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Las 3 preguntas

Opinan Montamat, Apud y Navajas.

24 febrero de 2012

¿Por qué cayó la producción de petróleo y gas en la Argentina durante los últimos 10 años? ¿Es por culpa de la falta de inversión como dice el Gobierno o por otra razón?

Daniel Montamat (ex secretario de Energía ): La inversión en exploración para descubrir nuevas reservas fue mínima y tampoco se repusieron las reservas puestas en producción. El problema es más serio en gas que en petróleo. Las empresas son las responsables de invertir, pero el déficit de inversión es responsabilidad primaria de la política energética de estos años que entrampó reglas, precios y estrategia en una intervención discrecional cortoplacista.

Emilio Apud (ex secretario de Energía): Es por la falta de inversión de las empresas provocada por la errática y discrecional política energética aplicada por el kirchnerismo. Las mismas empresas que durante la década de 2000 no invirtieron o lo hicieron muy poco, en la década de los '90 invirtieron lo suficiente como para incrementar las reservas de petróleo 43% y las de gas 42% con niveles de producción que permitieron el autoabastecimiento y la exportación. En cambio en los 2000, las reservas de petróleo cayeron 15% y las de gas 55%. Todo esto pese a que el promedio de precio del barril de petróleo en los 2000 fue de U$S 80 y en los 90 de U$S 20.

Fernando Navajas (economista de Fiel y especialista en energía): Hay que separar petróleo de gas natural porque la gravedad es diferente entre ambos, tanto en el problema tecnológico como en el negocio de las dos producciones. La Argentina tiene un problema grave en gas natural porque dado el grado de penetración que éste tiene en su matriz, sostener una demanda como la argentina no va a poder hacerse con el gas convencional, el que no tiene otra alternativa que caer o vegetar. Por lo tanto la caída de la producción que estamos viendo se explica perfectamente por la relación reservasproducción. Las reservas cayeron porque no hay inversión, pero esto es una tautología. El problema es que la inversión que se necesita es mayúscula porque requiere provocar un cambio tecnológico. Y la política energética argentina no ha visto este fenómeno y especula a que las empresas hagan las inversiones primero cuando eso no es factible para la naturaleza del problema. Pero no es sólo la inversión. También es la mala economía de la energía detrás de la inversión.

¿Qué rol juega YPF en todo este asunto?

D.M.: Por su tamaño relativo, su declinación productiva y de reservas impactó en el conjunto de

la industria. En los últimos dos ejercicios ha empezado a revertir la tendencia en la caída de reservas. Su avance en la explotación de recursos no convencionales augura un horizonte muy interesante, pero para que esos recursos se desarrollen en escala hacen falta ingentes inversiones.

E.A.: Fundamental. En 2001 las reservas de petróleo totales en la Argentina eran de 2.950 millones de Barriles (MBp) y las de YPF de 1050 MBp, es decir que las reservas de YPF eran el 36% de las totales. En 2010, las reservas totales cayeron a 2.500 MBp, unos 450 MBp, 15% mientras que las de YPF bajaron a 500 MBp, es decir 550 MBp o el 52%, reduciendo entonces su participación en las reservas a un 20%. Toda esta descapitalización con el consentimiento del Gobierno nacional y de los provinciales.

F. N.: Un lugar común es mirar los datos de la empresa más grande en gas natural (YPF, hasta hace poco) y el área más grande (Loma de la Lata) y concluir que entonces la empresa es responsable. Pero eso es otra tautologia. Los datos de YPF y la producción del yacimiento caen porque la relación reservas-producción y el grado de madurez que ambos tienen, dentro del paradigma del gas convencional, los lleva a caer. Cuando se estudia la relación producción-reservas de 200 áreas productivas desde el 2004 a la fecha, se ve que YPF o LLL no son diferentes de lo que uno esperaría. Y no son diferentes del resto, que cae igualmente si se ajusta por madurez y reservas. Es decir que el problema es más general y atribuirlo a YPF es una mentira verdadera. Es verdad porque cae y contribuye más. Es mentira porque esconde un fenómeno más general y que tiene que ver con una transición tecnológica que si no se percibe adecuadamente lleva a errores fatales para la energía y la macro argentina.

¿Cuál será el déficit comercial energético en 2012 y cuál podría llegar a ser en 2013?

D.M.: Según la desaceleración económica, el déficit comercial energético, incluyendo la electricidad, podría alcanzar los U$S 6.000/7.000 millones. Si no hay cambios fundamentales en la política del sector este déficit va a seguir creciendo.

E.A.: En 2012 del orden de los U$S 5.000 millones y en el 2013 arriba de los U$S 7.000 millones, siempre que se mantuviera un crecimiento del PIB por encima del 4%.

F. N.: Aquí hay otro juego de los equívocos si no se tiene en cuenta que la demanda de energía va a depender de la temperatura y de cuanto se va a desacelerar la economía. Es obvio que además de los precios del petróleo. Es fácil caer en el error de ver que si en 2012 no se abulta el déficit entonces la cosa se suaviza. Lo relevante es estimar el agravamiento del déficit en un escenario estructural, para igual temperatura e igual crecimiento de la demanda. Si la oferta de energía sigue

cayendo, y eso va a ocurrir casi inevitablemente, no es difícil pronosticar un crecimiento del

déficit comercial. Yendo al 2012 y teniendo en cuenta, para mí, que la economía se desacelerará muy fuerte, el déficit será U$S 1.500 millones adicionales al de 2011, excepto que tengamos un invierno muy suave.

(De la edición impresa)

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