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Una recesión más profunda, dudas para el futuro y unos pocos ganadores

El acuerdo 2.0 trajo alivio porque están asegurados los dólares para pagar la deuda pero dudas sobre la viabilidad política del programa

28 septiembre de 2018

Por Leandro Gabin

El acuerdo con FMI versión 2.0 trajo alivio y dudas en el mundo económico. Alivio porque están asegurados los dólares para pagar la deuda hasta el 2019 inclusive, pero nadie sabe si es políticamente viable ya que apunta a profundizar la recesión. El Gobierno resigna una recuperación de la actividad en pos de bajar la inflación y cumplir con las inéditas metas fiscales. El déficit cero y el cero crecimiento de la base monetaria presagian un ajuste formidable para el nivel de actividad.

“No les quedaba otra. En esto no tienen opción porque el ajuste se lo impuso el mercado. Pero ahora es menos entendible lo del BCRA. Aplican doble torniquete sobre la herida, pero si aprietan mucho el paciente se les puede morir. Van a llegar a las candidaturas todavía con números malos en la economía”, decía un banquero privado para ilustrar la situación.

Si bien el mercado financiero aplaude las medidas, los coletazos pueden traer más complicaciones. El Gobierno pasó de su visión gradualista a exacerbar el ajuste en medio de un escenario recesivo. No hubo sorpresas adicionales en el frente fiscal mientras se acomoda al camino para la discusión sobre el Presupuesto. La consultora LCG dice que “el equilibrio fiscal primario para el año que viene, y superavitario para el 2020, es adecuado en las actuales circunstancias”.

“Como gran parte del equilibrio fiscal provendrá de la imposición de retenciones en un contexto de tipo de cambio competitivo, el impacto recesivo del ajuste será menor que si estuviera sustentado exclusivamente en reducción del gasto. La eficientización del Estado y la discusión de nuevas prioridades presupuestarias quedarán para otro momento”, dicen.

Pero la segunda pata del plan oficial parece mucho más compleja. “Más allá de la flexibilidad prevista para meses de demanda de dinero estacionalmente alta, una meta de 0% de crecimiento para un agregado monetario de acá a junio del año que viene luce descabellada en una primera vista”, afirma la consultora.

Sostiene que si la demanda de un agregado monetario por motivos transaccionales se vincula con el nivel nominal de actividad económica, la meta de cero con una inflación inercial elevada (prevista en 35-40% a junio de 2019), puede inducir una recesión exagerada (salvo que se piense que la corrida contra el peso continúe persistentemente hasta junio).

Ya de por sí las estimaciones del PIB para este año no iban a ser buenas. Gabriel Torres, analista de Moody's, pasó por Buenos Aires en el evento anual de la calificadora en el Four Seasons y resaltó que desde 2012 la economía local reporta elevada volatilidad y bajo crecimiento promedio. Moody's estima que como resultado de la crisis económica y cambiaria prevén contracción en 2018 (-2,5%) y 2019 (-1,5%). Y que será clave lo que aporte el sector agrícola el año que viene. Por el lado de las metas fiscales estimó que la de 2018 se alcanzará, pero que para el año que viene ven “mayores desafíos”.

“Buenos para los bonos. Neutral para las acciones. Incierto para el peso”. Así resume Delphos Investment lo que dejó el acuerdo con Washington. Puntualiza que el acuerdo se focaliza en asegurar que los dólares estarán disponibles casi únicamente para el pago de la deuda. Eso despeja los interrogantes de los bonistas y debería hacer descender fuertemente el riesgo país. “La pregunta es hasta qué nivel, teniendo en cuenta las dudas políticas para el 2019 (parece ser un tema que no preocupa en el corto plazo)”, afirman.

Pero las acciones quedan a mitad de camino, impactadas positivamente por la potencial caída del spread argentino, pero afectadas por la recesión y la incertidumbre cambiaria.

“Claramente, el peso argentino es el cabo suelto, ya sin un BCRA activo deberá buscar su equilibrio con oferta de divisas genuinas. Ya en un nivel alto, existen argumentos de sobra para pensar en un equilibrio cercano al actual”, se juegan.

Algo de ese se vio ayer cuando el tipo de cambio se devaluó 3% a pesar de que el Central intentó ponerle un techo con ventas en los mercados de futuros. Con una mano atada atrás y poco poder de fuego, la pulseada con el dólar traerá nuevos capítulos. “Sólo una mejora profunda de los bonos que traiga divisas al país para apostar a activos locales podrá generar más tranquilidad. Eso y cuando el Tesoro tenga que vender dólares para pagar vencimientos en pesos, una ayudita a Sandleris que será necesaria más adelante”, comentaba un banquero privado que, a pesar de todo, elige creer.

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