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¿Se podrá mantener la pax cambiaria e inflacionaria?

Qué dicen los gurúes

26 enero de 2015

La economía atraviesa una etapa de relativa calma cambiaria con un tipo de cambio, ahora en $8,60, devaluándose a un ritmo de 1% mensual aproximadamente. “Admitimos que esperábamos un cierre de 2014 bastante más convulsionado en el frente financiero y cambiario. Pero Axel Kicillof y Alejandro Vanoli se las arreglaron para mantener al tipo de cambio bajo control y para que las reservas del BCRA protagonizaran un repunte sensible”, explican desde la consultora de Federico Muñoz. Las expectativas de devaluación se calmaron y cada vez son más los que creen que no habrá un nuevo “enero de 2014” antes de que el kirchnerismo entregue el poder.

Si bien el atraso cambiario se acentúa (los precios locales suben más que el dólar y, por ende, el país pierde competitividad-precio frente a sus socios comerciales que, además, está devaluando sus propias monedas), la quietud del dólar es un gran aliado para el Gobierno en su afán de mantener a raya la inflación. Y eso es lo que viene ocurriendo. En el cuarto trimestre, la inflación mensual, según el índice elaborado por la ciudad de Buenos Aires, promedió 1,7% (en diciembre, los precios habrían subido “apenas” 1,5%), es decir, cerca de 26% anualizada, muy lejos del 38,5% al que subieron los precios, de punta a punta, el año pasado. La inflación interanual se desaceleró más de 10 puntos.

Los consultores creen que, mientras el dólar siga dormido, no haya desbordes monetarios y la recesión siga firme, la inflación se podrá mantener cerca de 2% (algunos creen que por abajo, y otros por arriba) en el futuro mediato y que el récord de inflación de la era kirchnerista no se batirá nuevamente en 2015.

“Para los próximos tres meses, el Gobierno seguirá defendiendo la pax cambiaria, evitando cualquier intento de ajuste del tipo de cambio”, sostienen desde Ana lytica. El motivo es quitarle presión a los precios y, con ello, a las paritarias. “Es que el combo de dólar quieto y tarifas congeladas son un sedante para las expectativas y para los sindicatos en vísperas de las paritarias. De hecho, esperamos que la inflación del primer trimestre arroje un incremento promedio levemente superior al 2% mensual (el mayor dinamismo respecto al trimestre anterior obedece a cuestiones estacionales) por lo que a marzo la inflación anual se ubicaría en torno al 30%”, explican desde Analytica. La clave, para el Gobierno, será llevar a los sindicatos a plantear las paritarias en torno a la inflación futura, y no la pasada. No será fácil y la conflictividad irá subiendo con el devenir del calendario.

Pero mantener la inflación en niveles de 2% mensual, o menos, no depende sólo del tipo de cambio. También importa, como se sabe pese a que algunos pretendan no saberlo, la política monetaria. Eso advierte un informe del Banco Ciudad. “El Banco Central ha vuelto a incurrir en una fuerte emisión para asistir financieramente al Tesoro, provocando una inyección monetaria de más de $50.000 millones en diciembre, que de no ser retirados al menos parcialmente en enero y febrero, volverían el actual equilibrio en uno sumamente inestable”, explica. Por lo tanto, habrá que seguir de cerca la intensidad de la “aspiradora Vanoli” para ver cómo sigue el proceso inflacionario.

El consumo

Si continúa la paz inflacionaria y los salarios nominales crecen 30%, o algunos puntos más, el Gobierno logrará su objetivo de retirarse del poder con un aumento del salario real luego de un año, como 2014, de contracción. Pero, advierte Nicolás Dujovne, el aumento del salario deberá estar acompañado de cierta apertura del cepo a las importaciones para evitar que ese “tirón de demanda” redunde en más inflación ante una oferta de bienes estancada. “Para evitar que la expansión del consumo generada por la recuperación de los salarios reales se autodestruya por la inflación, el Gobierno deberá gradualmente comenzar a aflojar las restricciones a las importaciones junto al aumento de la demanda”, escribió Dujovne en La Nación.

Hasta las elecciones

Todos creen que este nuevo equilibrio dificil de mantener pero, pese a ello, puede durar unos meses, al menos hasta las elecciones. En marzo comienzan a llegar los agrodólares que fortalecerán las espaldas del BCRA para mantener al “billete” dormido y, con ello, a la inflación. Y, acaso también, para sacrificar algunas reservas más en pos de apuntalar la alicaída actividad económica y aumentar la oferta de bienes. Así las cosas, puede haber un 2015, desde el punto de vista nominal, mucho más controlado del que se suponía.

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