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3 preguntas

El dólar y su impacto en la economía.

04 noviembre de 2011

La fuga de capitales en octubre fue récord. ¿Cómo cree que seguirá ?medidas del Gobierno mediante? la demanda de dólares en el corto plazo?

Eduardo Levy Yeyati (Profesor de la UBA y la UTDT): Dependerá de la respuesta del Gobierno. Si insisten con los controles para sostener un dólar barato, cosa que a esta altura sólo se explicaría por una resistencia política a dar el brazo a torcer, esperaría que continuara la presión cambiaria, con menor flujo (saldrían menos dólares a un tipo de cambio paralelo más alto) y mayor dispersión de tipos de cambio con traslado paulatino del paralelo a los precios de los bienes transables (los proveedores de mercadería importada ya calculan el precio en pesos aproximando a un dólar paralelo que nadie sabe bien dónde está), tasas en alza (por la iliquidez generada por la dolarización de ahorros) y, eventualmente, un impacto negativo en la inversión y el consumo. Si, en cambio, flexibilizan los controles y el tipo de cambio, aún es factible anclar las expectativas cambiarias mediante la intervención en un nivel ligeramente más apreciado y creíble, limitando su impacto sobre el crecimiento.

Hernán del Villar (Ex director del Banco Central): Bajará claramente la compra de divisas por atesoramiento. Se ha visto en los primeros tres días de operaciones que la venta de divisas del Banco Central por atesoramiento ha disminuido. Las regulaciones establecidas dificultan las operaciones tanto de los individuos como de las empresas y tendrán resultado en el corto plazo. El interés de la demanda se mantiene pero no puede concretar la compra de divisas al precio del mercado oficial.

Luciano Cohan (Economista jefe de Elypsis Asociados): Las recientes medidas del Gobierno, y las que se especula que podrían venir en las próximas semanas, van en el sentido de acotar el tamaño del mercado formal de divisas. Al no atacar las verdaderas fuentes que generan la demanda (las expectativas de devaluación, la mayor aversión al riesgo y la creciente incertidumbre) es demasiado optimista creer que esta demanda excedente no alimentara el desarrollo de un mercado paralelo. De ser así, y aunque los indicadores oficiales de formación de activos externos pueden mejorar, se perderán los indicadores para medir la verdadera dimensión del fenómeno.

¿Cree que se acelerará el ritmo de devaluación nominal del peso versus el dólar?

E. L. Y.: Cada día que pasa aumenta el costo político de revertir la estrategia, un poco a la manera, salvando las distancias, de la saga de la Resolución 125. Entonces no hubo cambio de táctica y terminó mal para el Gobierno. Si aquella lección sirvió de algo, hoy deberían acelerar la depreciación para estabilizar el tipo de cambio en niveles más realistas que, si el contexto mundial no se deteriora, no deberían estar muy por encima de los actuales.

H. D. V.: Sí. No se puede perder más competitividad cambiaria. Con una inflación rondando el 20%, el ritmo de devaluación no puede seguir en 7/8% sino que ebe acercarse a un ritmo no menor al 15% anual. El nivel del tipo de cambio multilateral está bien pero con diferencias muy grandes según los mercados: estamos competitivos con el real y muy poco competitivos en el área dólar.

L.C.: El Gobierno ha invertido un elevado costo reputacional para sostener el precio del peso. La propia dinámica de la economía en términos de inflación, cuenta corriente y demanda de activos en dólares permiten suponer que la divisa debería seguir la tendencia ascendente que mostró en el pasado reciente. Sin embargo, si el Banco Central se mantiene firme en su postura férrea sobre el dólar oficial, no extrañaría que tenga poca variación en el corto o mediano plazos. En ese caso, el riesgo es que pierda representatividad y que la referencia comience a ser la de las cotizaciones

paralelas.

¿La tensión cambiariofinanciera desacelerará aún más el nivel de actividad económica?

E. L. Y.: Como señalé, la dolarización de los ahorros resta fondos al consumo. A su vez, la incertidumbre y las tasas altas asociadas a una fuga del peso desalientan la inversión. Hoy el

riesgo principal para la Argentina dejó de ser Grecia y pasó a ser la posibilidad de una corrida

cambiaria autoinfligida que inhiba la actividad económica, ya amenazada por un mundo de bajo crecimiento. Esto podría conducir a una estanflación, una situación de estancamiento con inflación que experimentamos brevemente a mediados de 2009 y que suele tener un alto costo político y social.

H. D. V.: La economía evolucionó muy bien hasta ahora en 2011. El PIB crecerá en torno al 7%, y

el tercer trimestre anualizado mostró una razonable desaceleración, creciendo al 4,5% anual. Pero vamos camino a una mayor desaceleración producto de la situación internacional, la menor liquidez, la suba de las tasas de interés locales y el menor crecimiento del crédito.

L. C.: La evolución del nivel de actividad dependerá críticamente de lo que haga el Gobierno. Pero, al decidir abandonar el dólar como herramienta contracíclica, combinado con medidas que alientan la fuga del peso, la economía se enfrenta a una postura innecesariamente recesiva de la política económica, lo cual amplifica el shock negativo al que se enfrenta el país por el deterioro de la situación global.

(De la edición impresa)

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