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“La caída ya lleva casi 18 meses”

Daniel Lassalle conversó con El Economista sobre el clima económico que vive hoy la industria maderera

04 mayo de 2017

Entrevista a Daniel Lassalle Gerente Comercial de CADAMDA

Expectantes por la reactivación de la obra pública y el inicio del plan de viviendas sociales, pero preocupados por el aumento de costos, la presión impositiva e incluso por la importación de bienes intermedios y finales. Estas son las dos caras que definen el clima que vive hoy la industria maderera. “El consumo cayó el año pasado casi 35% y todavía seguimos en eso”, señala Daniel Lassalle, gerente Comercial de Cadamda, la cámara maderera, en diálogo con El Economista.

¿Cómo está hoy la actividad en la industria de la madera?

Vamos al mismo ritmo de la economía, no ha cambiado mucho respecto de cómo terminó el año pasado, sí hay muchas expectativas, muchas ganas de hacer cosas pero el mercado interno está bastante frenado y las exportaciones también, básicamente por un tema cambiario.En los últimos meses el sector estuvo afectado por la reducción de las obras públicas, que cayeron prácticamente a cero, además de la gran caída que tuvimos en la construcción. Se mantuvo la venta mostrador para ampliaciones de vivienda, algún emprendimiento pequeño, remodelaciones, pero se redujo muchísimo el movimiento en el inicio de obras.

¿Hay conversaciones con el Gobierno para acelerar la participación del sector en el plan de obras públicas?

CADAMDA, junto a FAIMA, está trabajando muy fuerte con el Gobierno para todo el desarrollo de viviendas sociales a nivel nacional. Hay un déficit habitacional en el país de más de tres millones de viviendas y una de las soluciones rápidas y de altísima calidad es el sistema de construcción seco (ballon frame), que utiliza bastidores de madera o de acero. Es el sistema más usado en el mundo porque ofrece ahorro energético, aislación térmica, velocidad de construcción, mayor durabilidad. En Argentina tradicionalmente se empleaba la construcción húmeda (ladrillos, cemento).

¿Ya llegaron a un acuerdo concreto con el Gobierno?

Estuvimos trabajando fuertemente con el Ministerio del Interior, también con el Ministerio de Seguridad para una construcción muy elevada de viviendas en Misiones y Corrientes, particularmente para las Fuerzas Armadas. Estamos avanzando con distintos institutos de la vivienda para viviendas sociales, desarrollamos normas para este tipo de construcción. Pasamos de una definición de proyectos a casi una realidad hoy. Después, hay que presentarse en las licitaciones públicas.

¿Este tipo de viviendas tiene un costo más bajo que las tradicionales?

Comparando producto por producto, la vivienda de construcción en seco, además de los beneficios que reseñé, tiene un costo de 20% a 25% por debajo de la vivienda de construcción tradicional y se termina en la cuarta parte del tiempo. Este tipo de vivienda se trabaja mucho en talleres y luego se arma en el campo. Prácticamente, en dos meses se tiene armada una vivienda de más de 60 m2, cuando la construcción tradicional lleva 12 a 14 meses de construcción.

¿El mercado interno está recuperándose, hay mayor demanda?

Eso se verá cuando cierren las paritarias, empiece a bajar un poco la inflación que está muy alta, que haya movimiento, que la gente empiece a liberarese sentimiento de miedo por lo que va a pasar, y vemos que hacia allá vamos.

¿Cómo cerró el año 2016?

Fue un año muy duro porque tuvimos una caída del consumo del 30/35%, una caída que más o menos seguimos manteniendo hoy. Hay que recuperar lo perdido y además, consolidar fuertemente toda la industria nacional. La gran perjudicada en todo esto es la industria, tenemos caída del mercado interno pero también ingreso de productos importados, con una diferencia de precios muy considerable.

¿De dónde vienen esos productos?

Vienen de China, de Brasil, Europa, de todos lados.

¿Entran maderas y tableros o también casas para ensamblar?

Maderas, tableros, pisos, ahora también tenemos una cierta y temida sombra que son las viviendas chinas que quieren importar, que no son de construcción en seco, sino que ya vienen en bloque. Pero en un momento en el que todo está tan duro, se inclina más la balanza.

Imagino que lo de las viviendas chinas lo plantearon a las autoridades.

Sí, venimos trabajando fuertemente. Realmente, todavía no ha llegado ninguna y lo concreto es que el sector está avanzando con el Gobierno para la construcción y el desarrollo de viviendas sociales.

Igual toda la mejora recién se vería en el segundo semestre.

Ya prácticamente estamos ahí pero hay que hacer las cosas rápido. También estamos en un año de elecciones, con lo cual tenemos que tratar de que no se trabe nada. La caída ya lleva casi dieciocho meses, desde antes del cambio de Gobierno. Hay que trabajar muchísimo en el tema logístico. Hoy es más barato traer un contenedor de China a Buenos Aires que traerlo desde Misiones. La presión tributaria es muy importante, los servicios están teniendo un impacto tremendo, además, los costos se incrementaron mucho y, en contrapartida, las ventas cayeron.

¿Qué previsiones de crecimiento tienen para este año?

Debería estar entre 2% y 2,5%. El año pasado la actividad cayó 4 o 5%, así que recién recuperaríamos la mitad. La mejora va a llegar al mercado pero no va a ser como para descorchar champagne.

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