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Para el BCRA, los bancos ganaron con el “impuesto inflacionario”

17 noviembre de 2016

En medio de la batalla oficial por bajar la inflación, el director del Banco Central, Federico Sturzenegger, volvió a reiterar ayer que los bancos fueron algunos “de los grandes beneficiarios” con la suba de precios, en un esquema conocido en la jerga financiera como “impuesto inflacionario”.

El titular del BCRA ya había repetido lo mismo durante la última asamblea de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), donde sostuvo que la inflación le permitió a las entidades “tomar depósitos por los que pagaban poco interés (en términos reales)” para colocarlos en inversiones con rentabilidades más cercanas a la inflación y bajo riesgo, como las Lebac. A la par de la alta inflación, este sistema se sostuvo en las voluminosas emisiones de Lebac que debió hacer el Central durante el año para esterilizar la gran cantidad de pesos circulante.

Este modelo viene siendo muy rentable para las entidades: según varios analistas que expusieron en el Felaban, más de la mitad de sus ganancias financieras netas durante el año provino del “impuesto inflacionario”. De hecho, explicaron desde la consultora KPMG, la incidencia del “impuesto inflacionario” en las ganancias bancarias aumentó este año al “10% de los activos” contra “el 7,5%” de 2015, ambos valores “muy por arriba del 3% que muestran los estándares internacionales”.

“El aumento de la rentabilidad contable en los últimos años no provino de la intermediación (depósitos y préstamos), sino de estas fuentes”, aseguraron desde la consultora. La única contrapartida que tuvo el sistema, explicó el analista Martín Polo (Analytica) a El Economista, es que “ese fondeo es de muy corto plazo”, lo cual casi obliga a los bancos a volcarlo a activos también “de corto”, como las Lebacs a 35 días.

Readecuando estrategias

Sin embargo, este esquema rentable no será eterno: desde KPMG dijeron recientemente a El Economista que a medida que la inflación empiece a bajar “esta situación de 'ganancias fáciles' desaparecerá” y obligará a las entidades a “esforzarse más para lograr una matriz de rentabilidad”. Es decir, que la perspectiva de una menor inflación y, como consecuencia, una reducción de las tasas de referencia del BCRA, forzará a los bancos a cambiar de paradigma para compensar la caída de los márgenes de intermediación (diferencia entre las tasas de los préstamos y los depósitos).

Incluso el propio Sturzenegger dijo recientemente que la fiesta estaba por terminarse, al advertir que el “spread significativo (entre las tasas reales de los depósitos y los préstamos) que ha financiado la estructura de costos fijos de los bancos se irá reduciendo a medida que la inflación se acerque al objetivo del 5% fijado para 2019”.

En este escenario, desde Moody se estimaron que la actividad de los bancos pasará de ser “un negocio de márgenes a uno de (mayores) volúmenes” de negocio y manejo más eficiente del gasto. Es decir, que además de optimizar costos, las entidades deberán ganar volumen de ingresos, por ejemplo colocando más préstamos de corto y mediano plazo (personales, prendarios, etc.).

Otra vía para recuperar ingresos, sostuvieron desde la calificadora, sería un aumento de las comisiones, que representan “un tercio de las ganancias”. Aunque este ítem ya tuvo dos subas durante el año, las entidades ya avisaron que habrá incrementos de entre el 20 y el 25% desde enero, que llegarían hasta el 30% para la renovación de tarjetas de crédito internacionales premium. Lo único que podría complicar la recuperación de rentabilidad por esta vía, agrega Moody's, es que “se sancione el proyecto que pretende bajar a la mitad la tasa que cobran las tarjetas de crédito”.

Pero además de estas vías, para Sturzenegger los bancos deberán esforzarse en “captar no sólo depósitos transaccionales (en cuenta corriente y caja de ahorro) sino otros que representen el uso del sistema financiero como vehículo de ahorro (plazos fijos)”. O sea, el BCRA le pidió a las entidades que mejoren las tasas reales de los plazos fijos -entre otras formas, ofreciéndolos en UVA- para poder “expandir el crédito al sector privado”.

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