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Si arranca Brasil...

...¿traccionará a la Argentina?

04 septiembre de 2012

(Columna de Gustavo Federico Martin, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la USAL)

Los funcionarios del Gobierno de Dilma Rousseff, y en particular el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, se esfuerzan por declarar el fin de la desaceleración económica y el regreso del crecimiento. Así, el renovado optimismo oficial en Brasil alimenta expectativas de recuperación en la Argentina tanto en funcionarios del Gobierno como en analistas privados.

Las dos grandes preguntas que quitan el sueño a unos y a otros son, de un lado, si efectivamente Brasil volverá a crecer a tasas similares a las del ciclo expansivo 2003-2008 (4,8%) y, del otro, si este crecimiento arrastrará al resto de las economías de la región, en particular a la Argentina. Lamentablemente, los últimos datos económicos no avalan que Brasil esté en condiciones de volver a la senda del crecimiento en 2012 y, posiblemente, tampoco logre tales tasas de crecimiento en 2013.

En primer lugar, la producción industrial cayó interanualmente (-5,5%) por décimo mes consecutivo en junio y registra una baja de 3,8% en el primer semestre. En segundo lugar, variables que en general anticipan el ciclo en aproximadamente 6 meses como la producción física del sector minero, las exportaciones y el índice bursátil Bovespa cayeron, 1,7% en junio y 5,6% y 4,6% en julio, respectivamente. Asimismo, estas dos últimas acumulan caídas de 0,92% y 8% en el primer semestre, respectivamente. Por su parte, la producción física del sector minero apenas creció en los primeros seis meses del año.

No obstante, otro indicador considerado adelantado del ciclo de la economía, la producción de gas natural, sí creció tanto en términos interanuales (7%) como en el primer semestre (6,5%), pero ello no alcanza todavía para asegurar que la sexta economía mundial recuperará impulso en lo que resta del año. Es más, habiendo crecido 0,2% trimestral (desestacionalizado) durante el primer trimestre, para alcanzar la previsión de 1,85% de crecimiento incluida en el relevamiento de expectativas del Banco Central de Brasil, el PIB debería crecer a un ritmo acumulado de 0,55% trimestral hasta fin de año.

Por ahora, los indicadores mencionados no parecen sustentarlo como un posible escenario, incluso con las medidas de impulso fiscal a través de los programas de bonificaciones y exenciones impositivas para consumidores y productores, el nuevo Programa de Inversión Logística y el Mundial de 2014, dado que los efectos de estas medidas tardarán en hacerse visibles. En suma, la máquina no se encuentra a punto y todavía necesita de mayores arreglos antes de arrancar.

¿Y la Argentina?

En lo que respecta al segundo interrogante planteado en esta nota, aun suponiendo que ocurriese algo así como un “milagro brasileño” durante el segundo semestre, surgen dudas respecto de cómo afectará a la economía argentina. Recientemente, el comercio bilateral con Brasil se redujo a consecuencia de la desaceleración económica brasileña, de las restricciones al comercio exterior impuestas por el Gobierno argentino y las consecuentes represalias del país vecino.

De esta manera, la Argentina sufrió el impacto negativo sobre su actividad económica a través de las dificultades para la importación de insumos y bienes de capital, aumento de precios de sustitutos locales, dificultades para exportar, etcétera. Por lo que, de continuar con el mismo esquema de comercio exterior, una reactivación en Brasil no tendría el mismo impacto que solía tener. Las importaciones de bienes de capital y sus piezas y accesorios, que componen el 38% de las importaciones desde ese país y de allí proviene el 23% de las mismas, cayeron 22% durante los primeros siete meses del año. El segundo componente más importante, las importaciones de bienes intermedios (componen el 35% de las importaciones desde Brasil y desde allí proviene el 27% de este rubro), se desplomaron 17% en el mismo período. La importación de vehículos, que representa el 18% del total, cayó 2%.

Cabe destacar que, a pesar de buenas relaciones entre ambos gobiernos, las trabas al comercio incentivan represalias desde el otro país que impedirían la colocación de productos en ese destino. Por su parte, las exportaciones argentinas a Brasil cayeron 8% acumulado a julio de este año mientras que las ventas de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) se derrumbaron 7% en el mismo período. Cabe destacar, que las MOI representan el 66% del total exportado a Brasil y que éste es el primer destino de las mismas para los productores argentinos.

De esta manera, las expectativas de recuperación de la economía argentina basadas en la mejora de Brasil podrían carecer doblemente de sustento. Por un lado, no surge de los datos que Brasil logre recuperarse en lo que resta del año ni que llegue a crecer al 4,15% en 2013 como se pronostica en el World Economic Outlook de abril de 2012 del FMI. Por otro lado, las restricciones a las importaciones, en particular aquellas que afectan la producción local (25% de los bienes de capital, piezas y accesorios y bienes intermedios provienen de Brasil), harían que un eventual despegue del país vecino pudieran no tener el impacto esperado sobre la actividad económica local.

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