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Dujovne busca una línea de US$ 40.000 M para asegurarse los dólares hasta las elecciones

Negocia un Stand-By-Agreement (SBA) excepcional, que permitiría duplicar el monto del SBA standard

Alejandro Radonjic 10 mayo de 2018

Por Alejandro Radonjic 

“Si la vas a hacer, hacela bien”, dice la publicidad de una conocida entidad bancaria. Y algo así tiene en mente Nicolás Dujovne, y su equipo, que desde ayer negocian en Washington un “stand-by de amplio acceso” con el FMI, según afirmaron desde el Palacio de Hacienda. La idea parece atinada: si vas a usar el último cartucho (o uno de los últimos), mejor hacerla bien. Y eso implica, ni más ni menos, dar una señal fuerte para estabilizar el mercado de cambios y asegurar el financiamiento hasta las elecciones de 2019.

Con el Programa Financiero 2018 bastante avanzado (85%, según Luis Caputo), la idea sería conseguir el remanente y asegurarse los dólares para financiar el rojo fiscal y financiero en 2019. Ese es el plan. Precisamente, la debilidad que vieron los mercados (además de la impericia de algunos funcionarios) era la duda sobre el que iba a financiar el gradualismo (intocable, como dijo ayer Marcos Peña) con los mercados voluntarios internacionales cerrados o, lo que es lo mismo, con tasas prohibitivas.

Con el Programa Financiero 2018 bastante avanzado (85%, según Luis Caputo), la idea sería conseguir el remanente y asegurarse los dólares para financiar el rojo fiscal y financiero en 2019

Algunos en Wall Street, como Alberto Ramos (Goldman Sachs), piden, incluso, un paquete de US$ 5o.000 millones. Aunque no se utilice, y exceda las necesidades de financiamiento, explicó Ramos a Clarín, “daría confort al mercado”.

Sea como sea, si se concretara el acuerdo cerca de esas cifras, la señal sería contundente y superaría los rumores iniciales de US$ 30.000 millones. Así lo asegura un economista de la city ante El Economista. “Sería un bombazo y no necesitarías colocar más deuda hasta el fin del mandato. Además, eso le deja mucho lugar a las empresas y también veríamos un rally en los bonos”, dice.

“Tenemos el financiamiento asegurado hasta el último día del mandato de Macri”, anticipó, ayer, Caputo ante periodistas

La línea en danza

Precisamente, el Stand-By Agreement (así se llama en inglés) en negociación sería más amplio que el normal, que “apenas” permitiría el desembolso de algo menos de US$ 20.000 millones (el 435% de la cuota que abona Argentina en el FMI), e iría hasta los US$ 40.000 millones, es decir, el doble. Se llama, según el FMI, “SBA excepcional”, y así lo explica el organismo: “El FMI puede prestar fondos por encima de los límites normales según cada caso en el marco de su política de acceso excepcional, que implica un análisis más riguroso por parte del directorio ejecutivo del organismo. Durante la actual crisis económica mundial, los países que enfrentan fuertes necesidades de financiamiento han podido recurrir a los acuerdos Stand-By de acceso excepcional”.

Ayer, la persistencia de la corrida llevó al tipo de cambio minorista a $23,12 (22 centavos más que el martes) y al mayorista a $22,72 (32 centavos más). “Hay demanda minorista y muy pocas exportaciones. Y tampoco Brasil ayuda con el real. Va a tardar unos días en estabilizarse y esto no es automático”, dijo un operador de la city

La duración de un acuerdo Stand-By es flexible, y generalmente abarca un período de 12?24 meses, pero no mayor de 36 meses, acorde con la necesidad de atender problemas de balanza de pago a corto plazo.

Allí, justamente, está el “costo” del acuerdo: una mayor injerencia del FMI en los asuntos del país. “No llegamos a ser Rwanda o tener que cederle Hacienda a (Roberto) Caldarelli y los técnicos del organismo, pero no estamos muy lejos”, dice, medio en broma, un economista. “Cuando un país solicita un préstamo al FMI, acuerda ajustar sus políticas económicas para superar los problemas que lo llevaron a tener que pedir financiamiento en primer lugar”, explica el organismo con sede en Washington sobre las famosas “condicionalidades”.

Sin embargo, el FMI se juega mucho con Argentina y no puede permitir que la historia termine mal, nuevamente, y por eso tomará todos los recaudos necesarios, económicos y políticos, para evitar desenlaces infelices (ver más en página 7), es decir, evitará, desde ya, que sea un cheque en blanco para financiar gasto corriente pero tampoco pregonará un ajuste draconiano que caliente las calles o debilite políticamente a Cambiemos, que no pasa precisamente por su mejor momento. Además, ayudará en la negociaciones que, en líneas generales, hay una sintonía entre lo que piensan las autoridades económicas y los técnicos del FMI, encabezados por Caldarelli, pero, sobre todo, con Christine Lagarde. Hoy se verá si es tan gradualista, como dijo en su reciente paso por Buenos Aires. Como dice un conocido refrán financiero, si pone los billetes adonde pone sus palabras.

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