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Torres: "El FMI nos seguirá apoyando si actuamos responsablemente”

Alejandro Radonjic 04 diciembre de 2018

Entrevista a Héctor Torres Exrepresentante de Argentina en el FMI Por Alejandro Radonjic

Héctor Torres, actual Senior Fellow del Centre for International Governance Innvoation, fue representante de Argentina ante el FMI desde 2004 hasta 2008, luego ofició de representante alterno por Brasil (2013-2015) y en 2016-2017 retomó la representación del país con Alfonso Prat-Gay. Naturalmente, es uno de los mayores expertos locales en el funcionamiento del organismo de crédito con sede en Washington DC. En su paso por Buenos Aires, en el marco de la cumbre de líderes del G20, dialogó con El Economista sobre el tema.

A comienzos de 2018, tan sólo algunos meses atrás, Argentina crecía, se endeudaba a tasas decrecientes y el riesgo era cómo evitar la apreciación de la moneda porque los capitales no paraban de entrar. Tan sólo unos meses después, debió pedir prestado US$ 50.000 millones en el FMI. ¿Qué opina de esa secuencia?

Me sorprendió la rapidez, pero no los eventos. Había una gran inconsistencia macroeconómica. Tenías, es cierto, limitaciones políticas, con minoría en ambas cámaras y sociales, con 30% de pobreza, muy fuertes. A la vez, heredó desbalances muy claros. Además, el Gobierno tenía, y debía, subir los precios tarifas de los servicios públicos. El gradualismo era inevitable, pero fue tóxico combinarlo con metas de inflación y la mencionada normalización tarifaria. A su vez, entraban dólares por las altas tasas de interés. Hubiera sido mejor no entrar en el juego del inflation targeting y financiar ese gradualismo con exportaciones, es decir, con un saldo comercial superavitario. Pero fuimos en la dirección inversa y fuimos hacia un déficit de cuenta corriente de 6% del PIB, además del déficit fiscal de 5% del PIB. Se agregó la sequía y una pequeña y muy anunciada suba de tasas de interés en EE.UU., que jugó un papel secundario. El Gobierno actuó de buena fe, pero se equivocó. Además, había que acompañar el gradualismo con un acuerdo social, algo que el PRO nunca quiso hacer ni estaba en su menú.

El FMI se juega mucho con Argentina, está muy metido y sería un gran fracaso tener un segundo gran problema con el país

En rigor, ningún otro país fue a Washington, y menos a pedir US$ 50.000 millones...

También pidió asistencia Pakistán, pero no es comparable el caso.

¿El Stand By Agreement (SBA) de Argentina con el FMI, que ahora es de US$ 57.100 millones, es el mayor préstamo del organismo?

México tiene uno mayor, pero es una línea precautoria que no usa. El SBA con Argentina es la mayor exposición que tiene el FMI con un deudor, eso sí.

Un nuevo Gobierno, si no es Cambiemos, puede rediscutir con el FMI y, de hecho, el SBA inicial se cambió a los dos meses

Se habló mucho sobre porqué el FMI aceptó nuestro voluminoso pedido de asistencia. Se dijo que es por la buena relación entre Mauricio Macri y Donald Trump y/o para evitar que el Gobierno de Argentina, que se autorReferencia como antipopulista en una región dominada por la izquierda en los primeros años del Siglo XXI, no caiga en default. Pero también hay una visión más ingenua, si se quiere, y es que el FMI nos hubiera rescatado igual porque, en rigor, esa es su tarea: preservar la estabilidad financiera global.

