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Vientos globales más adversos

El próximo Presidente contará con un contexto mundial menos favorable que el de los 2000

22 julio de 2015

“Al sucesor de Cristina le espera una compleja agenda de tareas si aspira a que la economía retorne a un sendero de crecimiento. El principal desafío será atacar y resolver simultáneamente a los dos principales vicios macro (inflación y retraso cambiario) en tanto demandan remedios contrapuestos. Pero la dificultad de la agenda se potencia además por el monumental déficit fiscal, el retraso tarifario, la vigencia del cepo cambiario y el litigio pendiente con los holdouts. De por sí, este escenario intimidante ya invitaría al escepticismo. Pero hay que tener en cuenta además un agravante: el contexto externo aparece en franco deterioro y promete complicar aún más el futuro de la economía local”, dice el consultor Federico Muñoz.

Los vientos que soplen en la economía global son determinantes para la evolución de la economía argentina y, por lo tanto, trazar una prognosis de lo que puede llegar a pasar con la economía no puede prescindir de un análisis de qué ocurre en el mundo y, sobre todo, en las variables que más afectan al país. Desgraciadamente, o no tanto, el mundo no ayudará al próximo Presidente como lo hizo durante buena parte de los 2000. Vayamos por partes. La primera variable a mirar es Brasil. Hacia ese mercado va 20% de las exportaciones argentinas y casi el ¡50%! de las exportaciones industriales. Las noticias que vienen del norte cercano no son buenas. Según la encuesta que el Banco Central de Brasil realiza todas las semanas, el PIB del principal socio comercial del país caerá 1,5% este año y la producción industrial se desplomará 5%. Se trata, nada menos, de la mayor caída de los últimos 25 años. También se están deteriorando las perspectivas para 2016: las proyecciones apuntan a un crecimiento de 0,5% (un virtual estancamiento) y no sería raro que ese número siga cayendo. La pobre performance se siente en la evolución de las exportaciones. Según el Indec, las ventas a Brasil caen 24% en el año y, en 2014, ya habían caído 14%.

China, otro socio comercial relevante para el país, también enfrenta, a su manera, problemas de crecimiento. Según el FMI, crecerá 6,8% y 6,3% en 2015 y 2016, respectivamente. No son cifras bajas, desde ya, pero son casi 50% menores a lo que nos había acostumbrado el Gigante asiático en las últimas décadas. En un contexto en el cual el FMI acaba de reducir sus proyecciones de crecimiento para el PIB global en 0,2 punto y ahora espera una suba de 3,3% durante 2015. No sería raro que los vuelva a revisar hacia abajo en septiembre.

Las noticias que vienen de Europa, con Grecia a la cabeza, tampoco son positivas y aumentan la aversión al riesgo, es decir, suben la tasa de interés, ya de por sí alta, a la cual podría financiarse Argentina afuera. Un eventual Grexit podría, obviamente, acentuar esta tendencia. Una suba de tasas de interés en EE.UU., algo que ocurrirá más temprano que tarde (Janet Yellen acaba de decir que podría ser este año), también limitará y encarecerá el financiamiento para los países riesgosos.

En materia de términos del intercambio tampoco hay buenas nuevas. “Los precios de las commodities se desinflaron abruptamente”, dice Muñoz. El Indice de Precios de las Materias Primas (IPMP), que elabora mensualmente el BCRA, se retrajo 20,6% interanual en junio, y está en niveles cercano a los de 2009.

¿Crisis u oportunidad?

“En definitiva, el análisis de las perspectivas 2016 no sólo debe tener en cuenta la intimidante entidad de los problemas internos, sino además un escenario internacional que ya sabemos con certeza que será mucho peor que el que disfrutó Cristina en gran parte de su gestión y que todavía puede reservarnos alguna sorpresa ingrata”, concluye Muñoz.

“El contexto internacional está sumando señales de preocupación aunque sin riesgos de una crisis sistémica. Mientras se espera que antes de fin de año la Fed comience el ciclo de suba de tasas, la incertidumbre generada por Grecia y China consolidan un nuevo escenario para la Argentina en los próximos años. El escenario global de dólar débil, precio de commodities altos y fuerte crecimiento de los emergentes va quedando cada vez más lejos. Por ello, la sucesión al Gobierno de CFK deberá resolver el faltante de divisas con una gran dosis de virtudes propias y no confiar tanto en un contexto internacional favorable como el de la última década”, complementan desde Analytica. Sin embargo, dicen que el contexto no será malo sino, simplemente, distinto: “Así las cosas, con atraso cambiario, perspectivas estables de los precios de las materias primas y débil demanda de los principales socios comerciales argentinos, no hay muchas chances de un salto exportador que provea las divisas necesarias para crecer y acumular reservas. La buena noticia es que la liquidez global seguirá siendo un activo para lograr financiamiento necesario para paliar esta situación. Vemos entonces que el contexto internacional que enfrentará el sucesor de CFK no será bueno; tampoco malo, apenas distinto”.

Afortunadamente, no todo está perdido, como hubiera dicho Mercedes Sosa. El margen de mejora para la política económica y, por ende, para el desempeño de la economía, es tan amplio que se pueden realizar proyecciones más optimistas para nuestro devenir económico aún sin un mundo que apoye. Por el contrario, el menor empuje del mundo es una oportunidad para abocarnos integralmente al frente interno, liberar el crecimiento reprimido y dejar de depender en la lotería externa. Argentinos, como diría Ortega y Gasset, a las cosas.

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