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¿Qué pasa con la economía?

¿Y qué hay que hacer?

18 junio de 2012

La Argentina viene perdiendo competitividad de manera sostenida debido a que la inflación, no reconocida por el Gobierno, supera la depreciación de la moneda. Desde 2007, la inflación acumulada supera el 140%, mientras que el peso se depreció 40% contra el dólar. Somos el país de América Latina que tuvo más inflación en dólares desde 2007. Desde 2010 se aceleró el problema: la inflación fue 60% y la depreciación 16%.

En segundo lugar, debido a una política energética errática, la Argentina se ha convertido en un importador neto de hidrocarburos. En 2003 casi no importábamos combustibles, mientras que en 2011 tuvimos que comprar más de US$ 9.000 millones en el exterior.

En tercer lugar, la incertidumbre monetariocambiaria, un pésimo clima de inversión producto de la arbitrariedad del Gobierno en sus intervenciones microeconómicas y una creciente carga tributaria llevaron a las empresas e individuos a refugiarse cada vez más en el dólar como reserva de valor. Mientras que en 2003-2006 salían US$ 1.500 millones por año en promedio del sistema, en 2007-2010 salieron US$ 48.000 millones y en 2011 US$ 21.000 millones.

Estos tres factores (pérdida de competitividad, necesidad de dólares para importar energía y una creciente “caminata” contra el peso) llevaron al Gobierno a imponer fuertes restricciones a las importaciones y a las compras de dólares. Estas medidas nos llevan al estancamiento con inflación. Las trabas al dólar han paralizado el mercado inmobiliario, y las restricciones a las importaciones redujeron la inversión. Cayó 35% interanual la importación de bienes de capital en abril, y la inversión total cayó 16%. El PIB cayó 2% desde su pico de octubre. El índice de demanda laboral de la UTDT en Capital y GBA cayó 38,5% interanual y el índice de confianza del consumidor, también de la UTDT, descendió 17% interanual en mayo.

¿Qué hay que hacer?

El problema es de diagnóstico: el Gobierno cree que con más controles, más intervención de Moreno y mintiendo sobre la inflación va a resolver el problema. Está comprobado que no es así. Moreno intervino el mercado de la carne y lo destruyó. Hay 10 millones de cabezas de ganado menos, y la carne está más cara que nunca. Se metió a manejar la papelera Massuh y la terminó de fundir. Se metió con los granos y creció la sojización. Se mete ahora con el dólar y complica al mercado inmobiliario y a las Pymes.

Si para sostener el modelo es necesario frenar la economía y violar cada vez más libertades: trabar la importación de libros, decidir qué podemos hacer con nuestros ahorros y complicar la salida del país, entonces hay que cambiar el modelo. El cambio empieza por combatir de frente la inflación, como hicieron Chile, México y Brasil, con un esquema de metas de inflación, dándole previsibilidad y tranquilidad a las familias y a las empresas, para que todos podamos organizar nuestras decisiones económicas.

Hay que desencadenar el potencial productivo de la Argentina: tenemos grandes oportunidades en sectores diversos como agroindustria, turismo, industrias creativas y muchos más, que hoy se ven ahogados por los controles arbitrarios del Gobierno. Hay que confiar más en la capacidad y creatividad de los argentinos, y menos en la coerción.

(De la edición impresa)

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