No estuve en las reuniones de directorio porque ya no estoy ahí. Aun así, creo que el FMI hubiera ayudado a cualquier Gobierno de Argentina que hubiera pedido ayuda. Pero el monto, el haberlo subido dos meses después y, sobre todo, adelantar casi todos los desembolsos habla de un apoyo político muy fuerte, sobre todo desde EE.UU. Aun cuando, y esto es curioso, en EE.UU. no están muy contentos con el FMI. Si bien el país tiene capacidad de veto en algunas decisiones, los programas de asistencia se aprueban por mayoría simple. Si el FMI quiere prestarle a Grecia, por ejemplo, lo puedo decidir con el 51% de los votos y EE.UU. tiene el 16% de los votos. Por eso, ellos piensan que el FMI puede usar el dinero del contribuyente estadounidense sin su anuencia, y eso no cae bien. Eso lo sabe Christine Lagarde, desde ya y Allí entra Argentina. Por un lado, el FMI quiere dar vuelta la página tras la crisis de 2001-2002 y, además, quedar bien con EE.UU.

Se alinearon los planetas.

El gradualismo era inevitable, pero fue tóxico combinarlo con metas de inflación y la normalización tarifaria

Se habla de un “nuevo FMI”, con nuevas preocupaciones y, por decirlo de alguna manera, con un rostro más humano. Por ejemplo, deja abierta la puerta para aumentar la asistencia social en 2019. Sin embargo, el programa económico en curso es un plan de ajuste ortodoxo clásico. ¿En qué quedamos?

Dos cosas. Primero, no hay que demonizar el FMI y, segundo, escuchemos a lo que dice el Gobierno, y que repite el FMI. Ambos dicen que el programa es del Gobierno de Argentina. No tengo porqué creer ni me consta que sea una imposición del FMI y es probable que el Gobierno sea el que está convencido de que no hay salida sin un gran ajuste fiscal. Volviendo a tu pregunta, el FMI ha cambiado en algunas cosas y cuando habla del “crecimiento inclusivo” no se refiere solo a la reducción de la pobreza sino también a mejorar la distribución del ingreso, algo que obviamente no va a pasar con el SBA que suscribió Argentina. Por último, y apelando a una metáfora, digamos que Argentina ingresó en la guardia del hospital y lo primero que pregunta el FMI es cómo están tus cuentas fiscales. Con un déficit de 5% del PIB, y otro externo de 6% del PIB, no hay muchas cosas para inventar. En resumen, el programa de ajuste habla más del Gobierno que del FMI. No creo que sea el único programa posible, pero es el elegido por Argentina.

El programa de ajuste habla más del Gobierno que del FMI: no es el único posible, pero es el elegido por Argentina

Sabemos cuando arrancar los programas del FMI, pero no cuando terminan. El actual, en principio, debería concluir en 2023. ¿Lo ve factible o el FMI llegó para quedarse quizás un tiempo más, quizás con alguna renegociación más hacia adelante?

Hay que analizar dos planos: el del Gobierno y el del Estado. Macri pidió dinero en el FMI y ese es un compromiso del Estado, que continuará más allá de las elecciones y que sigue el principio de identidad del Estado. Pero la forma en que el Gobierno decide generar el excedente para devolver ese dinero puede ser otra si llega un nuevo Presidente. No tiene que ser, necesariamente, la misma. Tiene que pagar, pero puede elegir otro método para generar el excedente fiscal e, incluso, puede renegociar los pagos futuros.

Hoy, el arco opositor, peronismo-friendly incluido, está diciendo eso, precisamente...

¿Y qué otra cosa van a decir? Es posible y no está escrito en piedra. Hay que pagar, pero uno elige la forma de generar ese excedente fiscal.

Por último, ¿cuánto se juega el FMI con el SBA con Argentina?

Se juega mucho.

No puede permitir que fracase...

Tampoco lo puede impedir sino hacemos lo que hay que hacer. El “no puede permitir” suena a que te prestará para siempre, y eso no será así. Pero está muy metido, es cierto, y sería un gran fracaso tener un segundo gran problema con Argentina. Por eso, estimo que seguiremos teniendo el apoyo del FMI mientras actuemos responsablemente. Eso, insisto, no quiere decir que el próximo Gobierno, si no es Cambiemos, no puede rediscutir el programa con el consenso del FMI. De hecho, el SBA los ajustamos dos meses después del original. Son cosas que ocurren.

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