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“El ideal de Cambiemos es volver a polarizar con el kirchnerismo”

30 diciembre de 2016

Entrevista a Hugo Haime, Consultor y analista político

“Un balance regular, un futuro incierto”, dice el consultor y analistsa político Hugo Haime. “La sociedad sigue agrietada: los que votaron por el Gobierno mantienen las esperanzas en que las cosas mejorarán y los que no lo votaron han perdido toda esperanza en que las cosas con este Gobierno mejoren”, señala. Y analiza los escenarios posibles de Cambiemos en un año en el cual las elecciones de medio término marcará lo que suceda políticamente. “Perder las elecciones legislativas supondrían ser pato rengo muy rápidamente. Ganarlas lo pondría en el camino de la reelección. Salvar la ropa con una elección en donde no quede muy claro quien ganó y quien perdió también lo pondría en una situación incómoda aunque no definitivamente negativa”.

¿Qué balance hace de este primer año de gestión de Cambiemos? ¿Qué aspectos positivos y negativos destacaría?

El año de gobierno de Macri podemos verlo desde la perspectiva de un vaso medio lleno o desde un vaso medio vacío. Si lo miramos como medio lleno podremos decir que logró desactivar las varias bombas que le dejó el kirchnerismo, resolviendo lo más álgido: fondos buitres, cepo al dólar, incorporación más familias a planes sociales, mejorando la situación de los jubilados, evitando que la situación económica y social se convierta en conflicto. Habría, así, preparado el terreno para un despegue y crecimiento que ocurrirá paulatinamente en los próximos tres años. Si lo miramos como un vaso medio vacío, diremos que la visión con la que asumió fue demasiado naife, incumpliendo la mayoría de las promesas. La devaluación que no iba a ir a precios, fue.

¿Qué cosas le sorprendieron del Gobierno y qué transitaron dentro de lo esperable?

Prometieron una inflación de 25% y se equivocaron por más de 15 puntos, generaron expectativas de llegadas de inversiones y las inversiones no llegaron, dijeron que la economía arrancaba en el segundo semestre y todavía estamos esperando. Creció la pobreza, hay más familias viviendo de planes sociales, la industria y el consumo cayeron, continua la informalidad laboral. La lista de virtudes y defectos podríamos continuar desplegándola, pero no tiene sentido.

¿Cuánto cambió la percepción de la opinión pública durante este año?

Existen dos visiones internalizadas en la sociedad. La sociedad sigue agrietada: los que votaron por el Gobierno mantienen las esperanzas en que las cosas mejorarán y los que no lo votaron han perdido toda esperanza en que las cosas con este Gobierno mejoren. Finalmente, el 4,7 como nota que le pone la opinión pública a la gestión marca que aprobó raspando, pero que debe mejorar. Y la mejora, básicamente, debe ser económica, pero económica que se note en los bolsillos, en el consumo, en el empleo. Una mejora en las condiciones de vida. Hoy, de quienes votaron a Macri, solo 20% se expresa como núcleo duro, mientras el otro 30% apoya, por ahora, pero duda de la capacidad del Gobierno para mejorar las cosas. Son los que están dispuestos a seguir esperando, pero también los que pueden quitarle el apoyo. En síntesis, el Gobierno hoy depende de que puede mantener las expectativas entre sus votantes.

¿Qué se puede esperar que pase con el peronismo en 2017 y qué con el Frente Renovador?

El Gobierno se juega su futuro en 2017. Perder las elecciones legislativas supondrían ser pato rengo muy rápidamente. Ganarlas lo pondría en el camino de la reelección. Salvar la ropa con una elección en la que no quede muy claro quien ganó y quién perdió también lo pondría en una situación incómoda aunque no definitivamente negativa. Salgan como salgan las elecciones, gane pierda o empate, siempre el Gobierno mejorará su situación legislativa y tendrá más diputados y senadores que actualmente. Hoy, a menos de un año de las elecciones, las cosas no están del todo claras. Según cómo se pregunte, el Gobierno se mueve en una zona de entre 25% a 35% para diputados y senadores nacionales... Para asegurar el triunfo, su escenario ideal es volver a polarizar con el kirchnerismo y sacar del camino a Sergio Massa y sus aliados.

¿Cómo lo observa a Massa?

Massa junto con Margarita Stolbizer, en la provincia de Buenos Aires, puede tomar a esos electores que creen todavía en el Gobierno, pero que están dudando del rumbo de la gestión. Y, también, a quienes, siendo opositores, no quieren votar ni a Cristina Kirchner ni a candidatos que la representen. Obtener, a nivel nacional, un porcentual similar al de la primera vuelta sería un mensaje al Gobierno de que su nucleo de votantes está intacta, pero que perdió a la periferia. Y, además, de que no logra sumar más voluntades. Obtener menos que en la primera vuelta sería un verdadero problema. Marzo/abril será un primer momento para evaluar qué pasa con la economía y para saber si la opinión pública que lo votó sigue dándole tiempo al Presidente o si da señales de que la relación se resquebraja.

¿Qué escenario electoral imagina?

Hay tres datos que no debieran pasar desapercibidos para pensar qué puede suceder en 2017. Lo positivo para el Gobierno es que, desde 1983, ningún gobierno, salvo el de Fernando De La Rúa, perdió la primera elección de medio término. Y si bien sí la perdió Cristina, bien se podría tomar dicho momento como parte de un segundo mandato. Lo negativo: ningún presidente que tuviera balance de gestión negativo logró vencer en la elección legislativa del año siguiente, y Macri tiene balance de gestión negativo. El otro elemento a tener en cuenta, básicamente en provincia de Buenos Aires, es que las elecciones de medio término siempre han sido un juicio positivo o negativo sobre la gestión presidencial y no sobre el gobernador. Si esto se sigue cumpliendo, el escudo de Vidal quizás no le sirva de mucho al oficialismo y las cosas dependerán de si los electores deciden o no seguir apoyando al Presidente. Lo que sucedió en la historia nos puede dar un marco para pensar y generar hipótesis, pero no necesariamente el futuro debe repetir el pasado. Por eso, el próximo año, nos abre más incertidumbres que certezas.

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