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Sturzenegger, optimista con la desinflación

31 agosto de 2016

Tras el optimismo exuberante de Alfonso Prat-Gay, quien declaró que “la inflación ya no es un tema”, aunque luego matizó su afirmación, ayer se conoció la visión, nada menos, del propio presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, el hombre que lidera la batalla por la desinflación, la palabra en boga por estos días.

Al inaugurar el 21° Simposio Internacional de Economía organizado por la Universidad de Tel Aviv, que se llevó a cabo en el Hotel Panamericano de Buenos Aires, el titular de la autoridad monetaria atemperó parcialmente la visión del ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, aunque estuvo lejos de diferenciarse o confrontarlo como quisieron instalar algunos medios. En rigor, ambos piensan muy parecido, pero lo expresaron de modos diferentes. Sturzenegger también se mostró muy optimista y dijo que la meta de tener un IPC de 1,5% “estaría alcanzándose con dos meses de anticipación”.

El matiz vino luego, cuando dijo que “un proceso de desinflación persistente necesita de varios meses para consolidarse como tal”, advirtió que “las expectativas de inflación para el 2017 todavía se ubican por encima de las expectativas de la autoridad monetaria” y, por último, recordó que “el camino a recorrer hasta alcanzar el objetivo de una inflación del 5% anual se encuentra todavía lejano”.

Tampoco expresó reparos ni críticas hacia la política fiscal que lleva adelante Prat-Gay. “El gradualismo fiscal que plantea el gobierno no compromete, ni condiciona, a nuestro entender, Sturzenegger, optimista con la desinflación la política monetaria que lleva adelante el BCRA”, dijo y ofreció tres motivos.

La primera razón, adujo, “tiene que ver con el bajo endeudamiento con el sector privado que tiene nuestro sector público en la actualidad, lo que sumado a condiciones inéditas en términos de disponibilidad de fondos implica que el Gobierno cuenta con una amplia disponibilidad de financiamiento en buenas condiciones, permitiendo el descenso de las transferencias del BCRA al Tesoro, y llevando el análisis de la cuestión fiscal a una perspectiva de largo plazo”.

Continuó: “El segundo punto es que el Gobierno ha hecho significativos esfuerzos en lo fiscal, como lo atestigua su voluntad de asumir costos políticos, por ejemplo, para reducir el volumen de subsidios y darle sostenibilidad a la política energética. La cuestión central es que ese esfuerzo fiscal se ha visto focalizado no sólo en reducir el déficit sino también en bajar impuestos”. Según el banquero, la presión tributaria hoy es 1 punto del PIB inferior a la de 2015 y esa es, dijo, “la noticia económica del 2016”.

El tercer punto, explicó, “es menos mencionado, pero muy visible para quienes acompañamos al actual presidente en su gestión anterior en la Ciudad de Buenos Aires y tiene que ver no tanto con la situación fiscal puntualmente sino con la calidad del gasto público en su conjunto: una mejora en la calidad del gasto, es equivalente, desde el punto de vista macroeconómico, a una reducción del déficit, porque le ahorra recursos al sector privado”.

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