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Dujovne conducción, rockstars en el Gabinete y una dupla devaluada

El ascenso del ministro de Hacienda cayó bien en el círculo íntimo oficial

24 mayo de 2018

Por Leandro Gabin 

El Gobierno sigue dando pasos para continuar despejando el camino luego de la tormenta financiera. El ascenso de Nicolás Dujovne como coordinar entre los ministerios cayó bien en el círculo íntimo del oficialismo.

El ministro de Hacienda tiene, a diferencia de otros “rockstars” del Gabinete, buena relación con los que ahora quedaron con más poder e incluso con los que perdieron la pulseada interna. Se sabe de las diferencias que tienen, por ejemplo, Federico Sturzenegger y Luis Caputo, dos hombres que salieron fortalecidos de la crisis. Dujovne es, en ese sentido, componedor. “Tiene muy buena relación con 'Toto' y su equipo. Pero además tiene diálogo fluido con Federico y se escuchan. Es bueno que la persona que tiene que ir aceitando políticas tenga 'buena onda' con todos”, se escucha en pasillos oficiales. Al ministro de Hacienda no se le conocen choques con Caputo, aunque sí algunos planteamientos hacia el número uno del BCRA por el manejo con el dólar.

Fue el mismo Dujovne, con la venia de Mauricio Macri, que lo llamó un día para pedirle que intervenga en el mercado cambiario para “sacar al dólar de las tapas de los diarios” a pocas semanas de las PASO. Esa y alguna que otra diferencia con el nivel de las tasas de interés (crítica que compartía Caputo hacia el BCRA) fue lo único que ensombrecía la relación. Pero nunca llegó a nada grave. Y, de hecho, Dujovne se jacta de ser uno de los pocos que tiene “línea directa con Federico”. En Reconquista 266, por su parte, también ven bien la llegada del ex columnista de TN. Recuerdan como reciben con besos y abrazos a Guido Sandleris, el jefe de asesores de Hacienda, cada miércoles en las reuniones sobre la “macro” que se llevan a cabo en Reconquista 266.

Para que sea efectivo el reordenamiento del Gobierno hubo que hacer ciertos recortes. Claramente la Jefatura de Gabinete fue la perdedora en esta película. “No entienden nada de economía”, decían los fieles a Sturzenegger en el BCRA sobre los lineamientos económicos que emanaban desde la dupla Mario Quintana-Gustavo Lopetegui.

Es sabido que Reconquista 266 culpa a esos funcionarios y a Marcos Peña que haber “intervenido” la política monetaria a finales del año pasado. Los vicejefes de Gabinete intentaron incluso colocar dos directores “con lectura política” en la entidad, como Marina Dal Poggetto (respetada por Sturzenegger, pero crítica de las metas de inflación tan restrictivas) y Guillermo Nielsen (el hombre que llegaba por un acuerdo político con el peronismo de Miguel Angel Pichetto). La idea de Quintana y Lopetegui era “infiltrar” a dos economistas que no respondían a ciegas al presidente de la entidad, con la intención ya no de influir en las decisiones (hubiera habido mayoría automática en el directorio de todas formas), pero sí para conocer qué estaba pensando hacer el BCRA. “Federico es un misterio y se corta solo. No coordina nada y sólo habla con Macri”, se quejaba el “ala política” en ese momento.

Que en la primera reunión de coordinación hayan estado Quintana y Lopetegui fue un mensaje de que quizás sus pecados fueron perdonados, pero no olvidados. Las acusaciones a Quintana por Farmacity en el programa de Jorge Lanata en Canal 13, mientras se cocinaba la reestructuración de Jefatura, llamó la atención a varios observadores. “No creo que le hayan soltado la mano, pero seguro que en otro momento esto no pasaba”, se escuchó en pasillos oficiales.

Sea como fuere, sí se produjo una movida típica de la política: rodaron cabezas de segundas líneas y quien tuvo que dejar el Gobierno fue Vladimir Werning. Aterrizó desde el JP Morgan en Nueva York de la mano de Alfonso Prat-Gay. El ex ministro de Hacienda fue eyectado y con esto, también Werning quedó afuera de la película. Por los contactos que pudo tejer y porque se había ganado un lugar, el ex Morgan entró a Balcarce 50 de la mano de Quintana. Fue el que más trabajó para el cambio de las metas de inflación, el famoso 28-D que trajo muchos dolores de cabeza a la economía y despertó malhumor a los inversores. El escenario que imaginaba Werning era que la economía necesitaba tolerar un poco más de inflación (algo que igualmente iba a suceder porque la meta del 12% era excesivamente rígida) para fortalecer un poco la economía. Eso iba a venir de la mano de un tipo de cambio real más competitivo. La consigna era que el dólar estaba atrasado y que tenía que ajustar, algo que le convenía al Gobierno hacer rápidamente para tener un 2018 vigoroso de cara al electoral 2019. Pero lo que no estaba en los planes era que el contexto global se iba a desmejorar tanto. Werning sabía que la tasa a 10 años en EE.UU. iba a subir pero lo que nunca se imaginó fue la reacción del mercado, que huyó de emergentes y más aún de Argentina. Claro, en el medio, el país había tenido un castigo previo porque los inversores tomaron negativamente la mayor injerencia política en la economía.

