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“Con Cambiemos no se jode”

El Economista dialogó con Fernando Sánchez (Secretario de Fortalecimiento Institucional)

16 julio de 2018

Entrevista a Fernando Sánchez Secretario de Fortalecimiento Institucional Por Ramiro Gamboa

Fernando Sánchez es Secretario de Fortalecimiento Institucional de la Jefatura de Gabinete. También es politólogo y supo ser mano derecha de Lilita Carrió. Desde los 21 años, respira los pasillos del Congreso, pero hoy trabaja en Balcarce 50 junto a Marcos Peña. Conversó con El Economista en un café moderno ubicado en el barrio de Palermo. Dice ser un “optimista informado”, se reúne tres veces por semana con el Presidente y confía en el actual Presidente del BCRA, Luis Caputo. “El aborto no puede ser seguro solo para las mujeres que tienen recursos”, asegura, sin eufemismos. 

 

¿Qué generó la nueva crisis económica? Parafraseando al Presidente, ¿qué cosas pasaron?

Por un lado, el mundo tiene incertezas grandes. Hay una guerra comercial entre Estados Unidos y otros grandes bloques como China y la Unión Europea.  Esos movimientos repercuten en todas las economías emergentes. Argentina, a diferencia de otras economías en vías de desarrollo, es un país con vulnerabilidades grandes. Estoy seguro de que vamos por el buen camino. El de solucionar, reparar o minimizar nuestra fragilidad. El primer trabajo que tenemos que hacer es el de saber cuáles son los problemas que tenemos. Si no sabemos cuáles son los problemas que tenemos difícilmente podamos solucionarlos. Argentina tiene problemas serios.

¿Por ejemplo?

Competitividad, gasto público alto e ineficiente. Tenemos una estructura productiva que debe aprovecharse mucho más. El costo argentino es muy alto. No solo por la ineficiencia y el peso del gasto público: tiene una infraestructura social y productiva muy atrasada, y un déficit fiscal enorme. Encontramos un país con un Banco Central débil, con una inflación muy alta y una pobreza muy grande. Somos una sociedad que quiere salir adelante, que está dispuesta a hacer el esfuerzo y con un gobierno que quiere enfrentar los problemas y decir la verdad. Sabemos que nadie nos va a regalar nada, sabemos que vamos a salir adelante. Estoy convencido de que lo vamos a hacer. Ocultar los problemas es un mail camino.

¿Hubo mayor responsabilidad de los factores externos o de los errores del Gobierno?

Pasaron cosas a nivel externo muy grandes que impactaron mucho más en Argentina que en otros países. Algunos nos cuestionan por qué no vamos más despacio en ciertos aspectos. Quisiéramos ir más despacio en algunos aspectos y quisiéramos ir más rápido en otros. Lo que hacemos es consecuencia de la energía y la plata que tenemos. La energía en el sentido de energía social y política con un Gobierno que tiene minoría en ambas cámaras. Además, la Argentina es mucho más que el Gobierno. ¿Qué hacemos con las veinticuatro provincias? Cuando uno habla de la eficiencia de la administración también habla de las provincias, los municipios y la mayoría son de diferente color político. De veinticuatro gobernamos solo cinco. Hay acuerdos que hay que cumplir. El acuerdo que nosotros en Cambiemos hicimos con la sociedad también hay que hacerlo entre el Gobierno, las provincias y los municipios. Y hay que cumplirlo porque todos tenemos que estar dispuestos a hacer el esfuerzo de cumplir la meta que nos proponemos.

¿La salida de Federico Sturzenegger del BCRA es parte de la autocrítica que hace el Gobierno?

No sé. El propio Sturzenegger hizo una evaluación, analizó el resultado de su política y ofreció su renuncia. Y se la ofreció al Presidente de la Nación. Confío en los buenos oficios del actual Presidente del BCRA, Luis Caputo, y en el equipo económico. Hay un reordenamiento porque el Presidente de la Nación así lo estimó. Es para el bien de todos. Lo que pensábamos hacer en un tiempo más largo lo tenemos que acelerar. Y tenemos la garantía del préstamo del FMI. Todo lo que le dijimos al FMI que íbamos a hacer no lo hacemos porque el Fondo nos lo pide, sino que lo teníamos que hacer. La palabra es responsabilidad. Si no tenemos responsabilidad, no vamos a salir de ningún problema. No se discutía tanto el qué sino el cómo. Y en el cómo viene cuando te toca a vos hacer tu parte. Y, ¿por qué no la hacemos mañana recién? Porque hay cosas que hay que hacerlas hoy.

¿El Gobierno es mejor tratado en el interior que en el conurbano?

