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Luis Costa: “Cambiemos es el que tiene más chances de ganar en octubre”

Alejandro Radonjic 09 enero de 2019

Entrevista a Luis Costa Luis Costa & Asociados Por Alejandro Radonjic

El Economista dialogó con Luis Costa sobre el cierre del 2018 para el Gobierno, el arranque del 2019 y las perspectivas para el año electoral.

Varios de sus colegas coinciden en señalar que la imagen del Gobierno, y el Presidente en particular, tuvieron una ligera recuperación hacia fines de 2018. ¿Usted también tuvo el mismo hallazgo en sus sondeos?

Efectivamente. Fue un año extremadamente complejo para el Gobierno, sobre todo en lo económico. El síntoma o símbolo fue el dólar que, para la sociedad, es el indicador de estabilidad y confianza por excelencia. Pero el movimiento de la opinión pública con el Gobierno no fue tan intensa como la suba del dólar. Aunque fue su peor año, por cierto. En 2018 pudimos aprender cuál es el piso del Gobierno en un contexto pésimo, como fue el año pasado. Según nuestros números, los peores números fueron una semana antes del G20 y estuvo en 35 puntos de aprobación. Además, eran semanas de tensión electoral con Cristina y la mayoría de las encuestas mostrando que la expresidenta lo superaba por poco. Pero desde el G20 en adelante, y en paralelo con la calma del dólar, el Gobierno consolidó a su electorado base, aquel que nunca lo abandonó, y recuperó 10 puntos más de aprobación. El último número que tengo es de 44%. Una recuperación grande. El Gobierno también aprendió que tiene un piso alto y que resiste en situaciones adversas y, a la vez, qué elementos necesita calmar o estabilizar para recuperarse y las claves son el dólar y la inflación. Si sigue por ese camino, las expectativas van a mejorar y la recuperación se consolidará. Para el Gobierno, es clave que su electorado potencial sepa que empieza a recontrolar las variables.

Habla de una aprobación piso de 30-35% y una actual de 44%, que bien puede extenderse hasta 50%. ¿No son los mismos números que entregaron las elecciones de 2015?

Exacto. No creció, es cierto, pero piensa que con eso es suficiente. En rigor, con la oferta política actual y las vinculaciones de los electores con sus referentes, el Gobierno tiene las chances más altas de ganar en octubre.

El 2019 arrancó con la agenda de seguridad pública en primer lugar. ¿A qué lo atribuye?

Tras la gran crisis de 2001 y, sobre todo, cuando la desocupación se fue solucionado, la inseguridad está en el tope de todos los sondeos de preocupación ciudadana. El 70% de los argentinos creen eso, más allá del partido al que votarían. Es un tema generalizado. Luego, cada Gobierno tiene su enfoque y el de Cambiemos está claro en sus posiciones ante la protesta, empoderar a la Policía, como en el “caso Chocobar” y demás. Representan a una parte de su electorado, es un elemento atractivo para ellos y creen que es un momento oportuno de avanzar con eso. Aunque no lo hacen solo por eso porque entienden, también, que es lo correcto.

A grosso modo, ¿la sociedad de Argentina es más “manodurista” o más “garantista”?

Nuestros registros indican que está repartido en mitades. Obviamente, en el universo de Cambiemos, la posición “dura” es mayoritaria.

El otro día, en un medio opositor, se preguntaban cómo era posible que el Gobierno, pese a todas las malas noticias económicas, aún tenía chances de ser reelecto. ¿Qué diría usted?

Hay algunos secretos que deben tenerse en cuenta. El día a día es importante, pero no es todo. Hay elementos más estructurales y duros para responder a tu pregunta. Son elementos rígidos, más allá del dinamismo de la coyuntura. También se podría pensar al revés, desde el macrismo. '¿Cómo puede ser que quieran votar a Cristina después de todas las denuncias?', podrían decir. Hay que ir a los territorios e indagar en los comportamientos históricas del voto para entender a Cambiemos y también al kirchnerismo. Cambiemos se hace fuerte en los grandes centros urbanos con baja población marginal, como Mendoza y también en zonas alejadas con eje en la clase media como, por ejemplo, en el interior de la provincia de Buenos Aires. Por el contrario, Cristina se hace fuerte en el conurbano bonaerense, sobre todo en la zona sur y en aquellos lugares con peores indicadores sociales, es decir, en los lugares en los que el peronismo gana desde hace 70 años. Hay mucho antiperonismo en las clases medias y el Gobierno hace un uso inteligente de eso.

Cerremos con la oposición: allí priman las incógnitas...

El problema de la oposición es que tiene el territorio cooptado por Cristina, que es la heredera del voto peronista. Es la única figura que tiene un cúmulo de votos grandes y tiene a beneficiarse, en el margen, cuando priman las malas noticias económicas. Es un juego de tensiones interesante. El Gobierno la necesita como fuente de energía y Cristina, a su vez, se fortalece y suma poder, y eso no deja que nadie más crezca. Las figuras más interesante son Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa, pero el primero tiene un gran problema: a su electorado le encanta Mauricio Macri. A los peronistas le convendría dejarlo jugar por afuera para que le coma votos a Macri, pero él tendría que asumir ese rol. Difícil. En cambio, Massa, que además es más conocido, tiene más credibilidad y más acceso en el universo peronista.

Pero Cristina no lo va a elegir?

No, es cierto. A él ni otro. Como decía Manuel Mora Y Araujo, “El que tiene poder, no lo larga”.

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