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¿Por qué no se siente la recuperación en la calle?

El crecimiento es bajo, el empleo crece poco, los bolsillos están ajustados y las expectativas con Cambiemos eran mayores. ¿Una cuestión de tiempo?

Alejandro Radonjic 02 agosto de 2017

Por Alejandro Radonjic

“La recuperación no se siente”. La frase, uno de los hits del 2017, es más que un eslogan político propio de épocas electorales.  También lo detecta el Indice de Confianza del Consumidor (ICC) de la UTDT: en julio, el ICC reportó 42,48 puntos, niveles apenas superiores a los que había, por caso, en la crisis del campo de 2008 o la Gran Recesión del 2009.

Hoy, a pesar de que crece la economía (hace más un semestre), el empleo (desde mediados de 2016) y los salarios, y la inflación mira (aun con vaivenes) para abajo y se han solucionado grandes temas de la agenda macro, como el cepo y el default, y el país se ha reinsertado en varios circuitos globales, los animal spirits keynesianos siguen bajos (en rigor, persiste, por ejemplo, el miedo a perder el empleo) y el famoso derrame no llega hasta el gran público. No casualmente el Gobierno habla poco de economía y se especula con la posibilidad de un “voto castigo” en las elecciones venideras. “Varios sectores, sobre todo aquellos ligados con el Estado, que son muchos, creen que es un Gobierno que no los defiende ni defenderá”, dice un avezado analista político, que prefiere off the record. “Y eso genera temor y cautela”. Aunque, aclara, eso no es así. “El gasto social hoy es récord y no creo que lo ajusten por más esfuerzo fiscal que quieran y tengan que hacer”, acota.

Aun así, el “estamos cada día mejor” macrista no tiene adherencia (salvo en sectores puntuales), y las encuestas electorales así lo muestran: como máximo, Cambiemos aspira a retener los votos de la primera vuelta de 2015. Es decir, no construyó poder social ni sumó adhesiones populares. Y la economía, como en todo el mundo, explica, y mucho.

La primera aproximación es el quantum de la recuperación, que está muy lejos de las famosas tasas chinas. “Tenés crecimiento interanual, pero solo porque caíste en 2016. Y estás igual que en noviembre y diciembre de 2015”, ensaya Melisa Sala desde LCG. En enero-mayo, agrega, la economía estuvo apenas 0,4% arriba que la de 2016. “Es un crecimiento estadístico y muy bajito”, dice. “Y eso te explica la sensación de que no estás creciendo demasiado”, añade.

En enero-mayo, agrega Sala, la economía estuvo apenas 0,4% arriba que la de 2016. “Es un crecimiento estadístico y muy bajito”, dice.

El poder adquisitivo también es un eje. El bolsillo está ajustado y la remanida frase sobre la imposibilidad de llegar a fin de mes tiene algún asidero. Según el Indec, los salarios, luego de haber perdido (y no poco) en 2016, suben 11,3% hasta mayo versus una inflación que escaló 11,8% hasta junio. No casualmente las ventas minoristas, según CAME, siguen en descenso. Lo confirma Lorenzo Sigaut Gravina desde Ecolatina: “El salario real está creciendo en 2017, pero es solo una recuperación parcial y sigue muy lejos del pico de 2015”.

La primera aproximación es el quantum de la recuperación, que está muy lejos de las famosas tasas chinas.

Las expectativas, luego de un año de sangre, sudor y lágrimas, a lo Churchill, eran altas, y el propio Gobierno había contribuido, como en 2016, a elevar esa vara, por caso, apuntando a una inflación de 12-17% que, una vez más, quedará desfasada por la realidad o prometiendo una suba del PIB de 3,5%. Algo de eso hay, sugiere Lorenzo Sigaut Gravina porque, en rigor, “la sensación térmica está más fría de lo que muestran los números porque empieza a haber cierto calor en la economía”. Miguel Zielonka (Econviews) habla de una recuperación atípica. “En general, los gobiernos anteriores recurrieron a recomponer el salario real sin aumentos de productividad y simplemente decretando aumentos de salarios.  De esa forma, 'pusieron' plata en los bolsillos de los consumidores que de manera rápida y directa volcaron los pesos al consumo de bienes y servicios.  Esta vez, la inversión es el componente de la demanda más dinámico, viene creciendo al 9-10% interanual, pero tiene un peso de sólo 17% del PIB”. Agrega: “Es importante aclarar que la transmisión de un mayor gasto en inversión en un mayor volumen de actividad es más indirecta, más lenta y por lo tanto se siente menos explícitamente “en la calle” que el impulso que genera el consumo que es mucho más inmediato”.

“En general, los gobiernos anteriores recurrieron a recomponer el salario real sin aumentos de productividad y simplemente decretando aumentos de salarios", dice Zielonka

El empleo (total) crece poco. Si bien las cifras de empleo registrado vienen de racha positiva desde mediados de 2016, el amplio universo informal muestra una situación diferente y sintió más el efecto del recesivo 2016. Según estimaciones de LCG, el empleo no registrado cayó 1,7% interanual en el período enero-mayo.

“El salario real está creciendo en 2017, pero es solo una recuperación parcial y sigue muy lejos del pico de 2015”, dice Lorenzo Sigaut Gravina (Ecolatina)

Desde Management & Fit, Matías Carugati, su economista jefe, agrega la dimensión de la heterogeneidad, sinónimo de una economía que avanza a distintas velocidades y que revela el diverso mosaico que suelen esconder los promedios, es decir, los ganadores y perdedores, que los hay. “La frase 'la recuperación no se siente' parece trillada, pero es muy transparente. Se trata de una reactivación heterogénea en tres ejes. Primero, a nivel sectorial. Las actividades 'ganadoras' del modelo crecen más fuerte y más rápido que las 'perdedoras'. Segundo, y relacionado con lo anterior, a nivel geográfico. Y, tercero, como consecuencia de las dos características previas, a nivel socioeconómico. El GBA refleja con claridad estas tres heterogeneidades. Se trata de una gran área urbana, poblada en su mayoría por familias de ingresos bajos/medio-bajos y cuyas actividades económicas no fueron las más favorecidas por las políticas del Gobierno”, dice.

“La frase 'la recuperación no se siente' parece trillada, pero es muy transparente", dice Carugati

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