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“Tenemos una economía cerrada”

"Hace cinco años Brasil compraba alrededor del 21% del total de exportaciones argentinas, y el año pasado llegó al 15%", afirmó Marcelo Elizondo

19 abril de 2017

Entrevista a Marcelo Elizondo Director de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI)

El comercio exterior argentino es un fiel reflejo de los vaivenes de la economía. Exportaciones que crecen poco, producto de un notorio atraso cambiario y sólo traccionadas por bienes primarios, junto a un sostenido déficit comercial, por aumento de importaciones industriales y energía. En diálogo con El Economista, Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, sostiene que en el país está encontrando mercados fuera de Brasil pero la industria y los servicios tienen “serios problemas de competitividad”.

¿Cómo definiría este momento del comercio exterior argentino?

La Argentina tuvo un decrecimiento marcado de las exportaciones desde 2011 a 2015, de US$ 84.000 millones hastaUS$57.000 millones. El 2016 fue un año de cambio, creció menos de 2% pero se detuvo la caída y empezó a recuperar. La principal explicación es la performance de las exportaciones de origen agropecuario. Pero en los demás rubros, sobre todo en las exportaciones industriales y las de servicios, muestra serios problemas de competitividad.

Esto se complementa con mayor importación de este tipo de bienes.

Exactamente. Por un lado, hay importaciones al alza, motivada por el atraso cambiario, claramente hoy es más barato importar que producir en muchos rubros. Nuestro país importa básicamente bienes de origen industrial y para la producción industrial (máquinas, insumos, piezas y partes, energía).

En los próximos meses las exportaciones difícilmente crezcan en un escenario de atraso cambiario pero si la economía se recupera, será necesario importar más.

O crecen las dos o no. Si crecen las exportaciones la economía va a andar mejor. Lo más más probable es que por el lado del agro crezcan y habrá una recuperación de la economía que empuja las importaciones. En Argentina cuando crece la economía, crecen las importaciones. Pero es difícil volver a tener aquellos holgados superávit comerciales que tuvo Argentina hace diez años. Más aún con la balanza comercial de bienes, que el año pasado dio un superávit pequeño de mil y pico de millones de dólares, pero da negativo si se netea con la balanza comercial de servicios, que el año pasado arrojó un déficit de casi USS5.000 millones. Podemos aspirar a más comercio internacional de ida y vuelta, pero no a más superávit.

¿Brasil sigue siendo el fiel de la balanza, lo que pase allí es lo que determinará el desempeño de nuestro comercio exterior?

Sí, porque Brasil sigue siendo el principal mercado para las exportaciones argentinas, Brasil es el doble de lo que nos compra China o el doble de lo que compra Estados Unidos. Pero la verdad es que por la caída de la demanda brasileña de los últimos años Brasil ha perdido importancia relativa en relación a las exportaciones argentinas. Hace cinco años explicaba cerca del 21% del total de exportaciones, el año pasado el 15%. Hoy cuatro de los ocho principales mercados para las exportaciones argentinas son asiáticos, algo que nunca había pasado. Si a Brasil le va mal, para Argentina es mala noticia, pero ojo que también Argentina está encontrando mercados en otros lugares.

Le cambio de tema. ¿Por qué las inversiones extranjeras no fluyen como esperaba el Gobierno?

El año pasado la inversión extranjera directa (IED) en Argentina estuvo algo por debajo de los US$6.000 millones, es un número modesto. Brasil recibió US$50.000 millones y Chile US$11.000 millones. En verdad, toda la IED hacia Latinamérica cayó 20% en 2016 y en todo el mundo la IED cayó 13%, es decir fue un año malo. El año pasado hubo mucha salida de utilidades de empresas extranjeras que no podían enviar cuando estaba el cepo y esto da que hay una desinversión en el resultado final.

Todavía tenemos la presión tributaria más alta de la región, una tasa de inflación que es de las más altas del mundo, tenemos problemas fiscales. Todavía tenemos una economía regulada y bastante cerrada, la inversión extranjera pide economía abierta y la Argentina sigue siendo una economía cerrada. Son todos factores que el inversor pone en la balanza y dice “espero”.

¿Qué puede esperarse de la próxima visita del presidente Macri a Estados Unidos?

Estados Unidos tiene una economía muy abierta, pero allí los lobbies en algunos rubros, son muy fuertes. A Trump no se le pueden plantear acuerdos abiertos en todo, sí negociaciones por cupos, por cuotas, espacios para algunos productos. Yo le diría, déjeme entrar con los limones, con carnes o autopartes y a cambio le doy inversiones en Vaca Muerta o en materia de comunicaciones. Es más probable que Macri pueda traer buenas noticias en materia de inversión que en términos de comercio.

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