No. En todo el país, los argentinos saben del esfuerzo que estamos haciendo. En el 2016 hubo muchas dificultades, pero no les pegó a todos de la misma manera. Un 2017 muy bueno tampoco les pegó a todos de la misma manera. Y el principio del año 2018, con un trimestre en números y resultados muy buenos, pero con vaivenes muy significativos en el segundo trimestre, tampoco les pegó a todos de la misma manera. No diría interior versus conurbano bonaerense. Claro que si vos tenés un interior en el que su fuente de ingresos y su estructura productiva se respaldan mayoritariamente sobre el campo vas a estar mejor que en áreas urbanas que tienen una industria a la que le cuesta mucho.

¿Cómo está Cambiemos a nivel interno?

Cambiemos tiene dos cosas muy importantes que no tenía el kirchnerismo: la primera es una amplia libertad para decir lo que cada uno cree conveniente y necesario para decir. La segunda gran virtud que tenemos es que todos sabemos que con Cambiemos no se jode porque sería joder con la oportunidad que tiene el país. Todos somos responsables y todos cuidamos a Cambiemos. Y así es la política. Uno no va a pretender que haya líderes y dirigentes mudos. Ni alguien se puede ofender o enojar por lo que dice Lilita, ni alguien se puede enojar por la respuesta que alguien le da a Lilita. Son las reglas del juego. Cada uno tiene su estilo, cada uno tiene sus formas, todos tenemos el mismo límite: no jodamos con Cambiemos. porque es sumar dificultades a un país al que hay que sumarle soluciones.

Hace un tiempo su lugar era el Congreso de la Nación. Hoy trabaja en la Casa Rosada. ¿Cómo es su relación con el Presidente?

El Presidente tiene una característica: es una persona que escucha mucho. Y tiene una gran capacidad de decisión. El decide porque para eso fue votado presidente, pero trabaja en un equipo en el que cada uno tiene su responsabilidad. Es una persona que tiene mucho carácter para tomar decisiones, y, a su vez, las toma escuchando lo suficiente. Las reuniones que nosotros tenemos son reuniones de coordinación, varias veces por semana. El Presidente no solo nos pregunta a cada uno de nosotros qué temas tenemos para tratar y decidir, sino que a su vez nos pregunta qué opinamos de ciertos temas ajenos a nuestra tarea. Es un ida y vuelta. Para mí es tremendamente interesante y de mucha responsabilidad.

¿El Presidente toma las herramientas que los otros le dan?

De vuelta. Forma su opinión escuchando, pero toma su decisión.  Eso es lo que yo veo de Macri. Es una persona que escucha mucho y decide. Y eso es muy bueno. Comparemos con otros presidentes. Tomemos dos ejemplos bien distintos: De la Rúa escuchaba mucho y decidía poco. Un problema. Un presidente que no decide es un problema. Cristina escuchaba poco y decidía mucho y decidió mal. Decidía sola, encerrada: no miraba el país, ni miraba la realidad, ni escuchaba a la oposición ni a otros actores. Ni siquiera escuchaba a los dirigentes de su propia fuerza política. El mensaje era unidireccional. Por eso no había reuniones de gabinete, reuniones de coordinación y tampoco reuniones con los gobernadores. El estilo del Presidente es muy bueno: escucha. Hay reuniones con la CGT, con el sector del petróleo, con el sector lácteo, con los gobernadores y las reuniones de gabinete las preside el Presidente. Eso es volver a la normalidad.

Con respecto a Cristina, ¿cree que hay una posibilidad de que vuelva o la gente no quiere volver atrás?

No. Argentina no quiere volver al descontrol, a la mentira. No, no se puede volver a eso. A mí me encanta la democracia frondosa de debate de diferencia de ideas, de consenso al final del camino, de síntesis, pero no. Los argentinos no quieren volver más a esa locura de trazar una raya y el que está del otro lado es el enemigo. Hacer desaparecer las estadísticas y por lo tanto, hacer desaparecer a los pobres. Como si uno pudiera hacer eso. Desde el congreso como opositor me tocó ser ignorado durante muchos años. Hoy vos vas a ver en la Casa Rosada entrando a referentes, dirigentes, legisladores, intendentes de cualquier signo político. Y todos trabajamos con todos.

¿Cuáles son las principales metas que tiene Cambiemos?

 

Muchas. Seguir profundizando una democracia republicana, que antes era muy muy liviana. Hoy tenés de vuelta parlamento, oficialismo, oposición, prensa. Otro gran desafío, como dijo el presidente, es el de bajar la pobreza. Queremos ser medidos por eso, por haber dado esas condiciones para que la gente pueda progresar. El progreso de la Nación es un gran desafío. Tenemos que saber si vamos por el camino correcto para lograrlo y yo creo que sí. Por eso soy un optimista, un optimista informado, un optimista interesado en saber qué cosas tienen sentido y qué cosas no tienen sentido. Cada argentino se tiene que preguntar qué problemas venimos arrastrando desde hace cuarenta, cincuenta, sesenta años. Y ver cómo podemos contribuir con el cambio que está en marcha y lo protagonizan los ciudadanos. No lo protagoniza un gobierno. Un gobierno ordena políticas públicas y yo creo que hay una alianza irrompible e indisoluble entre Cambiemos y  gran parte de la Ciudadanía. Porque además somos respetuosos aún de los que no nos votaron. Los desafíos son muchos, y el país los tiene, no solo Cambiemos. Hoy tenemos la responsabilidad de gobernar la Nación, pero el país tiene desafíos.

