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Un modelo de desarrollo sustentable no es posible sin industria

El sector agropecuario, altamente competitivo, así como la minería y la explotación de los recursos naturales que posee el país, no son suficientes para alcanzar el desarollo

02 marzo de 2018

Por Daniel Glatstein Economista

La política económica pendular que históricamente hemos transitado se debe a la falta de consenso respecto al modelo de desarrollo que se adapta a los deseos y posibilidades de nuestro país. Un modelo de desarrollo posible y deseable para Argentina no puede relegar a la actividad industrial a un papel secundario.

En el 2017, el resultado de la balanza comercial fue negativo en US$ 8.471 millones. Un valor que no es sostenible de manera intertemporal porque el crédito, sabemos, no es infinito.

Nuestra historia está plagada de eventos de Stop & Go en los cuales la actividad se frena por falta de divisas. El último derivó en el cepo del 2011. Por este motivo, algunos economistas consideramos que el déficit comercial es más relevante que el fiscal, porque este último tiene efectos en el corto-mediano plazo y, eventualmente, es de más fácil resolución. La escasez de exportaciones, en cambio, obedece a condiciones estructurales del aparato productivo y limita el crecimiento a largo plazo.

Nuestro país exporta US$ 1.317 anuales per capita (2016, según datos del Banco Mundial). En promedio, un chileno exporta el equivalente a 2,6 argentinos y un australiano exporta por 6 argentinos.

Con estos números, el diagnóstico es que el déficit no es causado por lo elevado de las importaciones sino, más bien, por lo bajo de las exportaciones. Por lo cual, necesitamos un modelo de desarrollo económico que permita elevar las exportaciones. Para encontrar el mejor modelo podemos observar casos exitosos e intentar imitarlos, ya que no tiene sentido pretender inventar la rueda.

Modelo 1. Crecimiento basado en bajos salarios. Respecto al modelo de un desarrollo posible para Argentina, existen algunos elementos sobre los que, creo, hay un consenso bastante generalizado. Argentina no es país que esté interesado en competir por bajos salarios. Además, la historia política del país y su configuración social hacen que sea imposible pensar en un modelo de desarrollo de salarios chinos. No es deseable ni tampoco factible.

Modelo 2. Crecimiento basado en los recursos naturales. Un informe del Banco Mundial titulado “The Changing Wealth of Nations” analiza el “capital natural” de los países.  Se trata de un concepto que mide el valor de la renta generada de manera intertemporal de los recursos en energía, minerales, tierras para la agricultura y otros, que tienen los distintos países.

De acuerdo a este estudio, el país con mayor “capital natural” per capita es Katar, rico en petróleo. Qatar exporta per capita 17 veces lo que vende Argentina, pero nunca podremos alcanzar ese nivel pretendiendo exportar petróleo por no contar con ese recurso en la magnitud necesaria.

Otro ejemplo es el caso de Chile, cuyas exportaciones son explicadas en más del 50% por el cobre. El mencionado estudio del Banco Mundial plantea que el “capital natural” per capita de Argentina es de US$ 16.000 frente a US$ 55.000 de Chile.

Suele mencionarse que Australia ha logrado desarrollarse con una dotación de recursos similar a nuestro país, pero el Banco Mundial indica que el “capital natural” de Australia es de US$ 180.000 per capita, once veces el de Argentina.

Un modelo posible

En consecuencia, no es posible pensar seriamente en un modelo de desarrollo que margine a un papel secundario a la actividad industrial de alto valor agregado. Si no queremos convertirnos en un país que compita por bajos salarios, y no contamos con una dotación de recursos naturales que nos permita alcanzar un nivel elevado de desarrollo, la única opción viable y sustentable para el país, es contar una industria competitiva, moderna y de alto valor agregado, basada en el diseño y la innovación.

El sector agropecuario, altamente competitivo, así como la minería y la explotación de los recursos naturales que posee el país, no son suficientes para alcanzar el desarrollo. Por lo tanto, debemos focalizarnos en construir una industria sólida y altamente competitiva, que agregue valor y potencie los recursos naturales que dispone el país.

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