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Ante un 2018 menos optimista

Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado, las proyecciones de precios y crecimiento vienen deteriorándose desde hace algunos meses

06 abril de 2018

Por Matías Carugati Economista Jefe M&F Consultora

Los pronósticos de los analistas se volvieron más sombríos. Las estimaciones recolectadas por el BCRA en el REM siguen mostrando avances en el proceso de estabilización. Sin embargo, las proyecciones de precios y crecimiento vienen deteriorándose desde hace algunos meses, ensombreciendo el panorama general. Sobre todo, en lo que refiere a la inflación. Las estimaciones de los analistas no son infalibles, pero hasta el propio BCRA reconoció que tienen un grado de precisión más que aceptable. Por eso hay interés en conocer lo que piensan los especialistas.

La inflación esperada se vuelve a alejar de las metas. El último sondeo muestra una suba de precios de 20,3% anual para diciembre de este año, corrigiendo la expectativa hacia arriba por onceavo mes consecutivo y llevando la brecha de credibilidad (diferencia entre la expectativa y la meta) a 5,3 puntos, a pesar del cambio de objetivos. Es interesante notar que la distribución de los pronósticos está relativamente concentrada en el rango 20-21%, como si fuese una especie de barrera psicológica. Lo cual tiene algo de cierto, dado que un resultado superior sería leído como un fracaso, ya que prácticamente no habría desinflación respecto al 2017. Otro aspecto interesante, que ha sido remarcado en otras ocasiones, es que los analistas no creen que el problema de la inflación se limite a los aumentos tarifarios: la inflación núcleo esperada para fines de este año (18,1%) también se ubica por encima de la meta puntual.

¿Se está volviendo a creer en un BCRA duro contra la inflación? El relajamiento de las metas y de la política monetaria llevó a los analistas a reconsiderar (a la baja) el sendero esperado de la tasa de referencia, a pesar de que las condiciones no parecían propicias. En cierto modo, la política interfirió no sólo en el Central, sino también en las planillas de las consultoras. Los últimos resultados del REM siguen mostrando un sendero descendente para la tasa de interés, pero no tan marcado como antes (cerraría el año en 22,5% vs 22% esperado en el sondeo anterior). Parecería que el BCRA logró acotar la pérdida de credibilidad en su lucha contra la inflación a base de sostener la tasa sin cambios por más de dos meses, endurecer el tono de los comunicados y clarificar el uso de los instrumentos a su disposición. Aunque habrá que ver si dará una “prueba de fe” (subir la tasa) si las condiciones inflacionarias no mejoran.

El crecimiento se desinflaría por la sequía. Las proyecciones para este año se recortaron por tercer mes consecutivo, bajando sucesivamente de 3% a 2,7% y a 2,5% anual. Los problemas climáticos se fueron agravando con el paso del tiempo, empeorando las perspectivas de la soja y el maíz y arrastrando las estimaciones de actividad de este año. Lógicamente, producto de una base de comparación más favorable, las proyecciones para el 2019 se modificaron hacia arriba (de 3% a 3,1%).

Sería apropiado tomar las proyecciones de crecimiento con cautela. Está claro que la sequía tira hacia abajo, pero su impacto aún es incierto. En efecto, el Ministerio de Agroindustria aún no publicó proyecciones de producción para la soja y el maíz. Por otro lado, Brasil está creciendo y podría superar las expectativas, aportando más de lo anticipado. Además, el consumo todavía tiene aire como para empujar (sobre todo si el salario real crece, aunque sea marginalmente) y las inversiones se mantienen muy dinámicas. ¿Qué figura terminará armándose con este rompecabezas? Aún es temprano para saberlo con certeza, ya que los indicios con que contamos hoy son muy “ruidosos”.

El frente fiscal es el que menos dudas genera. El resultado primario esperado para este año se mantiene relativamente estable, tanto en términos nominales (déficit de $410.000 millones) como en términos del PIB (con algunos supuestos, en 3,2% del PIB). Nada que sorprenda, ya que el Ministerio de Hacienda remarca en toda oportunidad posible la importancia de cumplir con las metas fiscales, tanto por cuestiones de financiamiento como de corrección de los desequilibrios macro. En este aspecto, los datos del primer bimestre son auspiciosos e incluso se abre la posibilidad de un nuevo sobrecumplimiento fiscal en 2018. Sería un muy buen resultado para un proceso de estabilización que sufre estrés y con un contexto internacional más incierto.

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