En cuanto a la legalización del aborto, usted se ha expresado a favor. ¿Por qué?

Estoy en contra de la penalización del aborto. Me parece que con el código penal este problema no se soluciona. Hay soluciones penales  y hay soluciones de otras políticas. Uno no podría estar a favor del aborto. Ahora, no estoy a favor de la penalización de la mujer o profesional  que practica el aborto. Yo voté a favor de la reglamentación del aborto no punible en la Ciudad de Buenos Aires. Nunca creí en la penalización para solucionar este tipo de cuestiones. Ninguna mujer anda diciendo feliz y contento que se practicó un aborto porque es un momento muy difícil. A partir de ahí se definen muchas cosas. Entonces si no es punible penalmente tiene que ser seguro y si es seguro tiene que ser seguro para todas. No puede ser seguro solo para mujeres que puedan practicarlo porque tienen recursos y no para aquellas que no pueden practicárselo porque no tienen recursos.

¿Extraña el Congreso o está cómodo en Balcarce 50?

Extraño mucho el Congreso. Me gusta el Ejecutivo. Aprendí toneladas de cosas, pero extraño mucho el Congreso. Probablemente porque me crié en el ámbito parlamentario, mi oficio es ese. Me gusta y cuando uno se va, entiende la importancia en serio del trabajo parlamentario, que no es parecido a casi ninguno. No lo podes medir en horas de trabajo, en números de proyecto, en palabras dichas, en cuántos meses está abierto, o en cuántos meses está cerrado el Congreso. No. No es para cualquiera. ¿Es para cualquiera dar el debate del aborto y escribir en un libro que va a ser obligatorio para todos los ciudadanos argentinos algo tan importante como decidir sobre la libertad, sobre la vida, sobre los bienes, sobre la posibilidad de progreso? Se escribe en el Congreso eso. Siempre dije que los parlamentarios teníamos que hacer un curso para elevar nuestra estima y consideración. Siempre venía el ejecutivo y te atropellaba, o venían los ciudadanos y menospreciaban el Congreso. Si hay una constante es que en todo el mundo el Congreso es menospreciado por la sociedad. Pobre el país que pierda la representación popular libre y plural. Pobre. La garantía de República democrática es el Congreso.

¿Qué aprendió de Marcos Peña?

Mucho, como aprendo de muchas personas. Por suerte en mi vida me ha tocado trabajar con personas que huyen de la mediocridad, de la ignorancia. Sienten rechazo por la falta de esfuerzo, y no se quedan con una única opinión. Me tocó hacer política con Lilita Carrió, pero también con Alfredo Bravo. Aprendí de grandes líderes parlamentarios de todos los bloques. Hoy me toca aprender de mucha gente más grande o más chica que yo. Marcos Peña es más chico que yo. Y es un tipo que aprendió a administrar un país; la Constitución dice que el Jefe de Gabinete es el responsable de la administración de la Nación. Y administrar un país es muy complejo. Marcos no se cansa, revisa las cosas y mira el futuro. Porque un país construye su futuro desde el presente. Eso es una obviedad. Pero algunos se sientan a esperar que el futuro llegue como si fuera un punto que está más adelante ya construido y en realidad lo que hacen es condenarse al pasado. Creo que Marcos es un tipo que siempre mira hacia el futuro. Es un tipo moderno.

Gabriela Michetti dijo que está en contra del aborto en el caso de una violación.  ¿Usted qué piensa?

No, yo no puedo opinar sobre el contenido. Gabriela es la vicepresidenta de la Nación, a la que le tengo un aprecio enorme, con la que trabajamos juntos porque también trabajo con todos los funcionarios del ejecutivo. Tiene derecho a decir lo que su convicción y sus ideas y su formación le dictan. Es así. Sería muy malo si ella no dijese lo que piensa. Es al revés. Yo no pienso eso. Yo creo que el código penal, desde principio del siglo pasado, estableció límites y compatibilizó entre la vida por nacer y el derecho de las mujeres. Por eso el código penal establece excepciones al aborto. Pero ella tiene todo el derecho del mundo a decir lo que piensa. No soy quien para decir si una frase o una opinión es afortunada o desafortunada. Yo soy de los que sin ningún problema te digo “no pienso en lo más mínimo como vos”. Pero no podría decirte “¿por qué lo dijiste?”. Ojalá que Gabriela siga diciendo todo lo que piensa.

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