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¿Por qué no se ven los resultados del gasto récord en educación?

Luces y sombras de una área clave.

Jorge Colina 07 septiembre de 2011

En los últimos días surgieron dos estudios de economistas sobre el desempeño de la educación

pública en estos años. Uno se trata de un trabajo de la consultora SEL, dirigida por Ernesto Kritz y el otro es del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), capitaneado por Jorge Colina.

Ambos tienen una visión crítica sobre la misma problemática: el sistema público de educación falla a la hora de proveer su servicio a los más pobres.

Los motivos, según Kritz y Colina, varían. Para el primero es porque los hogares de menos recursos recurren cada vez más a la educación privada. Colina ?que centra su análisis un poco más en la etapa universitaria? aduce que a las clases más bajas todavía se les dificulta su inserción

en la formación.

Educación privada en alza

Según el trabajo de Kritz, entre 2003 y 2010, la asistencia a establecimientos privados de la población en edad escolar del cuartil de menor ingreso familiar per capita creció más de 55%. En las edades correspondientes al nivel primario (5 a 13 años), el aumento fue de 75%. “En este grupo social, la asistencia educacional de la población de 4-24 años creció 3,3 puntos, es decir casi 2 más que en el promedio de los hogares. Esto representa un logro muy significativo pero que se explica, sobre todo, por el incremento de la proporción asistente a los establecimientos privados. La asistencia a escuelas públicas ha evolucionado sensiblemente por debajo del total”.

El tema no es menor. En 2010 el gasto público en educación superó los $90.000 millones. Esto significa un aumento a precios constantes de más de 2,5 veces y de 2,6 puntos en el PIB con relación a 2003. Este es, probablemente, el esfuerzo más importante realizado desde el Estado en muchas décadas. Lo llamativo, sin embargo, es que, junto con este aumento de recursos, la escuela pública ha venido perdiendo terreno respecto de la enseñanza privada. Es cierto que una parte significativa de esta última recibe financiamiento estatal a través de los subsidios para el pago de salarios docentes, aunque el grueso del crecimiento del presupuesto educativo es para las escuelas de gestión pública.

Según Kritz, entre 2003 y 2010, la asistencia educacional de la población de 4 a 24 años creció 1,4 puntos, pero la proporción de los que concurren a escuelas públicas bajó 2,3 puntos y la de quienes asisten a escuelas privadas aumentó 3,6 puntos. Esto implica que prácticamente toda la mejora en la asistencia se explica por el incremento en la matrícula de las últimas. “Considerando la población de 5 a 18 años, la matrícula total de las escuelas públicas, incluyendo educación para adultos y otras modalidades especiales, aumentó 3,7%, y la de las escuelas de gestión privada 20,8%”, muestra el informe de SEL.

“Casi dos tercios de la ganancia en la asistencia de las escuelas privadas es por transferencia ?es decir, pérdida? de las escuelas públicas”.

En la universidad

Según el trabajo de IDESA, “la calidad y el acceso a la educación en la Argentina son muy diferentes según el estrato socioeconómico al que pertenecen los niños y jóvenes. En general, los pobres son expulsados muy tempranamente de la educación básica, lo que les impide acceder a la universidad, aun cuando sea libre y gratuita.

Mientras que en Chile la baja accesibilidad de los pobres a la educación es motivo de intenso debate, en la Argentina prevalece un pasivo conformismo frente a las regresivas consecuencias que conlleva la mala organización del sistema educativo”.

Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, en el grupo de jóvenes con edades entre 20 y 25 años aparecen las siguientes tendencias:

-El 24% del total de los jóvenes cursa estudios universitarios, mientras que el 17% no estudia, ni

trabaja, ni busca trabajo.

-Entre el 20% de los hogares de más altos ingresos, el 43% de los jóvenes cursa estudios universitarios mientras que menos del 5% no estudia, ni trabaja, ni busca trabajo.

-En cambio, entre el 20% de los hogares más pobres, sólo el 12% cursa estudios universitarios mientras que el 30% no estudia, ni trabaja, ni busca trabajo.

Según el trabajo de IDESA, los datos oficiales señalan que para las familias pobres el acceso a la universidad es una alternativa remota. “La mayoría de los jóvenes pobres desertó mucho antes de estar en condiciones de ingresar a la universidad y los pocos que terminan el nivel medio lo hacen con severas deficiencias de formación”.

En las mediciones internacionales, el deterioro que sufre la Argentina en cuanto a calidad educativa es notorio. Según PISA, la Argentina califica quinta, detrás de Chile, Uruguay, Colombia y Brasil. A esto se le agrega los datos de la EPH que demuestran que la universidad, aun cuando se declame libre y gratuita, en la práctica es altamente elitista.

Estos resultados son consecuencia de gruesos errores estratégicos, argumenta el trabajo. “Para revertirlos, es fundamental dar prioridad en la asignación de los recursos a la educación básica e incorporar incentivos que induzcan una mejor gestión educativa”.

(De la edición impresa)

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