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La estrategia política abre la mano y la económica la cierra

Los ejes rectores de la nueva estrategia oficial: hacer los deberes, más política, mayor coordinación y austeridad oratoria

20 mayo de 2018

El otoño y el invierno serán duros para Argentina en términos económicos porque, luego de la corrida cambiaria y la abrupta suba de tasas, cabe esperar menos crecimiento y más inflación, como reconocen las propias autoridades.

El Gobierno quedó con su credibilidad herida. Descendió la imagen presidencial y la de toda la gestión. Y sólo la podrá recuperar en el terreno en el cual la perdió, que es el de los resultados económicos. Muchos pronósticos económicos resultaron fallidos y, por lo tanto, antes de hacer nuevos, el Gobierno se concentrará en seguir su nueva hoja de ruta y esperar un mejor cierre del año. Y hasta que no se vean resultados, también es desaconsejable hacer proyecciones electorales pensando en 2019 porque, precisamente, el triunfo oficialista que casi todos los analistas descontaban, se basa en un buen desempeño de la economía.

En el nuevo escenario, el Gobierno enfrenta nuevos desafíos.

El primero de ellos es avanzar en el acuerdo con el FMI en las mejores condiciones posibles para limitar cuestionamientos internos. Hay buena predisposición del organismo para avanzar rápido y el calendario acecha porque el 19 de junio hay otro megavencimiento de Lebac (unos $663.000 millones).

El Gobierno cuenta con buenos economistas, pero con baja o nula experiencia y deben demostrar que está a la altura

El propio Presidente, en la conferencia de prensa, aceptó la falta de coordinación como uno de los problemas que afectó el funcionamiento del Gobierno. Esa falencia se intentaría suplir con un papel más protagónico de Nicolás Dujovne, coordinando los distintos ministerios cuyas decisiones impactan en el terreno económico. Mientras tanto, se respetará la autonomía del BCRA, dañada luego del 28-D. Claramente se trata de una redistribución del poder dentro del Gobierno desde los vicejefes de Gabinete hacia los ministros.

Es una etapa de austeridad y modestia en las definiciones. En el oficialismo buscarán moderar definiciones que la realidad contradijo en varias oportunidades y, consecuentemente, irritan y generan expectativas, que al no satisfacerse, se vuelven políticamente contra el Gobierno. Al “mejor equipo de los últimos cincuenta años” no le debería ocurrir lo que le ocurrió al actual. Está integrado por buenos economistas, pero con baja o nula experiencia en la función pública y, más allá de las comparaciones, tiene ahora la oportunidad de demostrar que está a la altura para de remontar la situación. Que tiene delivery, según la jerga actual.

Los que le reclamaban al Gobierno “más política” deben estar satisfechos

Los que le reclamaban al Gobierno “más política” deben estar satisfechos. Se amplió la mesa chica en la que se toman las decisiones y reaparecieron dos figuras importantes en las construcción de Cambiemos como Emilio Monzó y Ernesto Sanz. Por otra parte, se intentará lograr un acuerdo con sectores del peronismo en torno a reducir el desequilibrio de las cuentas políticas pero, se sabe, los ajustes fiscales tienen pocos compañeros de ruta. De todas maneras, una mayor apertura política es un camino sin retorno para enfrentar las elecciones de 2019. Pero el desafío no es menor porque mientras la estrategia política propuesta por el Presidente abre la mano, la estrategia económica, la cierra.

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