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Una transformación digital, inclusiva y cultural en las empresas

02 diciembre de 2018

Por Sofía Alvarez Beroqui

En un mundo que gira cada vez a mayor velocidad el cambio es inherente, sobre todo dentro del contexto de inestabilidad que atraviesa nuestro país, donde el 76% de la economía está “fría”. Durante el primer Evento Anual de Management organizado por el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) se planteó el panorama futuro tanto desde lo económico como desde lo social, pasando por la incidencia de la tecnología en el ámbito laboral, el futuro del trabajo y la necesidad de inclusión e innovación.

Según el Indice Global de Competitividad emitido por el Foro Económico Mundial, en inestabilidad macroeconómica, Argentina se encuentra en la posición 136 de 140 naciones evaluadas. Sobre este aspecto, Luciano di Gresia observa que ya desde el 2011 hay una tendencia de casi nulo crecimiento económico, alta inflación, escasa generación de empleo y caída de la competitividad: “Todos esos factores permiten definir que hay un equilibrio malo en la economía de Argentina. Entre las fuerzas que lo mantienen está el gran tamaño, composición, y calidad del gasto público; el sistema tributario regresivo; las relaciones fiscales federales enfermas y las restricciones que afectan el déficit”, dijo. A pesar de ello, los especialistas del panel “Panorama económico, financiero y fiscal del 2018” coincidieron en visualizar para el próximo año un mejor escenario para la actividad. Ante el interrogante de cómo evolucionar a un equilibrio bueno, di Gresia sintetizó que, sin dudarlo, el proceso tiene que ser cooperativo.

En la búsqueda de soluciones, dentro del panel sobre “Pasión y propósito como motores de transformación” se destacó la importancia de que el trabajo  realizado desde las empresas tenga trascendencia, creando valor para la comunidad. Una manera de lograrlo es comprometiéndose social y ambientalmente. Es así como toma preponderancia un nuevo modelo denominado “empresas B”.

Pedro Tarak, presidente del Sistema B Internacional desarrolló sus ventajas: “La raíz de la crisis se encuentra en integrar nuestras dimensiones humanas en la genética misma de la organización. La esencia de la empresa B es su propósito, logrando impactar en la sustentabilidad y al mismo tiempo resultando un negocio sumamente rentable”.

Dentro de la segunda jornada del encuentro se debatió cómo implementar las reflexiones en la práctica diaria para mejorar la actividad empresarial.

Francisco Ortega, Senior Partner de McKinsey & Company, reflexionó sobre la manera en que la tecnología ha cambiado el panorama económico en el mundo: “El desafío para las firmas locales es mantenerse innovando para no quedarse atrás. Comprobamos que las empresas que lideran la transformación digital son aquellas que están adaptándose a un enfoque dividido en tres niveles: la transformación del negocio actual; el desarrollo de las habilidades y el talento necesario; y por último planteando una disrupción en el ecosistema. Es por esta actitud que los consideramos exitosos. Se destacan tanto por su performance financiera como también por la ventaja competitiva que desarrollaron a partir del fortalecimiento de la experiencia del cliente”.

Uno de los puntos más polémicos del encuentro fue la dinámica tecnología- empleo, y el rol de la inteligencia artificial en el trabajo del futuro. Sergio Kaufman, presidente de Accenture para Sudamérica Hispana, expresó al respecto: “Una de las grandes discusiones mundiales es la distribución geopolítica del conocimiento. Es lo humano lo que define al trabajo, no la tecnología. Cuando miramos el tema de la automatización hay un temor al desempleo, incluso hay gobiernos que tratan de ralentizar su avance. Corea, Singapur, Alemania y Japón, los cuatro países que más desarrollan e invierten en robots e inteligencia artificial, tienen entre el 2% y el 4 % de desempleo, están en los niveles más bajos del mundo. El desempleo tecnológico no existe, es un mito, lo que hay son transiciones laborales fallidas. Al medir el impacto de las tecnologías en las tareas, solo un 13% serán suplantadas por máquinas, mientras que el 72% son potenciadas por su desarrollo. Esto significa una oportunidad enorme en la que resulta fundamental la educación y el sistema laboral”.

Si bien participaron profesionales de las más diversas áreas, todos coincidieron en la importancia del constante aprendizaje y del factor humano, diferencial insustituible que surge de la creatividad de las personas. Tal como acentuó Kaufman: “Una parte de ello que todavía tenemos que trabajar mucho es la diversidad, el talento viene de la diversidad. Cuando todo un equipo piensa igual nadie está realmente pensando. Un problema es la falta de inclusión de las mujeres desde la sociedad, los mandatos y las enseñanzas culturales. Es un tema central que tiene mucho que ver con el crecimiento económico, ya que el potencial perdido por no incluir a las mujeres en la fuerza laboral y gerencial es gigantesco”.

Sobre el aporte de las mujeres en el ambiente empresarial, María Amelia Videla, directora de Sustentabilidad y Asuntos Públicos de ManpowerGroup Argentina destacó su relevancia para impulsar el cambio social que necesitamos en el país. El presente sigue siendo de mucha inequidad en todas las industrias. Según un estudio del Foro Económico Mundial sobre la brecha de género nos encontramos en el lugar 111 respecto a las posibilidades de participación económica. “Para cerrar esta brecha faltan 217 años. No debemos asociar las competencias con sesgos de género, necesitamos empezar a cuestionar la forma de relacionarnos. Es hora de que trabajemos juntos, hombres y mujeres, para hacer el cambio cultural. Porque el futuro no es un mundo de empleo sino de habilidades”, concluyó Videla invitando a los presentes a generar oportunidades para todos.

Frente a un contexto de disrupción y revolución, las ideas, decisiones y acciones que implementemos pueden derivar en errores y desánimo, pero también pueden llevarnos a resignificar esos fracasos para que se transformen en aprendizaje, lo que definitivamente no es una opción es mantenerse estático.

El encuentro giró en torno al poder de las organizaciones para transformar la realidad y a su vez la cultura. Como destaca el título del panel inicial “El cambio cultural soy yo y es ahora”, se hizo gran hincapié en el rol fundamental que pueden asumir para impulsar un cambio positivo, resaltando la importancia tanto de la inclusión como de la educación para lograrlo. En este sentido, todos los expositores coincidieron en la necesidad fundamental de cooperación para el desarrollo. El Evento Anual de Management, al concebirse como un espacio para el intercambio y la generación de conocimiento colectivo, fue una primera instancia en la búsqueda de esa colaboración.

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