Quien fuera uno de los economistas más escuchados por Macri, volvió a quedarse afuera del Gobierno. Si bien se dice que le ofrecieron reubicarse en otra función dentro de Jefatura, el ex JP Morgan no ve que su perfil se acomode a lo que quedó luego de la reestructuración. Si bien no está decidido oficialmente, Werning volvería al sector privado. No descarta retornar a Cambiemos si se vuelve a presentar una nueva oportunidad seductora. Al final del día, algunos dicen que es un técnico con perfil político. Por lo pronto, y a diferencia de su amigo y ex jefe Prat-Gay o incluso Carlos Melconian, no habrá por su parte el denominado “fuego amigo”.

“Yo sigo con la camiseta puesta”, cuentan los que lo escucharon los últimos días. Claro que los perfiles son muy distintos, pero en el Gobierno no caen bien las críticas abiertas de Prat-Pay o de “Melco”, quien rompió todo tipo de puentes. “Carlos no vuelve más a este espacio”, sentenció un operador político de Cambiemos. Hablaba de las últimas apariciones verborrágicas en medio de la corrida financiera cuando el ex Banco Nación tiró más leña al fuego.

Después de las internas, llegará la hora de la gestión. Dujovne trabaja para gestionar el ajuste del déficit con los gobernadores mientras que una delegación suya está en Washington para avanzar el acuerdo con el FMI. Son reuniones técnicas con Roberto Cardarelli para ir puliendo los números del acuerdo para luego presentarlo en el board del organismo.

Hay confianza en el equipo económico en llegar a un rápido entendimiento que despeje el horizonte económico de los próximos años. Juega a favor el apoyo que ya recibió el país por parte de varios países clave en el directorio. El peso específico de naciones como Japón, Alemania y EEUU y gran parte del G20, que ya manifestaron su apoyo Macri, jugará un rol clave. “Los de este Fondo son nenes de pecho al lado de lo que tuvimos que soportar nosotros”, reseñó un ex funcionario argentino de los '90. “No tiene clientes este FMI. Es un banco que no le presta plata a nadie. Además el caso argentino, en el mundo, está visto como uno exitoso. El país que evitó terminar como Venezuela y que ahora necesita una ayuda por un episodio puntual. No hay dudas de que cuando tengan que votar en el directorio, lo harán pensando también en eso”, repetía un ex secretario de Finanzas.

En lo local, por su parte, los cañones estarán puestos en la inflación. Avisó Sturzenegger ante empresarios de finanzas que la mano dura para contener los precios seguirá: “La misión de la política monetaria es entonces, en el corto plazo, minimizar los efectos que los movimientos del tipo de cambio pueden llegar a tener sobre los precios domésticos, objetivo hacia el cual el BCRA orientará todas sus herramientas a disposición. La tasa de política monetaria se ubica actualmente en un nivel que la institución considera adecuado para acotar la volatilidad que hemos experimentado en las últimas semanas, y a la vez para contener sus posibles efectos sobre el proceso de desinflación”. Y para que no quedarán dudas agregó que “el BCRA avizora que deberá mantener niveles de dureza monetaria más elevados para garantizar la consolidación de la desinflación hacia adelante”.

En Gobierno están preocupados por el pass-through e incluso María Eugenia Vidal hizo un acto de kirchnerismo explícito cuando comentó que iba pedir la lista de las empresas que aumentan los precios injustificadamente por el dólar. ¿Reflotan “el manual Moreno”? No llegarán a tanto, pero lo cierto es que Cambiemos podría empezar a dejar su pulcritud para obtener resultados con la inflación, una batalla que por la gravedad de la situación tiene final incierto. Ahora las consultoras esperan hasta 1 punto menos de crecimiento de lo estimado inicialmente y una inflación igual a la del 2017. ¿Cuándo vendrán las buenas noticias? En Casa Rosada saben que habrá que buscarlas con lupa.

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