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El contexto económico del Norte sigue siendo volátil

El riesgo es que haya menos crecimiento global.

15 agosto de 2011

La rebaja de su calificación de triple A a la categoría inferior es un símbolo de la crisis de deuda que atraviesa Estados Unidos, a tres años del inicio de la recesión en 2008. No hay solución mágica para destrabar el problema. Por ahora se va tirando e intentando alejar el fantasma del default. La lucha de poder entre los partidos dilató la decisión en el Congreso. Esto desgastó políticamente a Barack Obama, que no viene bien perfilado para su reelección.

La economía es su gran asignatura pendiente y no parece que vaya a mejorar en lo que queda de su mandato. La deuda americana que equivale a 91% del PIB, supera el número ideal de Maastricht de 60% pero es inferior, por lejos, a la deuda japonesa y a la de varios países europeos.

Algunos economistas como Paul Krugman son propensos en este contexto cuasi recesivo a la expansión fiscal y otros, en cambio, fomentan la contención del gasto. ¿Defensa, Medicare, Medicaid? Donde concretar el ajuste es la gran pregunta de estos días, después de que el Congreso decidió subir el tope de endeudamiento.

La economía está enferma desde 2008 y las tasas de crecimiento de 2011 son muy bajas para compensar la destrucción de ocho millones de empleos durante la crisis. Se han creado sólo 117.000 puestos en julio y el desempleo está cerca del 9% que para Estados Unidos es un porcentaje muy elevado. A esto se le agrega el dato no menor que la duración media del desempleo es de 40 meses, el doble que en 1981.

Hay paralelismos con Europa

En ambos procesos se echa en falta la coordinación y el liderazgo. El Fondo Monetario todavía está lejos de tener la reputación suficiente para influir en la agenda. El G7 fue desplazado por el G20. El G2 (China y Estados Unidos) es el más activo.

Los bancos centrales de EE.UU.y Europa están con poco margen para actuar. En concreto, Ben Bernanke poco podrá obtener de un QE3 (Quantitative Easing). Recientemente hemos visto que el BCE anuncio que comprará bonos en el mercado para blindar a Italia y España. Es una buena señal a pesar de la postura fiscalista rigurosa de Alemania.

Por otra parte, Grecia, marginal en cuanto a su PIB, sigue dando dolores de cabeza por eventuales contagios. Se ha establecido un nuevo rescate y se avanzó en el compromiso por parte del sector privado. El programa en curso supone reducción de gastos, privatizaciones y ajuste de costos para fortalecer la competitividad. La duda es que Grecia no tiene soja o equivalente como la Argentina para reeditar nuestro ciclo expansivo a partir de 2003 y tampoco moneda propia para

devaluar.

Algunos analistas locales sugirieron incluso “pataconizar” la economía griega. Otros plantean, como Kenneth Rogoff, que podría haber un abandono temporario del euro. Tanto el euro como el dólar son monedas de refugio y reserva que seguirán vigentes pero con un prestigio más recortado que dará paso a otras divisas.

China sigue a su ritmo y se queja de la desprolijidad americana. En su principal acreedor externo con 1,2 billones de dólares. Japón no se queda muy atrás.

El contexto para los emergentes es favorable por la liquidez y la devaluación del dólar, que se manifiesta en la suba de lascommodities. El riesgo que se enfrenta es la amenaza de W en Estados Unidos y Europa que contagie al nivel de actividad global. Terminaría así la racha de crecimiento que desde 2010 tenemos en el Sur.

(De la edición impresa)

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