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La inflación que no cede, el futuro de las tasas y la obsesión por la credibilidad

En los ámbitos empresarios creen que la pulseada del BCRA con la inflación es un tema que no se resolverá en el corto plazo e, internamente, trabajan con pautas de inflación de “entre 15% y 17%” para 2018

17 noviembre de 2017

Por Leandro Gabin 

Federico Sturzenegger se juega su credibilidad en los próximos meses. La sensación que hay en los ámbitos empresarios es que la pulseada del número uno del BCRA con la inflación es, a esta altura, un tema que no se resolverá en el corto plazo. El gerente de una multinacional del sector automotriz advertía que internamente están trabajando con pautas de inflación de “entre 15% y 17%” para el año que viene. Esa meta (más cerca del rango inferior) es la que tiene en la cabeza Nicolás Dujovne y Francisco Cabrera cuando hablan con empresarios acerca del 2018. Pocos creen que el 10% que se pautó Sturzenegger sea medianamente alcanzable. “Es difícil en este país doblegar a la inflación en tan poco tiempo. Creo que el Gobierno, y el BCRA particularmente, va por el buen camino. Pero creo que hay más chances de que reboten los precios antes de que lleguemos a tasas menores a dos dígitos en términos anuales. Ojalá me equivoque”, se esperanzaba ese mismo empresario.

Por lo pronto, y después de que los precios aumentaran 1,5% en octubre, el BCRA está aún lejos de que la inflación mensual caiga del 1% (otra meta menos oficial que se puso el banco para arrancar más tranquilos el año próximo). Con dos meses para el cierre de este 2017, en las consultoras más respetadas de la city porteña ya le bajaron el pulgar también a ese objetivo que tenía la entidad. Para noviembre, Elypsis prevé un registro cercano al 1,4%. “La postergación de los ajustes tarifarios sumada a la baja del precio de los combustibles (-1,5%), que suaviza el aumento de octubre, como también registros relativamente bajos de alta frecuencia, permitirían una leve baja del registro de noviembre”, señala. Para diciembre Elypsis calcula un rebote no menor de los precios que llevarían al IPC a mostrar un aumento de 2%. Por lo tanto, la inflación anual terminaría en 23% y muy lejos del 17% que aspiraba a mostrar Sturzenegger.

Todo esto explica la política de tolerancia cero que comanda la entidad. La misma política que, en la semana, volvió a mostrar una batería de críticas: Gabriel Martino, del HSBC, un banquero afín al macrismo y Alfonso Prat-Gay que, sin vueltas, dijo que estas tasas “no tienen sentido”. En Wall Street, por caso, empezaron a encenderse algunas luces de alerta por la política de Reconquista 266. “La agresiva acción que realizó el BCRA en los dos últimos encuentros sólo puede vincularse a un objetivo muy específico: el interés del presidente del BCRA de recuperar y mantener la credibilidad, independientemente del costo potencial que tal decisión pueda tener sobre el rendimiento de la economía”, describió en un paper a clientes el banco de inversión XP Securities. Y hacia adelante advierte que “es difícil decir si estamos en un nuevo ciclo de suba de tasas, pero dado el próximo recorte de subsidios y la necesidad de reconstruir la credibilidad, los aumentos adicionales de tasas siguen siendo una posibilidad latente”.

“Es difícil en este país doblegar a la inflación en tan poco tiempo. Creo que el Gobierno, y el BCRA particularmente, va por el buen camino. Pero creo que hay más chances de que reboten los precios antes de que lleguemos a tasas menores a dos dígitos en términos anuales. Ojalá me equivoque”, se esperanzaba ese mismo empresario

Sea como sea, el titular del BCRA está convencido de que ganará la pulseada contra los precios. “Cuando me junto con otros países que bajaron la inflación, me dicen que lo hicieron controlando las condiciones monetarias. Uno ve lo que ocurrió en otros países del mundo, y no hay que irse muy lejos, basta con ir a Asunción, ¿por qué no funcionaría en Argentina?”, afirmó Sturzenegger esta semana en conferencia de prensa. “El proceso de desinflación está consolidado y no se ha modificado en los últimos meses”, repitió ante el auditorio completo.

Todo lo que tenga que ver con la inflación tiene un correlato directo con el abultado déficit fiscal que tiene el Gobierno. El plan gradualista de Nicolás Dujovne es aceptado por el mundo económico, pero se critican las velocidades tan dispares a las que va la política fiscal de la monetaria. En una interesante columna que publicó la economista Marina Dal Poggetto en el diario Clarín hace unos días queda claro ese interrogante. “La coordinación entre la política fiscal, de ingresos y monetaria será determinante para definir el escenario del próximo año y la sustentabilidad del gradualismo”, disparó.

Quien todavía sigue esperando que la confirmen o la bajen (como ya le comunicaron a Guillermo Nielsen) definitivamente de un puesto en el directorio del BCRA, dice que si los tres shocks van para el mismo lado, el freno de la economía puede ser mayor al esperado por el mercado y al requerido para hacer consistente la corrección fiscal.

Para noviembre, Elypsis prevé un registro cercano al 1,4%. “La postergación de los ajustes tarifarios sumada a la baja del precio de los combustibles (-1,5%), que suaviza el aumento de octubre, como también registros relativamente bajos de alta frecuencia, permitirían una leve baja del registro de noviembre”, señala

“Al fin y al cabo, en el corto plazo los ajustes solo son expansivos si el crédito compensa, pero si el crédito se dirige a las familias (que convalidan tasa) y no a las empresas (que no la convalidan), y en las primeras además del crédito hipotecario indexado, el componente de consumo de durables y/o viajes al exterior escala por el abaratamiento relativo implícito en el atraso cambiario, el deterioro de las cuentas externas y la dependencia del crédito externo puede ser proporcionalmente mayor”, describe Dal Poggetto.

El Gobierno intentará encauzar la situación fiscal con la batería de medidas y anuncios que ya fueron públicos. Ayer, el acuerdo fiscal de la Nación con todas las provincias excepto San Luis fue calificado como “histórico” por el oficialismo. Claro, habrá que ver cómo queda luego de que tenga tratamiento parlamentario y si finalmente es cumplible en el tiempo. El Gobierno busca acelerar este fin de año para que las reformas estén lo antes posible operativas. Sabe que los votos de octubre le dieron la oportunidad de acelerar con el camino despejado. Creyentes de que este fin de año en lo económico el país “llegará muy bien”, tal como dice un importante funcionario de Hacienda, la lucha por la inflación y por bajar el gasto siguen en el tope de la agenda 2018.

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