En su reunión de mañana, el Banco Central Europeo anunciará formalmente que a fin de mes dejará de comprar bonos y le pondrá fin a un programa que fue lanzado en marzo de 2015 para durar dieciocho meses pero que finalmente se extendió por casi cuatro años.
Los programas de expansión monetaria conocidos por su denominación en inglés como quantitive easing procuraron impulsar la reactivación de la economía.
La Reserva Federal y el Banco de Inglaterra que instrumentaron programas similares ya los dieron por finalizados mientras el Banco de Japón seguirá comprando activos por ahora.
En el caso de la zona euro, la estrategia tuvo éxito inicial porque el crecimiento económico en 2016 y 2017 fue alto pero en 2018 la desaceleración es pronunciada.
De todas maneras, Mario Draghi anunció tiempo atrás que no cabe esperar una suba de tasas de interés hasta después del próximo verano boreal y por lo tanto, una parte de los estímulos monetarios se mantendrá.
