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Mercado automotor

Ante un 2014 con menos volúmenes

24 diciembre de 2013

(Columna de Dante Sica, ex secretario de Industria de la Nación y director de abeceb.com)

El mercado de automotores fue un boom en 2013. La recuperación de la actividad económica (tibia, pero recuperación al fin), la política fiscal expansiva en un año electoral y las distorsiones en los precios relativos incentivaron la compra de bienes de consumo durable, y los autos fueron la estrella del año.

Pero para 2014 todo hace pensar que el mercado se ubicará en volúmenes significativamente inferiores. Tanto el debilitamiento de la demanda como el aumento de la carga fiscal y las restricciones en la oferta de importados pondrán un límite a esta dinámica creciente. Hasta hace unos meses, todo hacía prever para el año que viene una demanda algo más débil que la de este año, que nos dejará un récord histórico de 950.000 unidades patentadas.

Salarios, impuestos y trabas

El estancamiento del empleo y del salario real, los mayores incrementos en los precios de los autos por la aceleración de la devaluación oficial y los aumentos en las tasas de interés de los créditos prendarios pronosticaban un contexto menos favorable que el de 2013.

A su vez, se esperaban mayores complicaciones para el ingreso de vehículos importados, con la mira puesta en la alta gama. Pero el avance fiscal sobre este segmento ha sido mayor al esperado, a lo que ahora se suman los cupos a la importación de las terminales y distribuidoras. Aun es prematuro realizar proyecciones dado que las reglas de juego, tanto impositivas como comerciales, todavía no están totalmente definidas. Pero ya se prevé como escenario base una caída del mercado cercana al 8,5%, y mayor al 13% en el caso de los automóviles importados.

En este contexto, los segmentos de más alta rentabilidad serán los más afectados, lo que permite prever menores ganancias en terminales y concesionarios tanto por escala como por márgenes. El avance vía impuestos internos ya implicaría de por sí un importante ajuste en el segmento de alta gama y en las importaciones, pero para varias empresas no será suficiente para cumplir con el recorte de compras al exterior ordenado por el Gobierno.

¿Conflictos con Brasil?

En consecuencia, la restricción de la oferta seguramente alcanzará también a vehículos de gama media y baja, pese a la advertencia de las autoridades de no desabastecer esos segmentos. Y, en ese caso, difícilmente podrán quedar exentos los vehículos de origen brasileño, proveedor de dos terceras partes de nuestras importaciones.

Las nuevas trabas llegan en un momento en el que la Argentina y Brasil están comenzando a renegociar el acuerdo que rige su comercio bilateral, y en donde la principal queja del vecino país es la imprevisibilidad en el ingreso de sus vehículos a nuestro mercado en el marco de la administración del comercio a través de las DJAI. Y licúan el anuncio de unos días atrás acerca de un relajamiento de las restricciones luego de un encuentro al más alto nivel, que apuntaba a mejorar una relación que hoy pasa por uno de los puntos más bajos de los últimos años.

En resumen, los fundamentos de la demanda estarán más débiles, pero la verdadera restricción será la carga fiscal y la oferta de importados. Si bien los cupos a la importación se establecieron para el primer trimestre, no puede descartarse que se extiendan si no se logra detener el drenaje de reservas del Banco Central.

Desde lo productivo, las restricciones de importaciones posiblemente puedan mejorar el posicionamiento en el mercado de algunos modelos nacionales, especialmente en los de gama media donde este año hubo lanzamientos importantes como el Citroën C4 Lounge y el nuevo Ford Focus.

Pero el gran riesgo es que, en caso de que estas medidas se prolonguen y los vehículos de origen brasileño se vean afectados significativamente, Brasil tome medidas de reciprocidad contra la Argentina y terminemos perdiendo inserción en el principal mercado de destino de nuestra industria, tal como ocurrió en el primer semestre de 2012. Y ello sobre un mercado que ya mostrará de por sí un comportamiento muy moderado.

Es claro que Brasil también está llevando adelante una política restrictiva en lo que hace a las importaciones automotrices. Pero lo ha hecho en el marco de un programa formal ?el Innovar-Auto?, con reglas claras y un horizonte de cuatro años, que brindan previsibilidad. La respuesta de la industria ha sido hasta ahora un cúmulo de anuncios de inversión por más de US$ 20.000 millones en nuevas plantas y ampliaciones de capacidad, con vistas a la sustitución de vehículos y componentes importados.

La Argentina, en cambio, evidencia una mayor preocupación en el saldo comercial de corto plazo que en una política de desarrollo industrial de largo. Debe tenerse en cuenta que la imprevisibilidad de las reglas de juego nos pone en desventaja a la hora de competir por las asignaciones de nuevos modelos en la región, que son las que finalmente determinan la orientación de los flujos de comercio.

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