En Animales Sueltos, Alejandro Fantino le pidió a Juan Carlos de Pablo su opinión sobre el hecho de que Carlos Melconian tenga casi todos sus ahorros en el exterior. Luego de aclarar que era su amigo y que ya le había dado su punto de vista, la respuesta fue contundente: “Es un papelón”. Por cierto que es muy difícil de entender que el presidente del Banco Nación tenga el grueso de sus ahorros fuera del país. Forma parte de un gobierno que pretende convencer a los inversores del exterior para que traigan dinero a un país en el cual sus propios funcionarios parecen no confiar. El presidente del principal banco del país, como otros funcionarios, contribuye con sus ahorros a fortalecer sistemas financieros del exterior y no el local. No es un buen mensaje.
En su presentación en el programa de Mirtha Legrand, Melconian sostuvo que lo importante es que el dinero esté declarado y que se paguen los impuestos correspondientes. ¿Cumplir con la ley debe ser motivo de elogio como si fuera algo fuera de lo común o es la conducta que debe esperarse de todos los ciudadanos? Luego, en el mismo programa, sostuvo que repatriará parte de sus ahorros. ¿Era necesario esperar seis meses, que venciera la obligatoriedad de presentar las declaraciones juradas y la exposición en un programa de TV para tomar una decisión obvia? No es un caso aislado porque a todos los funcionarios les costó responder rápido en el tema de las cuentas y sociedades en el exterior con lo cual sufrieron un desgaste innecesario. No se trató, en la mayoría de los casos, de un ocultamiento deliberado de información sino de falta de comprensión de la sensibilidad política y social del tema. En las campañas electorales se cuidan hasta los mínimos detalles pero parece que nadie pensó que éste podría ser un punto negativo cuando se accediera al gobierno. Casi todos los funcionarios provienen de un sector social en el cual es común tener activos en el exterior (y en muchos casos no declarados por lo cual se impulsa un blanqueo). De allí la expresión de Melconian en la mesa de Mirtha afirmando que todas las personas tienen cuentas en el exterior para luego corregirse y decir “la mayoría de nosotros”. Si es algo normal y común no es lógico pensar que deba ser explicado. Melconian es un buen economista y puede tener un desempeño positivo al frente del Banco Nación pero está en una situación contradictoria de la que debe salir rápido.
Hay quienes intentan justificar y comprender la decisión de tener ahorros en el exterior por episodios que ocurrieron hace muchos años. No parece un argumento serio. ¿Alguien lleva sus ahorros afuera por temor a otro Plan Bonex? ¿A cuántos de los que tienen dinero en el exterior los agarró el corralito? Seguramente que a casi ninguno. Por otra parte, nadie puede suponer que un Banco Central presidido por Federico Sturzenegger pueda decidir una confiscación de depósitos. Tener dinero en el exterior no es ilegal pero no es no es un buen mensaje si se es funcionario. Porque siempre debe tenerse presente que cuanto más poder se tiene, mayores son las responsabilidades.
Muchas veces se afirma ? con tono crítico- de que este es un gobierno de ricos. Pero no hay nada negativo al respecto porque lo que está demostrando es que en muchos casos hubo carreras importantes en el sector privado ? la de Melconian incluida- . Además, es un rasgo común a casi todas las democracias del mundo en las cuales los gobernantes pertenecen a los sectores de mayores ingresos de la sociedad. Por lo tanto los cuestionamientos no deben apuntar al volumen de los patrimonios de los funcionarios sino a la falta de coherencia en algunas actitudes. .
Fue una decisión acertada de los legisladores excluir a los funcionarios de la posibilidad de beneficiarse con la exteriorización de activos. Sería positivo también que todos traigan sus ahorros al país como ya hizo el Presidente esta semana. Sería un acto de coherencia porque darían un necesario testimonio de lo que pregonan y les piden a los demás.
