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Crecimiento e inflación despiertan en el mundo

El crecimiento global empieza a mostrar señales de aceleración mientras que el riesgo político gana preponderancia

16 marzo de 2017

La teoría de mercados eficientes establece que los precios de los activos incorporan toda la información disponible, y en cierto sentido esto hace que se anticipen a incorporar los hechos antes de que ocurran. En los últimos años, los inversores se inclinan por estar desafiando cada vez más esta teoría, donde actualmente aparentan ya no anticiparse a los hechos, sino que la premisa parece haber mutado hacia “ver para creer”.

Los bancos centrales de los países desarrollados son en parte responsables de este fenómeno, ya que desde la crisis del 2008 respondieron con políticas monetarias agresivas a medida que los distintos riesgos iban apareciendo, manteniendo tasas en mínimos históricos e incluso llegando a que 40% de los bonos soberanos ofrezcan rendimientos negativos, para favorecer las condiciones financieras. A su vez, no sólo utilizaron mecanismos monetarios tradicionales, sino que también compraron activos financieros, con impacto directo en su precio, ofreciendo cierta clase de “protección” frente a posibles caídas en el precio de los activos financieros.

A lo largo de los años, se redujo el impacto que fueron teniendo en el precio de los activos los eventos de riesgo como el Grexit, la fuerte salida de capitales de China en 2015-2016, el Brexit, y más recientemente el surgimiento de un sentimiento nacionalista de la mano de Donald Trump en EE.UU. y de distintos partidos en Europa. El impacto no sólo se redujo en intensidad de la caída, sino que también se observó que la recuperación cada vez se fue dando a mayor velocidad.

En este contexto, los inversores comenzaron a mostrar mayor recelo a incorporar al precio de los activos la probabilidad de ocurrencia de los eventos negativos, haciendo más relevante el análisis de los riesgos latentes y el impacto que pueden tener a través de las distintas clases de activos, dificultando la tarea de evaluar el retorno ajustado por riesgo al momento de seleccionar las inversiones.

Actualmente, hay principalmente dos fuerzas opuestas que están guiando el precio de los activos. Por un lado, el crecimiento a nivel global empieza a mostrar señales de aceleración mientras que, por el otro, el riesgo político viene ganando preponderancia, especialmente en las economías desarrolladas, gestando un riesgo potencial importante sobre el crecimiento a mediano plazo.

Los importantes retornos que acumulan en el año las acciones y los bonos de las compañías más riesgosas marcan que entre estas dos fuerzas el mayor crecimiento está ganando la pulseada mientras que el bajo costo de obtener cobertura frente a un evento de riesgo refleja la menor preocupación de los inversores por los riesgos políticos.

En este contexto, nuestro desafío es logar ponderar correctamente los riesgos para determinar las mejores oportunidades de inversión. Actualmente nos inclinamos por una postura más bien defensiva, donde el riesgo crédito se sigue presentando como la alternativa más atractiva para buscar retornos, destacándose los activos argentinos .Sin embargo, es importante siempre destinar una parte a activos libres de riesgo, que a pesar de ofrecer rendimientos bajos, ofrecen importantes ganancias de capital en momentos de aumentos de la aversión al riesgo, protegiendo a las carteras de inversión.

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