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Los estadounidenses votarán con la economía creciendo

La carrera hacia la Casa Blanca

23 diciembre de 2015

Como siempre ocurre cuando el presidente no puede aspirar a un nuevo período, las campañas electorales en Estados Unidos suelen ser muy extensas. En 2015 ya hubo mucha actividad y el comienzo de 2016 será muy intenso. En febrero habrá primarias en cuatro estados relativamente pequeños pero a principios de marzo se votará en doce distritos ? la mayoría del sur? por lo cual antes de abril ya podrán conocerse los nombres de los candidatos que competirán en noviembre. Todo indica que las elecciones serán reñidas. Los demócratas se encaminan a elegir a Hillary Clinton porque es muy difícil que aparezca algún candidato que pueda disputarle la candidatura. El desafío que deberá enfrentar es el de entusiasmar la base partidaria para que concurra a votar masivamente. Hillary es una figura demasiado conocida como para esperar alguna sorpresa o alguna propuesta original que genere expectativa. Se sabe lo que puede dar. Los republicanos, a su vez, deberán encontrar un candidato que sea capaz de convocar a segmentos más amplios del electorado para no concentrarse en los votos de la población blanca. No les será fácil porque los sectores más conservadores del partido, que tienen mucha capacidad de movilización, tendrán un peso decisivo en las primarias. En ellas, votarán veinte millones de personas que son más conservadores y viejos que el promedio de los estadounidenses. Hace cuatro años los republicanos terminaron postulando a Mitt Romney, quien no tenía la mínima posibilidad de competir seriamente con Barack Obama. Es clave que pueda atraer el voto de los latinos, que son decisivos para definir los resultados en algunos estados grandes en el sur del país. Por eso, los senadores Marco Rubio y Ted Cruz, junto al exgobernador Jeb Bush, apuntan a ser los finalistas de la carrera que se larga en febrero. Un presidente republicano tendría una situación más cómoda en el Congreso. La Cámara de Representantes seguirá en sus manos y es muy probable que lo mismo ocurra con la Cámara de Senadores. El peso de la economía Luego de estar dos períodos en la Casa Blanca se le hace complicado a un partido volver a ganar las elecciones. Esto es válido aun en el caso de presidentes que tienen altos niveles de aprobación y lo es aún más luego de aquellos que tienen evaluaciones en los que están equilibradas las opiniones negativas y positivas. El balance de la presidencia de Obama es favorable en términos económicos pero los indicadores no son tan sólidos como para que el electorado se vuelque masivamente a favor del candidato demócrata. Durante su gestión, el nivel de actividad creció constantemente pero lo hizo a tasas moderadas, inferiores a las que hubo a la salida de otras crisis. Y recién sobre el tramo final se está viendo una fortaleza del mercado de trabajo que permiten suponer que dejará la Casa Blanca con una tasa de desempleo históricamente baja, dado que puede ser ligeramente inferior al 5%. La herencia de Obama no tendrá, por lo tanto, un efecto significativo en la campaña.

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