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DOS debe comenzar a dar señales económicas

14 agosto de 2015

Luego de las PASO y con el oficialismo corriendo con ventaja, las miradas económicas empiezan a focalizarse en las cartas que logre mostrar Daniel Scioli en una eventual sucesión de CFK. El clima del fin de la transición se lo pondrá la dinámica de la economía en un trimestre complejo para el mercado de cambios. La administración ordenada del dólar será el principal activo que querrá defender el oficialismo.

Concretamente, de los 22 millones de votos emitidos en las PASO, Scioli (DOS) obtuvo 8,5M, Cambiemos 6,6M (Macri, 5,3M) y UNA 4,5M (Massa 3,1M). Entre Progresistas, Rodríguez Saá y el FIT se reparten 2M más. Los resultados ofrecen varias interpretaciones. Una primera es que el oficialismo, al no superar 40% de los votos, puede ser derrotado en las generales de octubre por una coalición opositora que sume las preferencias de Cambiemos y UNA. Desde una óptica opuesta, también puede interpretarse que DOS está a sólo 6 puntos de ganar en primera vuelta. Es evidente que DOS ha logrado consolidar todo el voto duro del kirchnerismo y cierto apoyo de independientes y que puede sumar más votos del peronismo disidente que lo ubican como el mejor posicionado para ser el próximo Presidente. Pero nada está dicho: la volatilidad no es sólo patrimonio de la economía, sino también de la política.

En este sentido, la dinámica que adquiera la economía en los próximos meses jugará un rol importante. En los próximos meses la transición tendrá su prueba de fuego. Pasada la temporada alta de liquidación de las cerealeras, la caída de los precios de las materias primas, la fuerte devaluación de la moneda brasileña (con el real en 3,50/US$, la competitividad del tipo de cambio de Argentina respecto a Brasil ya se ubica en el mismo nivel que a fines de 2001) y con las malas noticias que llegan desde China, las presiones sobre el tipo de cambio aumentan, potenciadas por la ya clásica dolarización de carteras preelectorales. El Gobierno pondrá todos sus esfuerzos para contener esta presión sin movimientos bruscos del tipo de cambio. Pero tendrá que ser un plan de contención por unos meses: con este contexto de faltante estructural de divisas que se agrava mes a mes, la cotización oficial del dólar es artificial y el ajuste en el tipo de cambio es prácticamente inexorable.

De hecho, luego de que en la primera quincena de julio el agro liquidó US$ 150M por día, en la segunda mitad del mes cayó a US$ 90M por día, tendencia que se afianzó en la primera semana de agosto con apenas US$ 69M diarios. Al mismo tiempo, la venta de “dólar ahorro”, que en julio había alcanzado el récord de US$ 680M, en los primeros siete días de agosto fue de US$ 380, 25% más que en el mismo período del mes anterior. Este contexto se siente en el BCRA, que tiene que vender cada vez más divisas: en los últimos quince días se desprendió de cerca de US$ 800M, la peor performance desde enero de 2014, en vísperas de la devaluación del 20%. Pese a estas operaciones, las reservas internacionales apenas cayeron debido a que se habría activado un nuevo swap con el Banco Popular de China.

Con cada vez menos dólares comerciales, la “salud” del mercado cambiario dependerá crucialmente de las señales económicas de los principales candidatos. Pese a la buena performance del frente Cambiemos, el oficialismo cosechó los votos que suponíamos, con lo cual mantenemos como escenario más probable un triunfo de Scioli. Si bien los mercados locales el lunes cerraron en alza, el repunte fue “prestado” por un combo de buenas noticias a nivel global que le dio cierto respiro. El mercado de deuda, por el contrario, se movió con mucha cautela, sin que se registren subas importantes tanto en bonos soberanos en dólares como en los dollar-linked.

Al tiempo que el BCRA administra la escasez, la política monetaria es cada vez más expansiva por la creciente asistencia al Tesoro. De hecho, la base monetaria crece por encima del 43% interanual. No vemos que esta dinámica se modifique en el corto plazo. Así las cosas, el BCRA seguirá vendiendo divisas para contener la brecha cambiaria.

Con esta dinámica en marcha, Scioli deberá comenzar a dar señales de que lo que viene en materia económica registra una dosis de cambio. La impaciencia de los mercados sumado a la volatilidad típica de los meses previos a las elecciones pueden ser una combinación muy difícil de administrar para un Gobierno en su etapa final y con escasos grados de maniobra para revertir expectativas. Las señales que se den en los próximos días serán determinantes. Un aspecto crucial es la definición de su equipo económico (no es un dato menor que el futuro de Axel Kicillof está en el Congreso o en el Ministerio). Será un camino largo en el que la prudencia sigue siendo la mejor estrategia.

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