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El BCRA ya ganó

Por la disposición y voluntad de reducir la tasa de inflación, la transparencia y la rendición de cuentas

09 mayo de 2017

Por Fernando Amador Agra Director de la Licenciatura en Economía de la UCES

La evolución de la coyuntura económica siempre genera controversias. Tanto en expansiones como en recesiones habrá miradas que preludian el cambio del escenario económico y polemizan sobre como la sigue la “historia”.

Una de las dos principales discusiones que están presentes en la actual coyuntura, es sobre el cumplimiento o no por parte del BCRA de las metas de inflación anunciadas y el otro eje de polémica, relacionado con el anterior, es sobre el denominado “atraso cambiario”.

Sobre la primera controversia las aguas están separadas en forma asimétrica: ante la evolución de la tasa de inflación durante los primeros cuatros meses del año, la mayoría de los analistas consideran que la meta de inflación (17%, extremo superior del rango anunciado) difícilmente sea alcanzada, mientras que las autoridades del BCRA, con su presidente Federico Sturzenegger como punta de lanza, izan la bandera de la victoria, manifestando enfáticamente que aún si es posible cumplir con la meta inflacionaria.

Nuestras historia económica nos muestra que las estrategias inflacionarias no resultan fáciles de implementar, que los esfuerzos de coordinar las políticas económicas y las expectativas de los agentes son un enorme desafío en sí mismo y que en el camino la pérdida de reputación del hacedor de política es uno de los principales riesgos que se corren y que pueden poner al filo de la navaja el éxito de la gestión, más allá de la calidad técnica del programa.

La actual experiencia no estuvo exenta de marchas y contramarchas. Del necesario aprendizaje sobre el terreno.

Por tales motivos, sobre esta discusión quiero presentar un punto de vista alternativo y es el siguiente: ¡El BCRA ya ganó !

Mi hipótesis: en un contexto de fuertes cambios de precios relativos, con asistencia monetaria al Tesoro (contribución para financiar el déficit fiscal) y transitando un paradigma económico que busca rediseñar las relaciones económicas situando al sector privado en el centro de la escena y desregulando mercados, el incumplimiento de la “meta” per se, en este primer año, no sería percibido como una señal de fracaso, sí el desvío con respecto a lo anunciado no es significativo.

Estimo que los diferentes actores económicos valorarán más, en este primer año de implementación de las “metas”, el “ex ante”: la disposición y voluntad de reducir la tasa de inflación, la transparencia y la rendición de cuentas que el nuevo marco de política involucra y que el BCRA asumió la responsabilidad de llevar adelante.

El compromiso de preservar el valor de la moneda en el largo plazo, desterrar nuestra historia inflacionaria junto con el inédito nivel de transparencia de la autoridad monetaria, que le otorgan un elevado nivel de reputación y credibilidad, son elementos que contribuirán a evaluar la gestión de la meta de inflación y valorar que la estrategia elegida para combatir el proceso inflacionario es el mejor y sustentable camino para alcanzar la ansiada estabilidad de precios y el crecimiento económico.

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