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El financiamiento del gasto público

Otra vez genera preocupaciones.

30 agosto de 2012

Que la política fiscal kirchnerista ha sido, y sigue siendo, expansiva no es novedad. Sin importar el signo del ciclo económico, el gasto creció siempre por encima de los ingresos. “Esta situación llevó a perder el superávit fiscal, que pasó de un resultado primario (antes de intereses) de 4% del PIB en 2004 a un déficit estimado para 2012 no menor a 1,3% del PIB cuando se excluyen de los ingresos corrientes las rentas de la cartera de la Anses y del propio BCRA”, dice el último informe del Estudio Bein.

El déficit total, luego del pago de intereses, ascendería a 2,2% del PIB ($57.000 millones), dice el informe y añade que, de ese monto, $45.000 millones están concentradas en los últimos cinco meses del año. Según José Luis Espert, el resultado fiscal de este año será el peor (excluyendo el de 2001) de los últimos veinte años.

Ante este escenario aparece la pregunta del financiamiento: ¿se avecina un festival de emisión? Según estimaciones del Estudio Bein, el BCRA financiará al Tesoro por $86.488 millones este año, casi $20.000 millones más que en 2011. Desagregando esa asistencia, el informe muestra que los Adelantos Transitorios (netos de roll over) aportarán $ 41.157 millones; las utilidades, $ 8.900 millones y de las reservas provendrán $36.430 millones.

“El sector público, que no había sido en los primeros cinco meses del año un factor de expansión de la política monetaria, empezó a serlo en junio y fundamentalmente en julio cuando la emisión de pesos para financiar al Tesoro ascendió a casi $8.500 millones (el triple que un año atrás). Para lo que resta del año y en línea con nuestras proyecciones fiscales, esta situación se potenciaría y alcanzaría $37.500 millones adicionales”, añade la consultora que dirige Miguel Bein y aclara que, bajo esos supuestos, no se completarían los límites de uso de Adelantos Transitorios expandidos en la última reforma de la Carta Orgánica de la entidad. La consultora también expresa que ese financiamiento “ensucia” el balance patrimonial del BCRA.

Según la consultora Federico Muñoz & Asociados, este “jubileo monetario” le pone un piso a una inflación que ya es elevada. “La base monetaria (circulante más depósitos de los bancos en el Banco Central) crece a un ritmo del 36%-38% anual. La totalidad de este crecimiento ha tenido como destinatario el Tesoro Nacional”, sostiene Finsoport, consultora de Jorge Todesca.

Según la consultora ACM, el financiamiento de la autoridad monetaria al Tesoro también irá en aumento: “El segundo semestre del año observará un cambio en la composición de la expansión de dinero primario que se iría volcando intensamente a una mayor contribución del sector público, en la medida en que la estacionalidad de oferta neta de divisas es mucho más baja. En contraposición, los requerimientos financieros del Tesoro Nacional son más importantes en la segunda mitad del año, por un efecto combinado de una caída estacional en el resultado primario y por los mayores pagos de deuda, principalmente del cupón atado al crecimiento que sumaría US$ 2.785 millones”. Según la consultora, el efecto monetario del sector público fue expansivo en 0,5% de enero a julio. “Durante los próximos cinco meses la expansión alcanzaría el 2,4% del PIB”, proyecta ACM.

El equipo de Estudios Económicos del Banco Ciudad dice que se imprimirán unos $40.000 millones de aquí a fin de año. En el Gobierno creen que, en un contexto de debilidad en el nivel de actividad, mantener el gasto es importante para apuntalar el crecimiento. Cuando vuelva a crecer la economía, se descomprimirá la presión sobre las cuentas públicas.

El trilema

“El sistema monetariocambiario en cualquier economía está dado por la elección que hacen las autoridades económicas del denominado trilema imposible. Este trilema representa el conflicto de objetivos de política económica entre tener una política monetaria autónoma, mantener estable el tipo de cambio y estar integrado financieramente al mundo. Si bien todos estos objetivos son deseables, solamente dos de éstos son posibles de ser alcanzados al mismo tiempo y por lo tanto el tercero debe ser resignado”, dice un informe de la Fundación Mediterránea.

En promedio, las economías del mundo a lo largo de las últimas décadas muestran que han privilegiado una mayor integración financiera manteniendo cierto grado de independencia monetaria a costa de resignar en parte la estabilidad del tipo de cambio.

Según el centro de estudios, en los últimos años la Argentina avanzó a un esquema que privilegiaba una mayor independencia monetaria, con algún grado de flexibilidad cambiaria pero resignaba la apertura financiera con el resto del mundo. Recientemente, se “profundizó”: hay una menor flexibilidad del tipo de cambio (“el mercado cambiario oficial funciona más como tipo de cambio fijo que flexible”), se redujo fuertemente la integración financiera al mundo y se amplió la discrecionalidad de la política monetaria, por ejemplo, vía una nueva Carta Orgánica.

“Por elección o por necesidad, el actual esquema de la Argentina se basa en una relativa estabilidad del tipo de cambio oficial, una alta discrecionalidad monetaria (muy dependiente de las cuentas fiscales) y fuertes controles cambiarios”, dice el informe y duda acerca de la eficacia del mismo para resolver los problemas económicos: “Esta combinación, no luce adecuada para afrontar los actuales desafíos de inversión, de inflación y de amortiguación de shocks externos ante la elevada inestabilidad del escenario internacional”.

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