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Sica, un ministro clave para Macri

El ministro puso su impronta y suma protagonismo en el Gobierno: pujas con Dujovne y decepción en algunos empresarios

Alejandro Radonjic 05 noviembre de 2018

Por Alejandro Radonjic

Dante Sica asumió a mediados de junio. La corrida cambiaria iniciada en abril, que había puesto pausa por esas semanas, presagiaba meses muy complejos para el entramado productivo y el Presidente consideró que era el momento de hacer (nuevos) cambios en el Gabinete. Además de Sica, que ingresó por Francisco Cabrera, quien era su interlocutor en el universo Cambiemos, también desembarcó Javier Iguacel, proveniente de Vialidad, en reemplazo de Juan J. Aranguren.

Pero el caso de Sica era distinto y, por eso, su llegada fue una sorpresa. Fue una gran apuesta de Mauricio Macri, quien lo venía “siguiendo” en los medios y coincidía con su visión y sus intervenciones. Sica no sólo no era del riñón amarillo sino que venía desde la actividad privada (lideraba, junto a Mariana Camino, Abeceb, una de las consultoras más grandes e influyentes del circuito local) y su último paso por la función pública había sido con Eduardo Duhalde allá por la crisis de 2001-2002. Pero el Presidente puso sus ojos en él y, pese a no conocerlo muy bien, decidió que era el momento de convocarlo en reemplazo de Cabrera.

Luego, en septiembre, Macri decidió revalidar esa apuesta y, en el ajuste ministerial, puso Trabajo y Agroindustria bajo la órbita de Producción. Aunque Sica no pudo quedarse con Energía, que pasó a la esfera de Nicolás Dujovne, otro hombre fuerte del Gabinete. Hay, por cierto, una tensión natural con Dujovne, similar a los que también tienen los colegas de Sica: el financiamiento. Todos los programas de estímulo, naturalmente, conllevan costos fiscales. Tensión que se agudizará en 2019 cuando el objetivo será el ambicioso déficit 0%. A la vez, quizás el propio Dujovne vea a Sica como un posible reemplazo o fusible.

Pese a eso, aseguran que Sica se siente “cómodo” en el Gobierno. Pese a que no logró quedarse con Energía, Sica logró sumar la Secretaría de Minería, un tema que conoce de cerca. Allí designó a la ingeniera Carolina Sánchez, proveniente del INTI Jujuy y puso a Mariano Lamothe, proveniente de Abeceb, como N°2. No quiso, o no pudo, llevar más gente suya y, de hecho, todas las restantes segundas líneas provienen de la era Cabrera.

Hacia adelante, Sica seguirá ganando peso y uno de los temas claves es Brasil. Allí, “Lalo”, como se lo conoce, tiene lazos muy aceitados, sobre todo en San Pablo. A fines de 2017, el Gobierno de Brasil condecoró a Sica con la Orden de Río Branco por su aporte para el vínculo bilateral. Esos lazos serán clave en la era Bolsonaro.

La agenda de Sica también tiene un capítulo local, por cierto, fruto de sus menesteres previos y por haber estado vinculado a la producción por casi treinta años. Tiene relaciones fluidas con el empresariado, sobre todo industrial, que advierte que es un interlocutor que los entiende. Uno de sus primeros desmarques de la gestión de Cabrera fue llamarlos “héroes”, un claro cambio contra el “llorones” de su antecesor.

Sin embargo, algunos hombres de negocios, aunque lo valoran, son críticos con sus medidas y su rol. O las que toma el Gobierno del que forma parte, en rigor. Más allá de que Sica, en el fondo, haya pujado para que las alícuotas sobre las exportaciones sean menores a las que querían los fiscalistas, por ejemplo, algunos empresarios dicen que está “rifando el prestigio” conseguido. “No tiene herramientas porque no controla la tasa de interés ni los impuestos ni tampoco gente para hacer lo que cree que debe hacerse”, grafica un industrial, y señala que lo ve desdibujado.

También tiene diálogo con el sindicalismo. Uno de sus contactos habituales es Antonio Caló, el hombre de la UOM y es una línea de contacto que ayuda, muchas veces, para estar más alerta sobre la situación de la producción y el empleo.

El ministro, con asistencia perfecta va a donde lo inviten, es muy movedizo y siempre está en contacto con las fuerzas vivas de la producción. No es sólo una estrategia comunicacional o para la foto, dicen cerca suyo. “En esas reuniones, recorridas y diálogos siempre hay cuestiones micro que se pueden mejorar o regulaciones que se pueden sacar y valen la pena”, dicen en su entorno y comentan que sus días arrancan a las 7 de la mañana con llamados, reuniones o recorridas y terminan tarde. Además, los sábados recorre pymes: el último sábado anduvo por Garín y Escobar. El único día de descanso, en su casa de Villa Elisa, es el domingo.

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