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La política monetaria regresará para anclar el nuevo esquema

Los desafíos que enfrenta el BCRA

08 diciembre de 2015

El presidente electo, Mauricio Macri, volverá a dar independencia a un Banco Central empobrecido y eliminará en distintos grados los controles de capitales que impuso la gestión de Cristina Fernández de Kirchner para frenar su sangría de reservas. Develada la idea de sacar el cepo al dólar, los economistas van despejando las otras variables de la política monetaria que apuntalará el nuevo esquema de la economía a partir de un verano vibrante. El actual presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, desentona con la Administración entrenate y, al cierre de esta edición, el futuro de su mandato era desconocido. Macri quiere en el puesto a Federico Sturzenegger, una figura asociada a un manejo monetario normal. "El Gobierno de Macri claramente tendría una política que separe más al Banco Central y al Tesoro", dice Luciano Cohan, de Elypsis, en diálogo con El Economista. El cepo se levantaría inmediatamente y la city habla de una devaluación del tipo de cambio a $15 por dólar. "A fin de año lo veo algo arriba del contado con liqui", añade Ramiro Castiñeira, de Econométrica. Esa cotización actualmente está en torno a $14,5, en línea con el dólar blue, que estuvo oscilando apenas por encima, pese a que el “dólar cobertura", que surge del cociente entre la base monetaria y las reservas, está más arriba. Dólar, tasas y futuros El nivel de $15 parecería ser un techo para el corto plazo, como mínimo, ya que implicaría una depreciación muy fuerte (37% desde la cotización oficial actual). Esto excedería por lejos la desvalorización discreta de 19% que aplicaron el ministro de Economía, Axel Kicillof y el ex presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega en el caliente enero de 2014. Para afianzar la economía ante el impacto de la depreciación cambiaria, el BCRA deberá subir las tasas de interés en forma simultánea a la apertura del cepo, frenando la fuga hacia el dólar y las presiones inflacionarias. "Desde el minuto uno las tasas tienen que ser altas. No sé si del 50%, pero un número que compense el salto del tipo de cambio", expresa el economista y consultor Ezequiel Baum. Otro soporte de la coyuntura y las expectativas financieras sería el ingreso de dólares con las ventas de granos retenidos y, eventualmente, un blanqueo de capitales. También podrían continuar las colocaciones de bonos del Tesoro en el mercado local. Diferentes alternativas para reforzar el derruido cuadro patrimonial del Banco Central, como créditos de bancos u otros países, parecen más lejanas por el momento. Complicaciones A corto plazo, el esquema enfrenta una complicación adicional: en los próximos meses, los futuros vendidos por Vanoli sumarían unos $50.000 millones, o más, a la cantidad de dinero que deberá inyectar el organismo para cubrir el déficit fiscal, agregando una suma enorme a una base monetaria que ya ostenta un sobrante de pesos considerable. Esto podría requerir una mayor absorción a través de las Lebacs del BCRA, lo que significaría retomar el uso de este instrumento que había llegado a su límite en agosto, superando el equivalente a los $300.000 millones. El BCRA comenzó luego a reducir su utilización que, con un costo fiscal cada vez más elevado, se convirtió en un engranaje más de una política monetaria desvirtuada. Otros de sus aspectos que habrá que revisar son la Letra que el Tesoro endosó al organismo cuando Néstor Kirchner le pagó al Fondo Monetario Internacional (FMI) para despedirlo del país y el swap de monedas con China. El equipo de Macri recibe un aparato monetario al límite y deberá trabajar con eso por algún tiempo. Cuando la economía se estabilice en el mediano plazo, entonces sí podría trabajar en la reforma de su Carta Orgánica, como propusieron los economistas Diego Giacomini y Javier Milei.

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