifican las gestiones para lograr algún tipo de acuerdo entre la Casa Blanca y el Congreso. Luego de un crecimiento estimado de 3,1% en 2018, los pronósticos para 2019 apuntaban a una expansión entre 2,3% y 2,5%. Pero, si se pro

longa esta situación, los recortes pueden ser todavía mayores. Según los economistas que participan de la encuesta de The Wall Street Journal, el PIB subiría 2,2% en el primer cuarto del año mientras que JP Morgan lo ubica en 2% y Macroeconomic Advisers en 1,6%. Moody´s, por su parte, sostiene un optimista 2,6%. El primer trimestre del año suele ser el más flojo en términos de actividad, pero el de2019 lo sería aún más si no se soluciona el shut-down que la población endilga, de modo creciente, a Donald Trump.

Pero el dato más contundente para los pesimistas vino del otro lado del mundo. Desde China, en concreto. Sorpresivamente, las exportaciones de la segunda economía del mundo bajaron en diciembre 4,4% con relación al mismo mes del año anterior. También declinaron las importaciones a una tasa de 7,6%. Esos datos conocidos ayer ratificaron los pronósticos sobre una desaceleración de la economía china que, dado su tamaño, tendrá fuerte impacto global y por eso genera tanta preocupación. Por otra parte, queda en evidencia que el conflicto comercial con EE.UU. tiene sus consecuencias y de allí la importancia que Pekín le otorga a las conversaciones en que están en marcha para lograr un acuerdo. De todas maneras, a pesar del bajón de diciembre, las exportaciones de China crecieron 9,9% mientras que las importaciones lo hicieron 15,8%. El superávit comercial alcanzó a US$ 323.000 millones, pero las dudas están planteadas sobre lo que puede ocurrir en 2019 luego de los números negativos de diciembre.

También ayer, el índice compuesto de indicadores líderes que elabora la OCDE para anticipar los movimientos de las principales economías del mundo en los próximos seis a nueve meses, sigue mostrando un debilitamiento del crecimiento. Según la OCDE, habrá desaceleración en Estados Unidos, en Canadá y en Alemania y el resto de los países de la zona euro. Las perspectivas son estables para Japón y para los sectores industriales de China e India. Mientras que el indicador anticipa una aceleración del crecimiento en Rusia y Brasil en los próximos meses.

Por otra parte, ayer se informó que la producción industrial en la zona euro cayó en noviembre 1,7% con relación a octubre y 3,3% en la comparación interanual. Esos son datos son consistentes con las proyecciones de crecimiento del PIB de 1,6% en 2019.

Está previsto que la economía global en general se desacelere en 2019, a medida que los países del G7 regresen a las tasas de crecimiento promedio en el largo plazo, según las nuevas proyecciones de PwC, difundidas en su último informe Global Economy Watch. Se espera que el repunte en el crecimiento de las principales economías observadas entre finales de 2016 y principios de 2018, agrega PwC, haya finalizado. En EE.UU. se prevé que el impulso del estímulo impositivo desaparezca, las tasas de interés más altas detengan el gasto del consumidor y que un dólar fuerte continúe retrasando el despegue de las exportaciones netas. PwC proyecta que el crecimiento de la principal economía del planeta tendrá una moderación desde 2,8% en 2018 a cerca de 2,3% en 2019. A la vez, el crecimiento en China también se ralentizará y, aunque el Gobierno intentará asegurar que la desaceleración sea mínima, es probable que el impacto de los aranceles estadounidenses y la necesidad de controlar los niveles de deuda den lugar a una modesta desaceleración en el crecimiento durante el presente año. Se espera que el ajuste continúe en los mercados laborales de las economías avanzadas, y que el desempleo siga cayendo incluso si la creación de empleo disminuye. “En Argentina, la estabilidad macrofinanciera alcanzada en los últimos meses se logró a partir de una combinación de medidas de política monetaria muy restrictivas, que difícilmente puedan ser sostenidas por un período muy largo. La clave para poder equilibrar las variables financieras en niveles más compatibles con el crecimiento de la economía, es que la inflación comience a bajar significativamente en los próximos meses”, manifestó José M. Segura, Economista Jefe de PwC Argentina.

Además, sigue pendiente la resolución del Brexit y la tensión comercial entre EE.UU. y China, cuya importancia para el mundo es obvia. Y nunca debe descartarse la aparición de un nuevo cisne negro que descarrile aún más una economía mundial cada vez más fría.

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