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Dilma presentó su equipo económico

¿Giro a la ortodoxia?

28 noviembre de 2014

Con la designación de los principales integrantes de su equipo económico, la recientemente reelecta presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, va dando señales de cuáles serán las líneas directrices de su segunda gestión.

En reemplazo de Guido Mantega en el Ministerio de Hacienda entrará Joaquim Levy, que dejará su cargo ejecutivo en el banco Bradesco. Levy, PhD de la Universidad de Chicago, ya se había desempeñado como secretario del Tesoro en la era Lula y tuvo algún encontronazo con la propia Rousseff, que también integraba el Gabinete lulista por ese entonces. Su paso por el Tesoro es bien recordado por el mercado. Su nombre es sinónimo de moderación fiscal (algunos lo llaman Eduardo “Manos de Tijera”, según Bloomberg) y ortodoxia, una diferencia con respecto a Mantega, más proclive a la heterodoxia. Ordenar las cuentas públicas será, precisamente, uno de los principales desafíos de corto plazo para este economista de 53 años. Su nombramiento fue bien recibido por los mercados y es esperable que el real se fortalezca, aunque no mucho más más allá del rango de 2, 40-2,45/US$.

En un comunicado, Rousseff ratificó al mando del Banco Central de Brasil (BCB) a Alexandre Tombini (PhD de la Universidad de Illionois), quien está en el cargo desde que Rousseff asumió en enero de 2011 y se puso como meta retrotrae la inflación al 4,5% en el mediano plazo.  Asimismo, confirmó que Nelson Barbosa asumirá como ministro de Planeamiento en reemplazo de Miriam Belchior.

En su conferencia de prensa de presentación, los tres hablaron un lenguaje muy ortodoxo, con expresiones como “cuentas ordenadas”, “eficiencia del gasto”, “estabilidad nominal”, “equilibrios”, “superávit”, “metas” y “gradualidad”.

Ahora deberán salir a la cancha con el objetivo de mejorar la salud macroeconómica y, al mismo tiempo, de estimular el alicaído crecimiento (apenas creció 0,3% anualizado en el tercer trimestre), lo cual no será fácil dado que el PIB se encuentra virtualmente estancado desde 2011 y el escenario global ya no ayuda como antes. Por ahora, cuentan con la confianza del mercado, lo cual no es poco para ponerle un piso a la corrida contra el real y a los precios de los activos. Los cambios recién comienzan.

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