Compromiso y prudencia, son las palabras que hoy parecen resumir la demanda de los países miembro del Mercosur hacia el socio mayor. Compromiso con la construcción del bloque político y económico, y también con la historia común transitada en un cuarto de siglo. Prudencia, frente a los cambios propuestos y sus efectos en cada uno de los socios.
Brasil hace tiempo que viene coqueteando con la idea de cambiar el estatus de integración del Mercosur, a partir de la creencia de que tal cual está planteando el bloque, no sirve a sus intereses. Pese a ello, en los años del boom económico brasileño, cuando el país se convirtió en una verdadera estrella entre los emergentes, todo quedaba opacado por los llamados -y los planes concretos- de los países centrales a desembarcar en el país sudamericano, la mayor economía de la región. Pero eso es historia pasada y desde hace dos años Brasil vive una profunda crisis política y económica.
El gobierno interino de Michel Temer no hizo más que poner en negro sobre blanco una situación que ya era un secreto a voces. El propio ministro de Relaciones Exteriores, José Serra, sondeó con su par argentina, Susana Malcorra, la respuesta de nuestro país frente a una estrategia que buscara ir hacia una zona de libre comercio.
Son claros los intentos de cambiar los acuerdos de integración por un modelo más flexible pasando de una plataforma de unión aduanera a una mera zona de libre comercio. Las negociaciones entre Mercosur y la Unión Europea son testigo en los últimos meses de esta nueva estrategia de Itamaraty e incluso vestigios de esta política se advierten en la negociación del acuerdo automotriz bilateral con Argentina.
La respuesta
La canciller Malcorra pidió prudencia ante el planteo de Brasil de llevar el Mercosur hacia una zona de libre comercio, y consideró inconveniente un cambio de modelo en momentos en que se está negociando un acuerdo birregional con la Unión Europea. Argentina “está dispuesta y flexible a evaluar alternativas” frente al esquema de integración del Mercosur y confirmó que el canciller brasileño José Serra, durante su reciente visita, planteó la idea de eliminar a largo plazo el estatus de unión aduanera del Mercosur y dejar al bloque solo con el formato de zona de libre comercio.
En 1991 el Tratado de Asunción creó el Mercosur como zona de libre comercio y allí se definió un cronograma de desgravación arancelaria en cinco años. Años más tarde se caminó hacia la unión aduanera, estableciendo un esquema de Arancel Externo Común (AEC) fijado en 14%. No obstante, las sucesivas crisis económicas que protagonizaron los socios del bloque llevaron a flexibilizar varias veces el esquema.
Sobre este punto Malcorra enfatizó que “es factible mover el modelo que tenemos a uno más flexible, pero también es cierto que el valor de un mercado común hay que tenerlo como contrapeso de cualquier alternativa que uno decida adoptar”. Para la canciller uno de los grandes problemas de la región son los “bandazos de acá para allá sin solución de continuidad” en un mundo en el que “cambiar constantemente no es algo que se aprecie en las relaciones internacionales”.
Y agregó: “Cuando el canciller Serra planteó esta cuestión le dijimos que estamos dispuestos a pensarlo pero hay que ser evolutivos, sobre todo a la luz de que estamos ahora negociando con este modelo con la Unión Europea”. No obstante, la jefa de la diplomacia argentina recordó que “hay otras opciones para flexibilizar el modelo del Mercosur”, como cláusulas que permitan a los miembros negociar de manera unilateral acuerdos de comercio con países fuera del bloque, e incluso “abrir caminos” con la Alianza del Pacífico.
