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“Es posible que en 2017 se firme un acuerdo con EE.UU.”

Entrevista a Ricardo Paolina, Socio del Estudio Lisicki Litvin y Asociados.

28 septiembre de 2016

“Los contribuyentes entienden que tienen una oportunidad de incluirse en el blanqueo, estar en regla y estar tranquilos a futuro”, dice Ricardo Paolina, socio del Estudio Lisicki Litvin y Asociados. Pese a algunas complicaciones, sigue siendo muy optimista con el resultado del régimen. En diálogo con El Economista, ofrece su visión sobre el acercamiento con Estados Unidos en materia de intercambio de información. “He escuchado a algunos asesores decir que estar en Estados Unidos permite ganar tiempo y ofrece protección. Pero esto es riesgoso, complejo y estos asesores están asesorando de una manera arriesgada a sus clientes”, advierte.

¿Cómo viene el blanqueo?

Los rumores, que me imagino que habrá escuchado, es que está avanzando muy lentamente? El nivel de consultas y reuniones que se están manteniendo es muy importante. En este momento se está trabajando mucho en el aporte de documentación. La ley es clara pero después, lógicamente, surgen inquietudes y la AFIP lo ha complicado con el aplicativo pues complica obtener toda la información. Pensemos que, en la mayoría de los casos, es información que viene del exterior y esos pedidos adicionales demoran. Esto complicó a quienes querían suscribir, hasta el 30 de septiembre, el bono a tres años, aunque este era el menos aconsejado por los asesores financieros. Si bien no hay información oficial y podría interpretarse que no hay un acogimiento muy importante al blanqueo hasta el momento, eso ocurre por dos motivos. Primero, como decía, porque no había apuro por suscribir ese bonos a tres años y, segundo, el volumen de información que hay que cargar a los sistemas es complejo y requiere tiempo para poder aportarlo.

¿Sigue siendo optimista con el resultado del blanqueo entonces?

En lo personal, estoy convencido de que va a ser un régimen de sinceramiento muy exitoso. Y, además, lo estamos viendo en las reuniones que tenemos con diversos clientes. No juega tanto el contexto del país, que recién ahora está trazando un horizonte. No es que desde hace cuatro o cinco años ya tiene una dirección y hay una proyección estable a 10-15 años. Lo que está impulsando el sinceramiento, en cambio, son los distintos regímenes de información y transparencia a nivel internacional que van a entrar en vigencia. La gente está muy informada y sabe que las consecuencias pueden ser muy graves. Ven que hay una oportunidad, más allá de los riesgos que haya algún cambio en la política económica aquí, como tantas veces ha ocurrido.

En ese sentido, ¿qué importancia le asigna a las conversaciones con Estados Unidos y los resultados que pueda generar?

Es importante desde varios puntos de vista. Pensemos que Uruguay y Suiza son plazas importantes para los argentinos a la hora de guardar su capital. Pero Argentina suscribió un convenio de intercambio de información con Suiza y Uruguay. Allí, muchos argentinos se pusieron en alerta y mudaron parte de sus recursos, o todos, a Estados Unidos sobre la base de que no tenemos siquiera un acuerdo para evitar la doble imposición. Muchos pensaron, por eso, que Estados Unidos no iba a aportar información. De hecho, he escuchado decir a algunos asesores que estar en Estados Unidos permite ganar tiempo y ofrece protección. Pero esto es riesgoso, complejo y estos asesores están asesorando de una manera arriesgada a sus clientes. Por varios motivos. Primero, porque Estados Unidos tiene un convenio de intercambio de información que se llama FACTA. Ya informaron al G20 que no van a adherir al régimen multilateral de intercambio de información que es automático, entra en vigencia en 2017 con 55 países. Lo que informó es que profundizará su propio régimen, que es el FACTA, y que ya lo tiene firmado con 107 países: 55 ya han suscripto acuerdos recíprocos. Esto quiere decir que Estados Unidos no sólo está recibiendo información sino que también la está brindando. En muchos casos, no se está informando correctamente a los argentinos que tienen fondos en Estados Unidos del potencial riesgo que pueden llegar a tener en dos o, como mucho, tres años. El FACTA que firmó Estados Unidos con México no es un acuerdo multilateral ni bilateral a nivel gubernamental: es un acuerdo a nivel de autoridades fiscales. Es decir, entre el Internal Revenue Service (IRS) y su contraparte mexicana. No necesita ninguna aprobación parlamentaria.

