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“Menos presión impositiva genera más exportaciones"

El Economista dialogó con Lucas Méndez Trongé, Director de Relaciones Institucionales de San Miguel, sobre las acciones de la multinacional argentina

19 febrero de 2018

Por Eliana Esnaola

San Miguel es la compañía líder del hemisferio sur en producción y distribución de cítricos frescos y alimentos procesados, procedentes de Argentina, Uruguay, Sudáfrica y Perú, que abastece a más de 200 clientes en más de 50 países. En 2016 alcanzó una facturación por US$ 268 millones. Con el paso de los años, se ha convertido en una empresa con diversidad en origen y en producción y se consagra como la número uno en exportación de cítricos frescos de Argentina.

La compañía está permanentemente ampliando su oferta, desarrollando nuevos productos y agregando valor en cada etapa del proceso de producción. En este sentido, a días de haber realizado su primera exportación de uva de mesa hacia Estados Unidos, El Economista dialogó con Lucas Méndez Trongé, Director de Relaciones Institucionales de San Miguel, sobre las acciones de la multinacional argentina.

¿Dónde está puesto el foco este año?

En términos de productos nuevos en lo que se refiere a frutas frescas, va a ser la palta y la uva de mesa con Agrícola Hoja Redonda, la empresa peruana que adquirimos el año pasado. Se trata dos productos muy demandados, premium porque son de variedades bastante sofisticadas sin semilla y con mucho sabor. En el caso de la uva tienen alta demanda principalmente en el mercado americano, es la primera experiencia no sólo de San Miguel sino del equipo de Hoja Redonda. La palta también está teniendo un consumo muy grande en el hemisferio norte, México es un gran productor y también Chile es otro de los países que llegan a ese mercado. En lo que se refiere al negocio industrial, es un trabajo que se hace con los clientes que piden un jugo con mayor acidez o más dulce, con diferentes características que a veces terminan creando una categoría nueva. En los últimos dos años desarrollamos catorce nuevos productos, pero comerciales fueron aproximadamente siete entre aceites esenciales, jugos deshidratados y jugos congelados.

¿Cuándo comenzarían a exportar los limones a Estados Unidos?

Sabemos que el mecanismo está aceitado porque hay un protocolo con el mercado americano donde la fruta debe tener un determinado color, calibre y ese tipo de fruta está así en un momento específico del año. Hay que cosecharla a fines de marzo y depende de como venga la temporada, pero creemos que para mediados de abril vamos a tener la fruta para el mercado americano. No podemos hablar mucho de volúmenes, lo cierto es que acabamos de llegar de una feria muy importante en Berlín denominada Fruit Logística y ya tuvimos conversaciones con clientes sobre potenciales programas de frutas para vender.

¿Cómo evalúan el estado de las economías regionales?

En las próximas semanas lanzaremos la mesa citrícola, estamos trabajando y preparando la mesa con el Ministerio de Agroindustria, funcionarios de otros ministerios y también invitamos a las provincias productivas. Estamos conformando esta mesa para sostener la competitividad, para plantear todos los temas que tienen que ver con nuestro sector a nivel nacional porque efectivamente tenemos una situación delicada en el marco competitivo global.

¿Qué implica esa competitividad?

Volviendo al limón, no somos el único productor, después está Sudáfrica que es muy agresivo, luego Uruguay, Australia, los países del hemisferio norte, entonces se solapa con la ventana de oportunidades que tenemos. La competitividad no es sólo el tipo de cambio, sino que son los costos de Argentina en relación a cualquier productor del mundo. Tenemos que tener un panorama más holístico de la situación. En el NOA, el 90% de lo que se produce es limón y a su vez, tienen la ventaja que además de frutas frescas hay un negocio muy solvente como es la industrialización, entonces el comercio se balancea con esas dos actividades. En cambio, en el caso del cítrico dulce que se produce principalmente en el NEA, allí tienen otra situación, el negocio de industrialización está mucho menos desarrollado y no tienen los volúmenes de producción que hay de limón, entonces si el negocio de fruta fresca va mal, están más complicados. Los costos de Argentina comparativamente con otro país, solo por citar un ejemplo, un jornal en nuestro país cuesta US$ 40, en Perú vale US$ 15 y en Sudáfrica, US$ 10, ahí ya tenemos un costo diferencial. Hay situaciones determinantes, puede ayudar un tipo de cambio, pero no es lo único, también está la productividad, la proximidad de los puertos, el estado de la ruta y de la infraestructura, los costos de energía, son todas variables que hacen a la competitividad, y cada cadena productiva tiene una situación particular que hay que analizarla en detalle y no necesariamente son todas comparativas.

¿Han pensado implementar energías alternativas?

No sólo lo estamos pensando, sino que hay una ley que obliga a partir de este año a que un porcentaje de nuestra matriz energética tiene que ser renovable. La puede desarrollar la empresa o pagarse más cara en el mercado. Primero hay que evaluar el tipo de energía, en nuestro caso estamos analizando diferentes opciones, todo requiere inversión, hay que ver el repago de esa inversión en función del costo que tiene la energía. Lo que a veces cuesta hacer es un trabajo más colaborativo.

¿Qué les preocupa?

Tenemos que hacer una cuenta distinta, menos presión impositiva genera más exportaciones. Este año con la reforma tributaria tuvimos un impacto negativo, hicieron una mejora en lo que son las cargas patronales estableciendo un mínimo no imponible sobre $ 12.000 sobre el cual no se pagan impuestos pero al mismo tiempo nos sacaron un beneficio que tenían las provincias del norte que era muy importante para tener un menor costo laboral. Ahora, tenemos mayores costos laborales en lugar de tener una mejora. Esto nos perjudicó porque no se está simplificando la contratación de gente con lo cual tampoco hay un incentivo a la formalización laboral, y ese, es otro de los temas que nos complica, que nuestra competencia a veces no trabaje formalmente. Otro aspecto que también nos interesa tiene que ver con ayudar a mejorar el mercado interno. No puede ser que se venda fruta en negro en el Mercado Central, pero si el mercado interno sigue siendo informal nosotros nunca vamos a poder meter fruta allí, porque los precios nunca van a ser competitivos. Es una batalla larga.

¿Está controlado el HLB?

El Senasa explica que no está generalizado con lo cual no se puede decir que el país tiene HLB, pero de alguna manera tenemos la manzana rodeada porque está en Brasil, probablemente en Bolivia y Paraguay, dado que poseen un sistema fitosanitario mucho más laxo. Nos preocupa, el Gobierno autorizó un presupuesto para el Senasa de $ 90 millones destinado al plan nacional de prevención de HLB. Habría que hacer mucho más, no hay demasiada concientización y la comunidad a veces no ayuda. En la mesa citrícola lo estamos poniendo como uno de los temas principales.

¿Cómo cerró el 2017 San Miguel?

Fue un año promedio, no hubo ni grandes precios ni grandes volúmenes de producción y esa fue la situación general porque efectivamente Argentina tiene un peso muy alto en los costos. Nuestra operación en Sudáfrica va muy bien, en Perú fue un año positivo en términos de resultados, Uruguay está en una etapa más verde en el sentido de que tiene plantaciones que no están entrando en producción, pero cuando entren va a tener otra situación de negocio. En general, fue relativamente bueno. Hay que continuar trabajando en un montón de dimensiones en lo cual somos optimistas de que esta mesa de trabajo público-privado nos ayude a tener un escenario mejor.

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