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El blanqueo, o el gran catalizador

El programa de exteriorización de capitales es una apuesta del Gobierno para fondear su plan gradualista en el frente fiscal. Qué impacto tendrá sobre la actividad económica.

08 agosto de 2016

El blanqueo es la apuesta del Gobierno para fondear su plan gradualista en el frente fiscal. Los fondos que ingresen impactarán en vectores clave: recaudación, tipo de cambio, mercado de capitales y actividad económica. Si bien somos optimistas con los resultados y sus efectos sobre el nivel de actividad, no es una condición suficiente para recuperar el sendero de crecimiento de largo plazo. Su rol es el de un gran catalizador que el Gobierno deberá utilizar para acelerar el despegue de la economía luego de consolidar el ordenamiento macroeconómico iniciado a fines del año pasado.

¿Por qué un blanqueo? La formación de activos externos fue una pesada mochila para las cuentas externas en las últimas décadas, sólo disimulada entre 2002 y 2010 por el fuerte excedente comercial logrado por la combinación de términos de intercambio muy favorables y un fuerte crecimiento de los socios comerciales del país. Incluso pese al ajuste cambiario, la liberalización del cepo y el acuerdo con los holdouts, la salida de capitales promedió más de US$ 1.100 M por mes en el primer semestre del año. En resumidas cuentas, el stock de activos externos totales -inmuebles, acciones, títulos de deuda, billetes y otras inversiones- ronda los US$ 250.000 M, 150% más que a la salida de la convertibilidad y casi cinco veces más que en 1994.

Del análisis de la recaudación por impuestos a los bienes personales surge que la mayoría no está debidamente declarados. Es por ello que el Gobierno apuesta a “blanquear” gran parte de los US$ 200.000 M que estimamos que no están declarados.

A diferencia de los blanqueos anteriores que no tuvieron el éxito esperado (US$ 6.000 durante los gobierno de CFK), este corre con ventajas. En primer lugar hay mayor coordinación a nivel global que limita el accionar del dinero no declarado, acotando al mínimo la rentabilidad de estos activos. La Argentina está en un claro proceso de acercamiento a los mercados financieros globales lo cual reduce el riesgo país y ofrece diversas opciones de inversión con rendimientos muy atractivos.

A grandes rasgos, el menú que ofrece el Gobierno consta de tres opciones: I. Pagar la una multa (varía entre 5% y 15% de acuerdo al momento de ingreso al programa, el monto y el bien que se exteriorice), II) No pagar la multa y adquirir bonos del gobierno ( 3 años con 0% de cupón o bono a 7 años con tasa de 1%, aunque pudiendo exteriorizar el equivalente al triple del monto suscripto en el bono) y III) no pagar la multa y suscribir Fondos de Inversión de proyectos de infraestructura cerrados y con un horizonte de 5 años.

Si bien somos optimistas en cuanto al monto que ingresará en el blanqueo, los efectos sobre el nivel de actividad dependerán de qué opción elija cada contribuyente, pues el perfil de riesgo es muy heterogéneo (algunos sólo declararán sus activos, aunque los mantienen en el exterior). Cuantos más elijan pagar la multa, mayor será el impacto sobre la recaudación tributaria, permitiendo por ejemplo compensar parte del costo de la flamante ley de Reparación histórica. Recordemos que representa cerca de $100.000 M por el pago de sentencias judiciales adeudadas. Por el contrario, todo lo que ingrese a través de la adquisición de títulos a tres y/o a siete años permitirá cubrir parte de los vencimientos de deuda en moneda extranjera y reducir el riesgo del programa financiero, bajando el costo de capital en la Argentina. Estos aspectos son claves para el despegue de la inversión. Entre 2017 y 2019 el Tesoro deberá afrontar vencimientos de capital e intereses de títulos en moneda extranjera por USD30.000 M. Cada dólar que se suscriba en bonos en el blanqueo es un dólar menos a financiar por los próximos tres años.

Sin dudas lo que tendrá más derrame sobre el nivel de actividad es la adhesión a los fondos de infraestructura (que incluyen proyectos inmobiliarios, energías renovables, financiamiento PyMe entre otros). Esta opción tiene doble impacto. En primer lugar, aumenta la oferta de divisas generando estabilidad en el tipo de cambio y mayor liquidez en el sistema financiero lo que posteriormente deriva en más crédito. En segundo término, tiene efecto directo sobre sectores intensivos en mano de obra como la construcción y otras ramas relacionados a las obras que se realizan.

Todo indica que esta vez será diferente y podemos esperar una buena aceptación de la oferta que hace el gobierno. Creemos que al menos se van a declarar US$ 50.000 M que representan 1 de cada cuatro dólares aún no declarados. En un contexto en el que el ordenamiento macroeconómico limita el despegue de la actividad, el Gobierno encuentra en el blanqueo un aliado para recuperar el crecimiento y contar con el fondeo para su plan de “gradualismo”. Si bien cuanto más ingrese mejor, de no resultar exitoso obligará a reducir los desequilibrios macroeconómicos para recuperar la confianza y poner en valor las oportunidades que ofrece el país. Por el contrario, un resultado muy exitoso, podría generar la tentación de posponer las medidas necesarias para alcanzar un entorno macroeconómico saludable.

(*) Economista jefe de Analytica.

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