¿Qué implica ese acuerdo?

Por ejemplo, cualquier mexicano que recibe más de US$ 10 de intereses en su cuenta bancaria en Estados Unidos en un año será reportado por la IRS a la autoridad mexicana la existencia de la cuenta, quien es su titular y su saldo promedio. Lo mismo hace México con respecto a los estadounidenses que tengan cuentas en instituciones bancarias, financieras o agentes custodios de valores en México y cuyo titular sea un residente en Estados Unidos o una sociedad, inclusive, cuyo titular independiente sea un estadounidense. Estamos en un mundo complejo y no tengo dudas de que Estados Unidos no va quedar al margen de este régimen de transparencia internacional. Es impulsor de este régimen con lo que le ha sucedido con el terrorismo. Fue el primero en salir a combatir el movimiento ilegal de dinero. No podemos quedarnos tranquilos pensando que Estados Unidos no va a reportar. Lo va a hacer y, en el marco de las relaciones que estamos teniendo con ellos, es posible que en 2017 o en 2018 se pueda firmar un acuerdo y se ponga en práctica al año siguiente. El organismo de control del lavado de dinero de Estados Unidos (FinCEN), que depende del Tesoro, dictó en mayo una resolución mediante la cual obliga a todas las instituciones bancarias del país a reportar desde mayo de 2018 quienes son los “benefitial owners” de cada una de las cuentas que tienen abiertas los extranjeros. Además, el FinCEN estableció que cualquier propiedad que se compre en Estados Unidos por más de US$ 1.000.000 sea reportada a la autoridad y que esa autoridad va a intercambiar con la UIF esa información en el caso de que sea argentino.

Desde el Gobierno dicen que los bancos no están ayudando mucho con el blanqueo. ¿Comparte?

Hay bancos en los que ya se están poniendo en marcha. Uno de los que más ha facilitado la apertura de la cuenta para la exteriorización ha sido el Banco Santander Río, y también el ICBC. Viene demorado el Banco Nación Argentina por un tema de software y desarrollo del sistema. El resto de las instituciones viene un poco demorado. Esto no ocasionaría muchas dificultades si se soluciona rápido, pero varios contribuyentes ya se están inquietando por la falta de agilidad para abrir estas cuentas.

¿Cuáles son los principales temores que expresan los contribuyentes cuando exploran la posibilidad de exteriorizar?

La confidencialidad de la información. Genera preocupación y recordemos que el anterior director de la AFIP fue procesado por la violación del secreto fiscal. Nosotros sabemos que esto está encriptado, que los sistemas de la AFIP son inviolables y que el acceso a esa base de datos es extremadamente limitado a ciertos casos y personas. Desde ese lado, transmitimos tranquilidad. Otra inquietud que se plantea es qué puede pasar si cambia el Gobierno y los riesgos a los que se enfrentan quienes hayan exteriorizado.

Hay varios instrumentos disponibles para exteriorizar. ¿Cuál cree que será la gran estrella?

El 60-70% de la gente ya evaluó que el bono a tres años no le sirve. Quizás la transacción más relevante sea la de pagar el 10% y mantener el resto de sus inversiones en una rentabilidad que le permita recuperar en dos o tres años el costo de haberse sincerado. Una alternativa interesante a los bonos es el de invertir en fondos comunes de inversión orientados a desarrollos inmobiliarios. Casi 40% de la gente que hace consultas está evaluando invertir en estos instrumentos.

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