Si algo faltaba para aumentar la preocupación sobre una desaceleración económica global, es que Alemania tuviese su menor tasa de crecimiento desde 2013. Se trata de la cuarta economía del mundo, la locomotora de Europa y tiene fuertes vínculos comerciales con muchos países.
El PIB, luego de una mínima retracción en el tercer trimestre de 2018, habría subido, según datos preliminares, levemente en el cuarto con lo cual el año pasado cerró con un modesto incremento de 1,5% luego del 2,2% registrado en 2017.
El menor crecimiento en los países a los cuales exporta Alemania es clave para entender el resultado. El caso más importante es el de China, su principal socio comercial.
De todas maneras, hay analistas que tienen una visión positiva sobre la economía alemana porque entienden que el bajo desempleo (3,3%) y la mejora de los ingresos de la población le darán un impulso al mercado interno que compensará el menor dinamismo del sector externo.
