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Un año favorable para la Argentina

Un balance constructivo.

23 diciembre de 2011

El año que concluye ha sido positivo para la Argentina. A lo largo de 2011 se desarrolló un intenso ciclo electoral en el cual las instituciones democráticas funcionaron a pleno y se pusieron en marcha algunas reformas importantes. En primer lugar, debe destacarse el mecanismo de primarias abiertas que, con algunas modificaciones, está destinado a consolidarse en la cultura política argentina. También entraron en vigencia nuevos sistemas electorales en Córdoba y Santa Fe que significaron un avance con relación a los anteriores. Otro dato distintivo del año que  concluye fue el gran número de reelecciones. Esto refleja, más allá de las ventajas que poseen los que están en el poder, una aceptación bastante extendida de la sociedad hacia quienes gobiernan en los distintos niveles. No es una cuestión menor en un momento en el cual las autoridades de muchos países están cuestionadas y abundan las críticas al funcionamiento de los distintos sistemas políticos.

En gran medida ese apoyo se explica por el buen desempeño que tuvo la economía en los últimos años. Ese es el otro aspecto positivo del año que concluye porque la Argentina, al igual que la de otros países de la región, siguió creciendo. Esa realidad debe ser aún más valorada en un contexto en el cual los países desarrollados están virtualmente estancados, con elevados niveles de endeudamiento en muchos casos y con altas tasas de desempleo. Por lo tanto, la Argentina mejoró tanto en términos absolutos como relativos. Esto se explica porque las condiciones internacionales, que en líneas generales fueron adversas desde mediados de los años '70 hasta comienzos de este siglo, se revirtieron. Hoy el mundo es amigable para la Argentina, entre otras razones porque recuperaron valor aquellos productos que constituyen el núcleo de nuestra oferta exportadora. No se puede explicar el avance argentino durante la última década sin ese contexto global.

Pero allí no se agotan las explicaciones porque las decisiones políticas locales también fueron determinantes. En estos años el país se desendeudó, se fortaleció el consumo y se expandieron los

ingresos. Claro que algunos de los pilares de la economía como los superávit fiscal y externo y el tipo de cambio competitivo se han deteriorado en los últimos años y por eso es necesario que en 2012 ese proceso se revierta dado que el contexto global puede ser más complicado. También en el año que se inicia habrá que enfrentar el desafío de seguir avanzando para pasar de la cantidad a la calidad. En los últimos años la Argentina produce más bienes y servicios, tiene más empleos y más personas en el sistema educativo. Ahora deberá procurar darle mayor valor agregado a su producción, impulsar el empleo registrado y de calidad y mejorar el nivel educativo.

Poder discutir estos temas y plantearse esos objetivos a diez años del estallido de un sistema económico que desde hacía tiempo era inviable y que conmocionó a todo el sistema político es, sin lugar a dudas, un logro de los argentinos.

(De la edición impresa)

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