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Presentan el primer evento biotecnológico vegetal argentino

Luego de casi dos décadas de investigación pública-privada, presentan una variedad de papa resistente al virus PVY

11 diciembre de 2018

Ayer por la tarde, el Grupo Sidus presentó Papa Spunta TICAR, el primer evento genéticamente modificado de papa resistente al virus PVY (Potato Virus Y). Promete ser una solución que beneficia a toda la cadena productiva y el medioambiente.

El proyecto de papa transgénica resistente al virus PVY fue realizado mediante un acuerdo entre de Conicet, representado en este caso por el Instituto de Ingeniería Genética y Biología Experimental (Ingebi) y la empresa argentina Tecnoplant S.A. del Grupo Sidus, y aprobado recientemente por las autoridades nacionales para su comercialización.

Científicamente hablando, en este evento, desarrollado por Tecnoplant SA del Grupo SIidus, se modificó el código genético de la papa para que sea resistente al virus PVY. Según informaron desde la compañía, se trata de un proceso similar a lo que produce una vacuna en el caso de humanos o animales, que activa y prepara al sistema inmune para la defensa contra un patógeno determinado.

Más competitividad

Los cultivos de papa son susceptibles a muchas enfermedades provocadas por distintos agentes fitopatógenos como virus bacterias y hongos. Esto provoca pérdidas considerables para los productores dedicados al cultivo de la papa, razón por la cual el desarrollo de la resistencia a estas enfermedades resulta de interés a nivel nacional e internacional.

Al respecto, Marcelo Argüelles, presidente del Grupo Sidus, en diálogo con El Economista, resaltó que “con el cultivo de esta nueva papa mejorada, el productor obtendrá niveles de productividad mucho mayores”. Entre los beneficios directos, se destacan: la reducción cercana al 10% en los costos de producción de papa para consumo fresco, una valoración económica anual de la mejora de US$ 40 a US$ 45 millones, aumento de la competitividad de la cadena de valor, menor uso de agroquímicos (en especial, insecticidas) con la consecuente reducción del impacto ambiental.

Trabajo articulado

En este sentido, Argüelles resaltó que se trató de un trabajo público-privado que llevó dos décadas y detalló: “Se inició en 1999, por lo cual, la concreción del proceso tardó casi veinte años, pero lo importante es que lo tenemos aprobado y en un lapso de aproximadamente un año y medio va a estar disponible para el consumo”.

Muy orgulloso subrayó: “Lo más importante es que se trata de un evento típicamente argentino. Realizado por una empresa argentina que ya tiene tradición, es un buen ejemplo para destacar como la biotecnología en manos privadas puede ser un buen aliciente para la incorporación de nuevos desarrollos.”, y agregó: “Estos procesos nos demuestran que existe la tecnología más allá de la informática y del mundo digital, lo biológico es una clara demostración que debemos apostar como país al desarrollo de otras tecnologías. Continuar con este esquema sería muy saludable para el país y el campo argentino”.

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