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Expectativas y respuestas

Mientras las expectativas a futuro se han mantenido altas y todas las políticas socioeconómicas tienen evaluación fuertemente negativas, sin modificaciones respecto a los últimos meses, la aprobación de la gestión continúa cayendo y la población está claramente dividida en dos.

30 mayo de 2016

por Hugo Haime

Venimos diciendo que en términos de opinión pública, el de Mauricio Macri es un gobierno de expectativas. Las evaluaciones que realizan los electores sobre el Gobierno están más sujetas a lo que creen que ocurrirá en los próximos meses que en lo que piensan que está sucediendo todos los días.

En efecto, se han tomado medidas macroeconómicas necesarias como la devaluación, el pago a fondos buitres, el ajuste de tarifas, elementos que permitirían poner la economía en blanco y negro. Pero parte de estas medidas han repercutido en los sectores más vulnerables de la población. La idea de que la devaluación no generaría inflación fue una hipótesis equivocada, al igual que la idea de que el incremento de tarifas solo perjudicaría a los sectores que viven en el área metropolitana. El incremento de tarifas llegó también al interior del país y fueron las Pymes quienes sufren fuertemente los incrementos en todo el país con mayor o menor intensidad.

A la pobreza y la desocupación que dejó el kirchnerismo, se le sumó la incertidumbre sobre el futuro que padecen sobre todo los sectores bajos y medio bajos. Hay que pensar que 20% de los hogares del país viven de planes sociales y que la UCA nos habla de un 30% de pobreza. El problema para estos sectores no es preguntarse por quien los dejó en esta situación sino que quieren saber cuando se las va a resolver y hoy no tienen la respuesta. No la están encontrando en el gobierno.

Es cierto que se han anunciado medidas en relación a lo microeconómico destinadas a los sectores más vulnerables, pero la mayoría de las medidas aún no tiene plena implementación y cuando lo estén no hay seguridad de que llegarán a la totalidad de los sectores a los que van dirigidas. Es el caso del descuento del IVA a la canasta alimentaria. Aún no está en vigencia plena y no más del 50% de los comercios del país tienen posnet. El beneficio de 300 pesos por hogar puede no llegar a la totalidad.

La búsqueda de que la inversión sea la que genere empleo es, obviamente, un objetivo con el que todos están de acuerdo, pero entre el momento actual y que las inversiones se realicen y se generen puestos de trabajo pasará un tiempo. Tiempo en que el Gobierno debe encontrar un puente para que la situación social no se agrave. A pesar de lo que muchos creen, la discusión sobre ley sí o ley no para evitar los despidos y el veto presidencial a la doble indemnización no han sido neutros para el Gobierno.

Eso lo muestran con claridad los sondeos de opinión de los últimos días.

Mientras las expectativas a futuro se han mantenido altas y todas las políticas socioeconómicas tienen evaluación fuertemente negativas, sin modificaciones respecto a los últimos meses, la aprobación de la gestión continúa cayendo y la población está claramente dividida en dos. Mientras el veto fue rechazado por más de la mitad de los encuestados.

El kirchnerismo nos dejó ante una grieta que no se está resolviendo. Hoy la grieta continúa y quienes desaprueban al Gobierno ?casi la mitad de los encuestados? lo acusan de gobernar para los ricos y quienes lo aprueban piden paciencia y dicen que se ocupa de todos los argentinos y/o de los sectores medios.

La aprobación de gestión cayó 17 puntos desde diciembre y la población está dividida en dos.

La imagen presidencial aún mantiene un leve balance positivo, pero está en riesgo de continuar cayendo. El área metropolitana, sobre todo el conurbano, es la zona más crítica en donde el balance de gestión es fuertemente negativo.

El interior del país es menos crítico, pero este mes registramos un descenso en las grandes ciudades y seguramente lo mismo comenzará a suceder en el interior profundo.

No por casualidad, la gobernadora María Eugenia Vidal pidió ayuda en alimentos y comedores y está comenzando a pelear por el Fondo del Conurbano. La situación allí no es de las más alentadoras. También los gobernadores discutieron fuertemente por la coparticipación federal. Si a esto le sumamos que a la preocupación por la inflación y el empleo vuelve a reaparecer el de la inseguridad, quizás tendrá unos meses en donde las cosas quizás no sean tan placenteras.

Por eso decíamos al comienzo que este es un gobierno de expectativas.

Octubre puede ser un buen momento para sacar una primera conclusión sobre el vínculo de gobierno y sociedad. Se supone que las consecuencias del ajuste habrán disminuido, que las políticas sociales estarán a pleno, que la obra pública estará en marcha. Si todo ello ocurre quizás podamos comenzar a pensar que es posible terminar con la grieta.

Lo que está claro es que, por más que a los gobiernos les encante manipular encuestas por los medios y negar situaciones o bajas de popularidad, la opinión pública es un animal que no se deja encandilar por las luces de los mass media. Y tiene la suficiente capacidad para evaluar quién se ocupa por resolver las cosas y quién no. Desde ese punto de vista, un gobierno de hacedores no debiera estar preocupado por que pase con su imagen sino por resolver las cosas.

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