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La meta fiscal (todavía) no peligra

27 julio de 2016

Reducir el déficit fiscal heredado fue uno de los objetivos declarados por el Gobierno Nacional desde su primer día en la gestión. En ese sentido, el Ministerio de Hacienda y Finanzas se propuso para final de este año alcanzar una meta de 4,8 puntos del PIB de déficit fiscal. Sin embargo, un mal dato de junio y la tendencia que vienen registrando las medidas recientemente implementadas o anunciadas por el Gobierno Nacional, pusieron en duda que la cartera que dirige Alfonso Prat-Gay pueda alcanzar los objetivos que se había propuesto.

No obstante, según el informe semanal de la consultora Analytica, “el plan fiscal sigue su curso”. “Si bien el resultado fiscal de junio presentó un fuerte deterioro respecto a un año atrás, la dinámica de las cuentas públicas está dentro del plan trazado por el Gobierno, que entiende que hay que corregir pero cuidando la gobernabilidad”, asegura, aunque advierte que “la apuesta gradual ahora requerirá que la economía repunte para darle más oxígeno al gasto sin poner en riesgo la promesa de lograr el equilibrio fiscal en 2019”.

“De acuerdo a los últimos datos publicados por la Secretaría de Hacienda, el resultado primario de junio marcó un déficit de $ 46.000 M, el doble al de un año atrás. Considerando el pago de intereses de deuda, el rojo fiscal subió a $84.500 M, muy por encima de los $43.400 M de junio de 2015. Este fuerte deterioro obedeció a que los ingresos marcaron una fuerte desaceleración al registrar un alza de 12% i.a., muy por debajo al crecimiento del 32% i.a. de los primeros cinco meses del año, en tanto que el gasto primario subió 26% i.a. levemente por debajo a lo que lo venía haciendo”, especifica Analytica.

Desde el lado de los gastos, impactaron algunas medidas como el pago de las deudas a jubilados, el aumento de las asignaciones y planes sociales, un recorte en los subsidios energéticos menor al proyectado y un fuerte impulso a las transferencias corrientes a las provincias, que se incrementaron por los mayores giros de coparticipación a las tres jurisdicciones que recuperaron el 15% que destinaban a la Anses y la CABA, que vio triplicarse su coeficiente de coparticipación, entre otros factores.

En tanto, desde el punto de vista de los recursos, una menor recaudación por la caída del consumo y la actividad económica, la reducción o quita de las retenciones y las modificaciones en Ganancias e IVA, significaron un recorte de los ingresos fiscales a la Nación.

Con vistas al segundo semestre, advierte Analytica, la reactivación de la obra pública por parte del Estado Nacional y de las provincias y un mayor vuelco de fondos públicos sobre el consumo, podrían generar un riesgo mayor. No obstante, la consultora no ve que los objetivos -moderados- que se planteó Hacienda, peligren: “Aunque el monto del desequilibrio obliga a ser extremadamente prudente, el plan fiscal sigue su curso. Recordemos que con pocos grados de libertad, el Gobierno apostó a una mejora gradual de las cuentas públicas dada la necesidad de reducir la carga tributaria y con gran parte del gasto con poca flexibilidad a la baja”.

“Sin embargo la batalla continúa: para que el plan converja a un déficit manejable (prometió llevar el déficit primario a 3,3% del PBI el año que viene y finalizar la gestión en apenas 0,7% del PBI) el Gobierno deberá reducir la brecha entre ingresos y gastos sistemáticamente, de lo contrario la dinámica será peligrosa. Para lograr este objetivo de sustentabilidad será clave recuperar el crecimiento y evitar las presiones políticas que lo aparten del rumbo”, plantea.

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