No es descabellado pensar que la minería ocupará un lugar cada vez más importante en la economía argentina. Los últimos años ratifican esta tendencia y el potencial que tiene el país deja espacio para que ese recorrido continúe. “Los proyectos de inversión pasaron de 18 en 2002 a 614 en 2011, y la producción de minerales casi se multiplicó por diez en dicho período”, dice un informe de Ecolatina. Los precios de los metales (tanto por mayor demanda como por refugio) volaron en los últimos años, lo que aumentó el apetito inversor por extraerlos.
Según Ecolatina, la Inversión Extranjera Directa (IED) orientada a la minería creció a una tasa anual de 47% entre 2007 y 2011 en el país. En los primeros nueve meses del año, 40% de la IED que arribó tuvo como objetivo ese sector (en 2007, la cifra era de 10%).
La participación de la minería en la canasta exportadora se acerca a los dos dígitos: en los primeros nueve meses de este año, explicaron 9% de las ventas externas totales (aproximadamente US$ 5.350 millones). Casi cuatro veces más del total de carne exportada y 60% de las ventas externas del complejo cerealero. Según Ecolatina, las exportaciones del sector podrían crecer más de US$ 1.000 millones en 2013. El año entrante se pondrán en marcha cuatro proyectos de importancia: Pascua Lama, en San Juan; Don Nicolás y Cerro Negro, en Santa Cruz, y Lindero, en Salta. Según Ecolatina, en menos de cinco años, la producción aurífera (oro) de la Argentina podría duplicarse. El potasio y el litio también ofrecen potenciales interesantes.
En términos de empleo, la minería no es una pieza relevante (aún). Pero la tendencia es clara: por ejemplo, entre 2005 y 2011, el nivel de empleo de la economía en su conjunto creció a una tasa anual promedio de 5,7%, mientras que en el sector minero lo hizo al 7,7%. En el período, se crearon alrededor de 30.000 puestos de trabajo en el sector.
